Como en un espejo
Todos nos miramos en Crimea. "Como en un espejo, la situación en Ucrania refleja lo que está sucediendo y lo que ha sucedido en el mundo en las últimas décadas". Lo dijo Putin en el discurso de la anexión. El golpe, perpetrado con celeridad prodigiosa para "corregir un error de la historia", es el acontecimiento geopolítico de mayor trascendencia desde la disolución de la Unión Soviética, réplica a la vez de aquel movimiento sísmico que terminó con el mundo bipolar e intento de restauración que pretende corregir la catástrofe que para Putin significó el hundimiento soviético.
El espejo ilumina una época caracterizada en la visión del presidente ruso por la inestabilidad del mundo y la degradación de las instituciones internacionales, exactamente lo contrario del nuevo orden mundial prometido por Bush padre. No tiene dudas el señor del Kremlin sobre quiénes son los responsables del desorden: "Nuestros socios occidentales, encabezados por Estados Unidos". Rusia observa la guerra fría con ojos similares a cómo la Alemania de Weimar veía la paz de Versalles, incluida la idea de la puñalada por la espalda. Washington y sus aliados han utilizado la legalidad internacional como les ha convenido, "forzando resoluciones de los organismos internacionales y cuando no se consigue ignorando al Consejo de Seguridad".
El espejo sirve también para el presente. Putin agradeció el apoyo de China e India, los únicos países en manifestar simpatías con Moscú. Pekín ha buscado el equilibrio, quizás la posición del árbitro, con su abstención en el Consejo de Seguridad. En Nueva Dheli hay algo que empuja hacia la recuperación de la vieja alianza mantenida con Rusia durante la guerra fría.
Pekín tiene dudas ante el espejo. Crimea es un territorio irredento como Taiwan, pero el derecho de autodeterminación conecta con Tibet y Xingjian, mientras que la integridad territorial y la preservación de las fronteras, violadas en Ucrania, son principios sagrados de la soberanía nacional que China defiende. Cierto que, al final, donde el espejo se enturbia para los dirigentes chinos es en Maidán, con los reflejos de la revuelta de Tian Anmen, cuando el pueblo quiso el poder en una república popular como China. Y eso Moscú y Pekín lo ven con los mismos ojos.
Comentarios
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.