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Kiev moviliza al Ejército para aplastar la rebelión prorrusa en el este

El presidente ucranio exige a los rebeldes que se rindan antes de las ocho de la mañana del lunes "Depende de Occidente evitar una guerra civil en el país", dice el Ministerio de Exteriores ruso

Pilar Bonet
Un rebelde prorruso vigila ante la sede de la policía en Slaviansk.
Un rebelde prorruso vigila ante la sede de la policía en Slaviansk. GLEB GARANICH (REUTERS)

El presidente interino de Ucrania, Alexander Turchínov, anunció este domingo por televisión que el Ejército será empleado en una “operación contraterrorista” en el este del país, de acuerdo con la decisión tomada por el Consejo de Seguridad Nacional y Defensa (CSND), y emplazó a los rebeldes a deponer las armas antes de las ocho de la mañana de este lunes (hora peninsular española). “Estamos dispuestos a responder a los intentos de invasión y no permitiremos que los sucesos de Crimea se repitan en el territorio de Ucrania”, afirmó el jefe del Estado en funciones en una alocución que fue criticada inmediatamente por el ministro de Exteriores de Rusia, que la tildó de “orden delictiva”.

“Ahora es responsabilidad de Occidente evitar una guerra civil en Ucrania”, dijo el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, en un comunicado en el que se anuncia también que Rusia planteará con carácter urgente un debate sobre la situación en el Este de Ucrania en el Consejo de Seguridad de la ONU. Según Moscú, los países europeos que apoyaron las protestas en el Maidán, así como Estados Unidos, “están obligados a poner bajo control a sus pupilos, a instarles a que se distancien de los neonazis y otros extremistas y a cesar en el empleo de las fuerzas armadas contra el pueblo ucranio”. “Precisamente en estos momentos depende de Occidente evitar la guerra civil en Ucrania”, subraya el comunicado.

La arriesgada decisión de emplear el Ejército supone de hecho el reconocimiento del fracaso de los esfuerzos emprendidos por el poder central durante el fin de semana para someter a Donetsk. En esta región minera e industrial, que encabeza la rebelión contra la política de Kiev, las Tropas de Intervención Especial, las antiguas Berkut, se han pasado al lado de la oposición y el número de ciudades controladas por los sectores prorrusos aumentó en la jornada del domingo. También se registraron víctimas por la mañana en las inmediaciones de Slaviansk, donde por lo menos dos personas —un oficial de los servicios de Seguridad de Ucrania y un activista proruso—, resultaron muertas y varias heridas durante incidentes ocurridos durante el primer intento de iniciar la “operación antiterrorista”.

Ese intento de iniciar una acción de fuerza en defensa del orden público se paralizó cuando las fuerzas del Ministerio del Interior se negaron a desalojar a los ocupantes de edificios públicos sin cobertura de carros blindados. De ahí que haya sido necesario involucrar al Ejército. Involucrados también en la “operación antiterrorista” han sido los activistas de las Fuerzas de Autodefensa del Maidán (las protestas) de Kiev, que han recibido entrenamiento antes de ser incorporados a la Guardia Nacional. El viceministro del Interior, Nikolái Velichkovich, dijo el domingo que los reservistas de la Guardia Nacional han sido convocados para incorporarse al servicio en el distrito de Slaviansk, según la agencia Ukrainform. En el batallón que se envía a la zona de conflicto hay 350 personas.

En una sesión abierta a la prensa celebrada en la Administración Provincial ocupada en Donetsk, el Gobierno de la autoproclamada República Popular de Donestk (RPD) anunció que una columna de tanques del Ejército ucranio que se dirigía como refuerzo a Slaviansk había confraternizado con los activistas prorrusos, a los que se sumaron cosacos procedentes de Crimea. Según el portavoz de la RTD, en lugar de entrar en la ciudad los tanques se dirigieron hacia Járkov. Además de Slaviansk, los activistas de la RPD se habían hecho fuertes en las localidades de Gorlovka, Kramatorsk, Yenákeva y Mariúpol, ciudad esta última donde se registraron enfrentamientos.

Slaviansk estaba tranquila el domingo por la tarde, según pudo comprobar esta corresponsal en una visita a la localidad. En los accesos a la ciudad y en varios puntos de la misma había barricadas formadas por los activistas partidarios de la República Popular de Donetsk y del referéndum de autonomía. Frente a la sede de la policía local, entre pancartas contra la OTAN y contra los “eurofascistas”, un letrero indicaba la presencia de las Milicias Populares de Donbás.

En el puente sobre el rio Torez montaba guardia un grupo de 26 cosacos armados con fusiles Kálashnikov. Su atamán (jefe), que dijo llamarse Artur Airiapetian, contó que había llegado anteayer en autobús procedente de Simferópol (Crimea) y que había recibido las armas al llegar a la ciudad. En el grupo había otros cosacos de Crimea, afirmó el uniformado que llevaba el rostro protegido por una máscara. “En Crimea era más fácil de controlar, porque hay mar por todas partes, y aquí estamos en la estepa, en un enorme espacio”, manifestó el jefe cosaco. Slaviansk sufre gravemente la crisis de la falta de pedidos de Rusia, ya que eran éstos los que daban trabajo a la ciudad hasta el pasado febrero, según manifestó un habitante local.

La ocupación de edificios administrativos, sobre todo cuando se trata de comisarías o sedes de los servicios de seguridad, lleva aparejada la captura de armas. Las armas se encuentran también en cantidades difíciles de determinar en la sede de la Administración de Donetsk.

Un incidente registrado el domingo en el séptimo piso de la Administración provincial puso en evidencia la volatilidad de la situación, cuando una pistola que estaba contenida en una bolsa se disparó al caer casualmente. Con el ruido del disparo, cuando todavía no estaba claro lo que había ocurrido, un numeroso grupo de gente sacó sus armas, dispuestas a utilizarlas, señalaba un activista del grupo OPLOT, uno de los que se cobijan en la Administración provincial. Según el activista, la pistola que se disparó pertenecía a una activista recién llegada desde un pueblo de la región.

En su alocución, Turchinov prometió que no habría castigo para los que abandonen los edificios ocupados para lo que tienen de plazo hasta el lunes por la mañana. Aseguró también que las autoridades están dispuestas a examinar la ampliación de los derechos de las regiones y la renovación de las instituciones locales, pero que no permitirán el separatismo. El presidente en funciones exhortó a los habitantes del Este del país a “no ser un instrumento en la cínica guerra” que “empuja” a Ucrania al “enfrentamiento civil”.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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