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Quiebro estratégico

Lluís Bassets

Del golpe de mano de Putin va a salir un mundo nuevo. Probablemente más peligroso y en todo caso peor que el anterior. La fulgurante crisis ucrania no ha sido una acumulación de desgracias y despropósitos fruto de la casualidad, sino la erupción de un volcán que yacía dormido esperando el momento propicio para abrirse camino por las grietas de la tierra. Pronto nos daremos cuenta de que ya no sirven las viejas ideas.

La multipolaridad, el G-2 formado por Estados Unidos y China, el mundo de nadie, están caducando a toda prisa mientras emergen dos grandes bloques, más permeables que los de la guerra fría, menos polarizados, pero dispuestos a pelearse a cara de perro por la hegemonía, es decir, por el dominio y la influencia territorial, la capacidad de disuasión militar y el control de recursos naturales, materias primas y fuentes de energía.

La relación transatlántica, en su aspecto militar, la OTAN, y todavía más en sus aspectos comerciales, tendrá poderosos estímulos para reforzarse. También convendrá anudar bien los lazos transpacíficos de la alianza comercial entre Estados Unidos, Canadá, México, Perú y Chile con Australia, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Brunéi y Singapur. La primera tendrá a Rusia enfrente y la segunda a China, sometidas ambas al nuevo magnetismo de atracción mutua que provoca la erupción crimea.

Los 28 enanos europeos se verán empujados a dotarse de una política energética común para evitar que se los coma en dos inviernos el gigante gasístico vecino: veremos qué queda de los buenos propósitos medioambientales sobre prohibición del gas de esquisto, cierre de centrales nucleares o reducciones de emisiones de CO2, y del veto estadounidense a toda exportación energética. Lo mismo sucederá con las inexistentes políticas de defensa y exterior europeas, azuzadas ahora por la exhibición del vecino bravucón y por la autoridad de la única voz que sale del Kremlin.

Frente a una alianza transoceánica global, aparece el dibujo de puntos de una gran alianza terrestre promovida por Moscú sobre la mayor parte del continente euroasiático. El capitalismo regirá en ambos segmentos del nuevo planeta dividido, pero las reglas, sistemas políticos y valores diferirán radicalmente. Y nos sorprenderemos al ver cómo funcionan bajo este nuevo régimen aquellos viejos términos aparentemente liquidados que dividían sociedades y países entre derechas e izquierdas.

Comentarios

Uno de los mejores artículos de política internacional que se han publicado en este periodico en estos últimos meses.En mi humilde opinión, usted acierta completamente al declarar el fin de la era unipolar, aunque también lo hace usted de manera muy tímida, a pesar de dar en el clavo.Si se acepta este hecho, creo que la mejor política no es reforzar la OTAN y aislarse energéticamente porque la autarquía política es sinónimo de enemistad.Desde el punto de vista occidental es mucho mejor tender la mano al resto de las potencias en el consejo de seguridad y definir áreas de influencia, y aprovecharnos del segundo pilar de nuestra cultura, la democracia, sustituyendo el gobierno económico imperante y atacando las características esclavistas de nuestros rivales, que ir a la guerra con potencias nucleares.Le invito a usted y otros lectores a visitar nuestra página y ejercer su derecho de participación ciudadana:http://www.escueladiplomatica.com/el-acuerdo-de-asociacion-con-ucrania-association-agreement-ukraine/Un saludo.
Sr. Bassets, le escribo desde India donde vivo y cuando leo los articulos geoestrateticos y geoeconomicos con sesgo europeista veo que en Españaviven en una realidad virtual . Cuando se vive en Asia todos los esquemas occidentales fallan . Aqui se ha celebrado y apoyo la de accion de Putin en Crimea y lo mismo en China. En Asia se admira la decision , la fuerza y el poder . Y todas las mandagas de los 25 pitufos de la UE ( se respeta a UK, Francia y Alemania, por este orden ya que son potencias nucleares los dos primeros y del Consejo de Seguridad un gigante economico el tercero. A US con un presidente afroamericano , aqui donde el color ,al igual que en Africa y Latinamerica importa mucho , no tiene ningun prestigio. Si fuera un WASP con iniciativa y liderazago seria otra cosa. En resumen Putin representa perfectamente los valores asiaticos: decision, liderazgo, fuerza, valores como patria, religion y etnia. Putin sabe que la Europa de lo politicamente correcto no vende ni en Pekin, Moscu, Delhi , Seul, Astana , Manila ni en Tokio.
Hablar de "dos bloques" es una mentira y una manipulación.Sólo existe un "bloque" y por el otro lado, una serie de países soberanos que parcialmente no comparten la política exterior de Estados Unidos, pero que no constituyen entre si un bloque aunque puedan llegar a colaborar eventualmente de manera defensiva frente a la política extremadamente agresiva de los Neconservadores basada en al idea trotskista de la revolución permanente. El apoyo a los Golpes de Estado en Venezuela, Ucrania, Egipto o Turquía y las invasiones militares de Irak, Libia o Afganistán, son sólo un reflejo del totalitario Programa para un Nuevo Siglo Americano, publicado por los Neocon.El Totalitarismo político no acepta el triunfo de ningún partido que no cuente con la certificación de Washington DC. En caso de producirse, si la alternativa (nuevas elecciones) fracasa, sólo cabe apoyar un Golpe de Estado.El Totalitarismo informativo califica a la opción política "no convencional" como un enemigo que debe ser abatido a la fuerza, sin ninguna concesión, con la manipulación que pudimos comprobar a propósito de los Juegos de Sochi o vemos en Ucrania, Venezuela, Turquía...o pudimos ver en la propia Francia cuando Jacques Chirac y Gerhard Schroeder aprobaron la creación de un Cuartel Militar autónomo separado de la OTAN. La campaña que se emprendió contra Francia por no apoyar la invasión de Irak, es un reflejo de la manipulación de los Neocon, llamando a Francia anti-semita.El Totalitarismo busca un dominio global de los Estados Unidos sobre el resto de las naciones, una situación de sumision y no de colaboración aunque se vista de seda. La NSA y su política de grabaciones indiscriminadas de las conversaciones de millones de europeos y de cientos de miles de horas grabadas de las webcams con contenido sexual, no son más que una manifestación del Totalitarismo que han impuesto los Neocon americanos.Pero la idea Totalitaria e intervencionista de los Neocon es anti-Americana, atenta contra los propios principios fundadores de la nación por lo que terminará por fagocitarse a si misma. Enhorabuena a Vladimir Putin en su lucha por la Libertad y contra el Totalitarismo de los Estados Unidos.
Rusia sigue siendo la segunda potencia nuclear del mundo. Con el respaldo de esta amenaza latente, las iniciativas de Putin no necesitan de un gran despliegue de fuerza convencional para plantear apuestas ganadoras. No puede realizar despliegues estratégicos a distancia, como los EEUU, ni plantear intervenciones en territorio hostil, algo que ni siquiera en época soviética tuvo capacidad para mantener, como se demostró en Afganistán, pero sí acoger bajo su paraguas a aliados de toda laya (como ha sido la Siria genocida de Asad; o podría, acaso, ser la Venezuela castrista, al borde ya de convertirse en estado fallido merced al catastrófico resultado de la aplicación del "socialismo del siglo XXI")  con el único objetivo de afrontar al enemigo común: el Occidente democrático y liberal, inveterado peligro para las autocracias corruptas y sus muy intervenidas y manipuladas sociedades. Los objetivos del Kremlin estarán siempre en la consolidación de sus fronteras y la explotación del nacionalismo eslavo en su vecindad inmediata como dispositivo para crear colchones de seguridad geoestratégica para la Santa Rusia. Escenarios más alejados exceden las posibilidades de reales de una economía tan limitada e ineficiente como la postsoviética pero pueden muy bien servir como excusa para mantener en público un papel de "gallito" antiamericano y para crear dificultades permanentes a la acción exterior de Occidente.El " nuevo orden mundial" del que se comienza a hablar ( por ejemplo, The Economist lo lleva a su portada esta semana) no deja de ser una enunciación contradictoria del presente y tal vez próximo estado de las relaciones internacionales. Si a la Guerra Fría y su equilibrio hiperarmado sucedió el mundo monopolar de unos EEUU, igualmente estabilizado por la innegable hegemonía de la más potente democracia del planeta, la nueva situación a que apuntan los sucesos recientes entra más bien dentro de la categoría del desorden, de la inseguridad diplomática y de la inestabilidad sociopolítica, pésimo augurio para el progreso económico y extensión de las libertades democráticas. En esa situación, la China pujante del capitalismo de estado, podrá contar con que su zona de influencia y sus posibles problemas internos puedan ser controlados con casi total impunidad hegemónica, haciendo extremadamente peligrosa la pugna de las potencias económicas Corea del Sur, Taiwan y Japón por conservar su posición.De todas formas, no creo que Putin vaya mucho más allá en su órdago europeo si no le fuerzan a ello. No me cabe duda de que, aparte de su circunstancial capacidad de iniciativa a corto plazo, se da cuenta de que una prolongación en el tiempo del enfrentamiento económico con Occidente va por completo en contra tanto de la economía rusa en su conjunto como de sus intereses de autócrata. Una extensión inmoderada de las sanciones o una dejación del poder moderador de Occidente sobre el comportamiento de los nuevos gobernantes ucranianos colocarían al Presidente ruso ante la tentación de una huida hacia adelante ante las mismas barbas de la UE y, quizá incluso, de una nueva entente  intercontinental con el país de Quing, de peligrosísimas consecuencias.
Pilar Bonet dice que ahora los ciudadanos de Crimea ya no podrán irse de vacaciones a Tanzania...bueno, pues se irán de vacaciones a la Costa Brava o a la Costa del Sol, como los rusos.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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