Los Ángeles tiembla
Tras el terremoto de magnitud 5.1 del pasado viernes, cerca de 175 réplicas han sacudido la ciudad. La falla de San Andrés parece haber despertado de su letargo tras dos décadas
“Scary to think what might be in store next” (Da pánico pensar que es lo siguiente que va a pasar). Es el twit de Murray S.Rowe, uno de los muchos que desde el pasado viernes ha inundado las redes sociales con los comentarios e imágenes de los temblores que han sacudido LA. La red bullía emocionalmente al ritmo de las sacudidas de dos terremotos consecutivos: Uno relativamente pequeño, de intensidad 3.6, seguido de otro muy largo y envolvente, de magnitud 5.1.
Afortunadamente no ha habido que lamentar pérdidas humanas y tampoco daños materiales considerables, más allá de ventanas, tuberías rotas y algunos desperfectos en los edificios. Aún así, tal y como ponía de manifiesto Twitter, hubo nervios, miedo, humor mordaz, sangre fría, y el aliento contenido durante las cerca de 175 réplicas que durante el fin de semana se han sucedido, tras los temblores del viernes.
Y eso que los angelinos saben muy bien que la ciudad se asienta sobre la falla de San Andrés, una poderosa grieta geológica que cruza gran parte de California y que se caracteriza por tener una intensa actividad sísmica. Si bien, durante los últimos 20 años se ha mantenido en relativa calma y el sur de California ha podido respirar tranquilo, olvidándose de que los terremotos forman parte de la naturaleza del territorio en el que viven. En 1994 un terremoto muy violento, de intensidad 6.7 colapsaba las autopistas de la ciudad y mataba a 54 personas.
Sin embargo los temblores del fin de semana han sido un toque de atención para recordar a la ciudad que necesita hacer frente a las deficiencias que tiene en lo relativo a combatir el impacto de los futuros terremotos. Según los geólogos, “podríamos muy bien estar ante un ciclo en el cual terremotos en torno a una magnitud 5 se convertirían en eventos rutinarios y normales”.
“Las dos últimas décadas han sido las más tranquilas que hemos vivido”, asegura Lucile M. Jones, una sismóloga del United States Geological Survey. “Quizás este sea el comienzo de niveles más normales de actividad sísmica”, manifiesta quien ha sido elegida por el alcalde, Eric Garcetti, para asesorar al Ayuntamiento en la puesta en marcha de un plan antisísmico que combata las muchas deficiencias que la ciudad tiene en estos momentos en esta materia.
Las principales carencias que habría que combatir urgentemente son, a juicio de quien es conocida en LA como Earthquake Lady (señora terremoto): “ Reforzar las estructuras de cientos de viejos edificios que colapsarían afectados por un terremoto de fuerte intensidad, y diseñar un plan alternativo en el caso de que se produzca una catástrofe en el suministro de agua y en las comunicaciones vía internet, teniendo en cuenta que los cables de ambos servicios cruzan San Andreas Fault”.
Tanto el alcalde como M. Jones coinciden en señalar que lo positivo de los temblores de este fin de semana es que va a ser más fácil concienciar a los propietarios de los viejos edificios de lo que tienen que hacer para repararlos. “Hay vidas reales en peligro”, apunta M. Jones. “Sabemos con toda seguridad que si estos edificios colapsan van a matar a mucha gente”.
De momento parece que las réplicas han cesado, pero los angelinos permanecen en alerta, con la mirada puesta en los caprichos de la falla sísmica que habita bajo sus pies.
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