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Como en un espejo

Lluís Bassets

Todos nos miramos en Crimea. "Como en un espejo, la situación en Ucrania refleja lo que está sucediendo y lo que ha sucedido en el mundo en las últimas décadas". Lo dijo Putin en el discurso de la anexión. El golpe, perpetrado con celeridad prodigiosa para "corregir un error de la historia", es el acontecimiento geopolítico de mayor trascendencia desde la disolución de la Unión Soviética, réplica a la vez de aquel movimiento sísmico que terminó con el mundo bipolar e intento de restauración que pretende corregir la catástrofe que para Putin significó el hundimiento soviético.

El espejo ilumina una época caracterizada en la visión del presidente ruso por la inestabilidad del mundo y la degradación de las instituciones internacionales, exactamente lo contrario del nuevo orden mundial prometido por Bush padre. No tiene dudas el señor del Kremlin sobre quiénes son los responsables del desorden: "Nuestros socios occidentales, encabezados por Estados Unidos". Rusia observa la guerra fría con ojos similares a cómo la Alemania de Weimar veía la paz de Versalles, incluida la idea de la puñalada por la espalda. Washington y sus aliados han utilizado la legalidad internacional como les ha convenido, "forzando resoluciones de los organismos internacionales y cuando no se consigue ignorando al Consejo de Seguridad".

El espejo sirve también para el presente. Putin agradeció el apoyo de China e India, los únicos países en manifestar simpatías con Moscú. Pekín ha buscado el equilibrio, quizás la posición del árbitro, con su abstención en el Consejo de Seguridad. En Nueva Dheli hay algo que empuja hacia la recuperación de la vieja alianza mantenida con Rusia durante la guerra fría.

Pekín tiene dudas ante el espejo. Crimea es un territorio irredento como Taiwan, pero el derecho de autodeterminación conecta con Tibet y Xingjian, mientras que la integridad territorial y la preservación de las fronteras, violadas en Ucrania, son principios sagrados de la soberanía nacional que China defiende. Cierto que, al final, donde el espejo se enturbia para los dirigentes chinos es en Maidán, con los reflejos de la revuelta de Tian Anmen, cuando el pueblo quiso el poder en una república popular como China. Y eso Moscú y Pekín lo ven con los mismos ojos.

Comentarios

Claro que los rusos no son hipócritas. Putin es un duro que nunca ha escondido su manera autoritaria de ejercer el poder.
Un espejo que no deforma la realidad y muestra todo el horror de nuestras virtudes. Seamos individuos, naciones o "culturas"...PD : 1/ No me gustan lo tipos duros, salvo si los interpreta Burt Lancaster.2/ Ejercer el poder de manera "autoritaria" es mejor que ejercerlo de manera "totalitaria"? Dios salve a los biógrafos del Tio Paco que no saben lo que cuentan...http://elpais.com/diario/2011/06/01/cultura/1306879201_850215.html
La gente se cree una mentira repetida mil veces porque a nadie le importan los detalles ni las diferencias. Desde el s. XVIII cientos de pueblos siberianos fueron colonizados, exterminados o asimilados a la fuerza. Esta es la costumbre. Polacos y Finlandeses lo saben bien despues de haber ganado sus independencias. Otros son minoria en su propia tierra. Un par de dichos resumen el problema: "Dime de que presumes y te dire de que careces" y "Piensa el ladron que todos son de su condicion". Rusia piensa que cuanto mas grite y mas se enfade mas se creera (los demas y ellos mismos) su version de la historia. Y tiene razon. Nunca se vieron manifestaciones contra las deportaciones en Kosovo en el 97 hasta que en el 99 la Otan se metio alli. Ni cuando se le quito la autonomia en el 89 y empezo el apartheid. Estos son los detalles que la gente no ve. Como la corrupcion de los politicos; es un detalle pequeño que Feijo haya salido de vacaciones con un contrabandista. Pero con el tiempo estas pequeñeces se pagan caras.
Sí, los que promovían el "Asalto al Congreso" en Madrid hace unos meses tenían razón. ¿para qué se van a presentar a las Elecciones si pueden entrar en el Congreso y colocar a un Presidente que responde a los intereses de pueblo mejor que todos los políticos corruptos que no representan a nadie?
A Bassets le gusta la forma en que sus compañeros de Kiev despidieron al Dirctor de la TV Ucraniana: a bofetadas.Que no deja de ser la misma forma con la que se cargaron el Parlamento: a bofetadas.Salvador Allende también fue despedido a bofetadas por los Estados Unidos, y desde entonces Chile siempre ha sido un fiel aliado.
Yo creo que la gente está cansada. El desencanto con EEUU, con las actitudes de la UE, con la acelerada carrera de las corporaciones en pos del beneficio, con el ¿Podemos llamar libertad a la situación que vive Grecia? Lean las condiciones que pone el FMI y la UE al crédito otorgado al "gobierno" de Kiev. El documento está en la red. ¿era eso lo que querian los ucranianos? En contraste, Crimea se libra de la deuda, asume el rublo ( revalorizando las pensiones al alza) y recupera financiación para la industria pesada de la zona. Las cosas son complejas, pero no hay que perder de vista como será la vida de la gente de a pie.
Mejor la simpleza brutal de Putin a la hipócrita autocracia de Merkel en Europa.Un europeísta.
Si es que al final no sabe uno cómo acertar. Todos los países, quien mas, quien menos, pueden encontrar motivos para apoyar a uno u otro. Todos cojean de la misma pata, si no de ambas. El que es íntegro seguro encuentra motivos en el otro para no serlo, y aquel encontrará excusas para apoyar a éste en aquello que él mismo incumple. Al final, no hay por dónde cogerlos sin que se escurra su coherencia.
"Rousseau", menos mal que Jean-Jacques fue un pensador mas sutil que usted...
No estamos ya en los supuestos de la Guerra Fría, donde los ciudadanos, de uno y otro lado del muro, sólo veían la cara amable del capitalismo. El capitalismo actual es otra cosa, desde el momento en que con el muro cayó la socialdemocracia que lo atemperaba en Europa, y en EE.UU se dejó de lado a Heynes. Nadie se cree ya el sueño americano, la igualdad de oportunidades, y la tierra de la libertad.
La Madre Rusia, la Santa Rusia, la Eterna Rusia: Mat Zemlya primordial, anterior a la razón y al tiempo. La recuperación de la mixtificación eslava coloca en apariencia a Vladimir Putin demasiado cerca de cierto Adolf como para no resultar inquietante. http://www.youtube.com/watch?v=UjeW74XcAvcEl retorno a la vieja retórica presoviética puede que sea el recurso fácil de un demagogo sin aptitudes evidentes para la oratoria (mirada huidiza; andares bamboleantes; tono monocorde; rostro ambíguo) pero, quizá para sorpresa occidental, conecta con la sensibilidad de una población desengañada que puede hallar en la apelación a un “alma eslava”, a un pueblo heroico y a una “Tercera Roma” un sucedáneo del perdido orgullo de superpotencia.El líder ruso hará cuanto esté en su mano para no empañar el aura de campeón idealista del eslavismo irredento a lo Alexander Nevsky; sin embargo, es poco probable que ahonde en la semejanza de actitudes con los pangermanistas ansiosos por expandir el “lebensraum”. Rusia no necesita de más territorios sino de mayor respeto internacional en la forma que mejor entiende ese sentimiento idealista aureolado por la intangibilidad ahistórica de la patria. Es por esta razón por lo que difícilmente se puede entender cuanto ha venido aconteciendo en semanas pasadas como un retorno a la Guerra Fría. Ciertamente, Crimea y Ucrania tienen valor geoestratégico para el Kremlin pero su más valor aún tiene para la nueva nomeklatura no ser tratada como “el pito del sereno” y, con ella, toda Rusia. Los sucesos de Kiev pudieron muy bien ser interpretados más como una forma de desdén por parte de Occidente que como una mera revolución democrática. Por eso, un servidor tiene la impresión de que todo este conflicto guarda más semejanzas con cuanto aconteciera hace ahora un siglo que con un “Anchluss” eslavo.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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