Libia moviliza a su ejército para frenar al petrolero cargado en un puerto rebelde
La confusa situación del carguero norcoreano 'Morning Glory' reaviva la crisis entre el gobierno y las milicias armadas
La crisis del Morning Glory ha retratado estos días la situación de extrema debilidad en la que pervive el gobierno interino en Libia. El citado carguero norcoreano llegó el pasado sábado al 'puerto rebelde' de Es Sider, tomado y controlado por fuerzas armadas federalistas enfrentadas a las autoridades vigentes, y procedió a ser rellenado de crudo en sus bodegas sin los permisos obligatorios. El buque terminó de ser cargado este lunes y durante el día no pudo zarpar del puerto, que las fuerzas armadas se afanaron en blindar para evitar que se convierta de hecho en una zona franca para la exportación de crudo en beneficio de los rebeldes. El parlamento libio tensó este lunes algo más la situación al dar una semana de plazo a las milicias del federalista Ibrahim Jarhran para retirarse de este puerto, y de otros de la zona, antes de ordenar un ataque a una formación militar especial creada al efecto. Pero por la noche la confusión se acrecentó al informar fuentes oficiales, en concreto el portavoz del parlamento libio, Omar Hamidan, a la agencia Efe, que el buque había sido interceptado y apresado cuando intentaba salir y estaba siendo escoltado hacia el puerto de Al Zauiya, controlado por las autoridades centrales. Fuentes rebeldes negaron esos hechos sin más precisión.
El presidente del Consejo General Nacional (CNG) había firmado precisamente este lunes un decreto por el que gobierno libio había creado una formación militar específica para acabar con la ocupación por las milicias rebeldes de los puertos de Es Sider, Al Zawitina, Brega y Ras Lanuf, situados en el golfo de Sirte y de los que se apoderaron los milicianos el pasado mes de noviembre. La medida la anunció el portavoz del Parlamento, Omar Hmeidan. El Ministerio de Defensa emitió a su vez esa orden al jefe del Estado Mayor, a la fuerza aérea y a a armada para tener los efectivos preparados. La orden autoriza el uso de la fuerza y descarga cualquier responsabilidad de futuros daños sobre el dueño del barco. El ministro de Justicia, Salah al Marguini, y la fiscalía respaldaron el posible uso de la fuerza.
El Morning Glory es un buque cisterna de bandera norcoreana, propiedad de una firma saudí, con capacidad para 37.000 toneladas. El valor de la carga del petrolero se estima en unos 30 millones de dólares (21,6 millones de euros). El barco llegó el sábado a la zona, aprovechando al parecer la complicada situación meteorológica para burlar la vigilancia, y este lunes terminó de ser cargado pese a todas las protestas y críticas. Fuentes navieras en la zona calculan que el buque ha sido cargado con unos 180.000 barriles de petróleo, lo que supondría alrededor del 60% de su capacidad total. Hasta el Departamento de Estado de los Estados Unidos expresó este domingo su "profunda preocupación" porque el petrolero hubiese sido cargado sin los permisos de las autoridades y gracias a la acción de los rebeldes.
"El petrolero está embarcando un cargamento de petróleo obtenido ilícitamente en el puerto de Es Sider, lo que va contra la ley y supone un robo al pueblo libio", se expresó con contundencia la portavoz del departamento, Jennifer Psaki. Y agregó: "El petróleo pertenece a la Libyan National Oil Company y sus socios empresariales, entre los que está el consorcio estadounidense Waha. Cualquier venta sin la autorización de estas partes implica responsabilidad civil y otras posibles sanciones a través de múltiples jurisdicciones".
El Gobierno Libio ha intentado blindar durante este fin de semana la zona con unos 13 buques de guerra para evitar que el carguero pudiese zarpar ya con el petróleo en sus bodegas. La milicia armada liderada por Ibrahim Jathran ha advertido por su parte que un ataque de las fuerzas armadas contra el Morning Glory sería considerado "como una declaración de guerra". El primer ministro del autoproclamado gobierno de la región de Cirenaica, Abdelrabo al Barasi, abundó en este sentido señalando que la marina libia no debía dañar al petrolero.
Las autoridades vigentes en Libia, sin embargo, están intentando mantener una posición de firmeza para atajar el conflicto. El primer ministro, Alí Zeidam, avisó el sábado de que se atacaría al buque si intentaba salir del puerto. "El petrolero será bombardeado si no cumple las órdenes cuando zarpe. Va a ser un desastre ecológico", remarcó dramáticamente Zeidam. El ministro interino de petróleo, Omar Al Shakmak, calificó este hecho de "acto de piratería" y también de un "atentado a la soberanía nacional". La Empresa Nacional de Petróleo (NOC) ha anunciado, por su parte, que demandará a quien intente comprar ese crudo: "El NOC defenderá su derecho sobre el cargamento y responsabilizará a quien participe en transacciones ilícitas relacionadas tanto en la jurisdicción libia como en el extranjero".
El Gobierno Libio considera ilegales todas las ocupaciones efectuadas por las fuerzas rebeldes en estos puertos y avisan de que cualquier operación de exportación de crudo auspiciada en estas condiciones será nula a todos los efectos. Libia es un país clave en la OPEP, con una capacidad de producción de crudo en torno a los 1.400.000 barriles diarios, pero que ha perdido mucha capacidad operativa e ingentes ingresos económicos tras los constantes cortes de suministro padecidos en los distintos puertos y pozos tomados por los rebeldes.
Las milicias comandadas por Jathram participaron en su día en la sublevación que terminó en 2011 con el derrocamiento del régimen del dictador Muamar Gadafi pero ahora reclaman para la zona este del país una mayor autonomía y un reparto distinto de los beneficios que aún reporta el crudo. En noviembre pasado tomaron los puertos petroleros del golfo de Sirte y anunciaron por su cuenta la creación de una compañía de gas y petróleo para vender la producción de esos combustibles en lo que ha sido considerado como un desafío a la autoridad del Estado. En este sentido, desde la denominada oficina ejecutiva de Barka (la región este del país) se aseguró que el dinero que tenían planeado obtener con esta primera operación de las fuerzas rebeldes se depositaría en el Banco Central de la región y se repartiría entre las tres regiones históricas del país: Tripolí (noroeste), Fazan (suroeste) y Barka (este).
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