Arabia Saudí, Emiratos Árabes y Bahréin retiran sus embajadores de Catar
Los tres países argumentan que Doha no ha cumplido con el acuerdo de no interferir en los asuntos internos del resto
Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin anunciaron este martes la retirada de sus embajadores de Catar. La medida, sin precedentes entre esos miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) y cuyas familias gobernantes están emparentadas, es la última señal de las discrepancias entre ese pequeño pero activo Estado y sus vecinos. Los tres países aseguran haber tomado la decisión porque Doha, a quien acusan a de apoyar a los Hermanos Musulmanes, no habría cumplido el acuerdo de no interferir en los asuntos internos del resto.
“Los países del CCG han hecho todo lo posible ante Catar para alcanzar una política unificada que garantice la no injerencia de forma directa o indirecta en los asuntos internos de cada uno de los países miembros”, asegura la declaración difundida de forma simultánea en Riad, Abu Dhabi y Manama. “Desafortunadamente esos esfuerzos no han dado resultados, lo que ha llevado a los tres países a emprender lo que ven como necesario para proteger su seguridad y su estabilidad, retirando sus embajadores de Catar a partir de hoy, 5 de marzo de 2014”.
El Gobierno de Doha emitió un comunicado en el que se declara “sorprendido y consternado”, pero asegura que “va a mantener sus compromisos con sus hermanos de CCG” y no va a responder con la retirada de sus embajadores. También señala que la medida “perjudica los intereses” de los países de la región. Significativamente, la Bolsa catarí bajó un 2,1% al cierre de la sesión.
Es la primera vez que el CCG, fundado en 1981 como reacción a la revolución islámica iraní, toma la decisión de aislar a uno de sus miembros. Además de los países citados, el grupo incluye a Kuwait y Omán, y en conjunto controlan el 40% de las reservas mundiales de petróleo.
El anuncio llega al día siguiente de una reunión en Riad de los ministros de Exteriores del CCG que la prensa árabe describió como “agitada”. Arabia Saudí, Emiratos Árabes y Bahrein trataron de convencer a Catar para que “no apoye a ningún grupo que amenace la seguridad y estabilidad de otro miembro del CCG”, en aparente referencia a los Hermanos Musulmanes.
El respaldo a esa organización, ilegal en la mayor parte del CCG, molesta sobre todo saudíes y emiratíes porque su ideología cuestiona el gobierno dinástico. De ahí que hayan facilitado miles de millones de euros de ayuda a Egipto tras el derribo del presidente Mohamed Morsi, miembro de la Hermandad que contó con el apoyo financiero de Catar. Esas diferencias también son visibles en su respaldo a la oposición siria.
“Los estados del CCG consideran que Doha está volviendo a sus viejos trucos de seguir políticas de forma unilateral y fuera del marco del grupo”, interpreta Theodore Karasik del Institute for Near East and Gulf Military Analysis en Dubái. Este analista también apunta que su “acercamiento hacia Turquía está causando fricciones”.
La hiperactiva política exterior de Catar lleva años irritando a Arabia Saudí, el hermano mayor entre las monarquías de la península Arábiga. Pero los ocasionales enfados por su intromisión en dosieres en los que Riad solía tener la exclusiva se convirtieron en serias discrepancias tras el estallido de las revueltas árabes hace ahora tres años. El entonces emir, el jeque Hamad Bin Khalifa al Thani, se alineó sin ambages con los islamistas. Tras su abdicación el pasado junio, los vecinos esperaban que su hijo, el jeque Tamim, se mostrara más neutral.
“El Gobierno catarí sigue apoyando a los Hermanos. Sus instituciones siguen funcionando en Doha”, afirma Karasik.
La actual crisis venía gestándose desde hace varios meses. De hecho, el pasado febrero Abu Dhabi llamó a consultas a su embajador en Catar para protestar por las declaraciones del líder espiritual de los Hermanos Musulmanes, Yusef al Qaradaui, quien culpa a las autoridades emiratíes de perseguir a esos islamistas. Desde el año pasado, Emiratos ha enjuiciado y encarcelado a varias docenas de personas acusadas de militar o simpatizar con dicho grupo. En el último caso, el pasado lunes, el Tribunal de Seguridad condenó a un ciudadano catarí a siete años de cárcel por recaudar fondos para ellos. fin
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