EE UU no aprobará, de momento, al embajador propuesto por Maduro

La oferta de intercambio de embajadores que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, reiteró la semana pasada a su homólogo estadounidense a través de un artículo de opinión en el diario The New York Times tendrá que esperar. La responsable para América Latina del Departamento de Estado, Roberta Jacobson, ha asegurado este miércoles en el Congreso que, de momento, no se va a otorgar el plácet al representante diplomático que el mandatario venezolano designó a finales de febrero. Para la Administración estadounidense, el diálogo que Caracas debe entablar tiene que dirigirse a la oposición chavista y no a retomar la relación bilateral con Washington.

“No vamos a autorizar la entrada del embajador venezolano a EE UU todavía porque creemos que las acciones deben tomarse en Venezuela, con los venezolanos encauzados en un diálogo y con nosotros haciendo todo lo posible por facilitarlo”, ha señalado Jacobson durante una audiencia en la Cámara de Representantes. “No vamos a permitir que la atención se centre en nosotros o que el debate se concentre en nuestra relación bilateral”.

El mes pasado, en medio de las protestas en su país y de la creciente censura de intelectuales y artistas extranjeros sobre la represión de su Gobierno, Maduro designó a Maximilien Sánchez Arveláiz como el nuevo representante de Venezuela ante la Casa Blanca. Con el nombramiento, el presidente venezolano trataba de tender puentes hacia EE UU -a quien, por otro lado, insiste en culpar de orquestar y promover las protestas ciudadanas- y contrarrestar su malograda imagen internacional.

Washington, sin embargo, no se inmutó ante este gesto de acercamiento y exigió a Venezuela “mayor seriedad” antes de proceder al intercambio de embajadores. Desde el Departamento de Estado se recordó que, días antes, el Gobierno de Maduro había ordenado la expulsión de tres altos funcionarios estadounidenses en Caracas, acusándolos de alentar las manifestaciones. Jacobson ha dejado claro este miércoles que el camino para reconstruir la relación bilateral pasa, primero, por involucrarse en un diálogo serio con la oposición.

En junio del año pasado, dos meses después de su toma de posesión, Maduro inició el proceso de descongelación de las relaciones con EE UU, sin embajadores en ambos países desde 2010, un gesto que se escenificó en Antigua (Guatemala) con el encuentro entre el secretario de Estado, John Kerry, y el canciller venezolano, Elías Jaua. La senda de ese acercamiento ha sufrido profundos baches, como el del pasado mes de octubre, cuando Caracas, primero, y Washington, en respuesta, decidieron expulsar, respectivamente, a sus principales responsables diplomáticos.

En las últimas semanas, Jaua ha acusado a Kerry de ser un “asesino” y lo ha responsabilizado de la violencia en Venezuela, unas provocaciones a las que EE UU no ha querido entrar, limitándose a pedir al Gobierno de Maduro que cese la represión y que responda a las exigencias de mayor democracia que le reclaman desde la calle. Desde el Congreso, muchos senadores y congresistas, tanto demócratas como republicanos, han pedido a la Administración Obama más contundencia respecto de la situación que se vive en Venezuela. A la resolución solicitando al presidente que use de su poder ejecutivo para imponer sanciones a Venezuela, se ha sumado una propuesta de ley bipartita que autoriza medidas de castigo sobre particulares y empresas venezolanas afines al chavismo.