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Israel opta por nuevos medios en su guerra contra Hezbolá

El lunes su Fuerza Aérea atacó objetivos de Hezbolá en una localidad en la frontera con Siria En un año ha habido al menos cinco ataques de esa naturaleza, la mayoría en suelo sirio

Funeral por un miliciano de Hezbolá muerto en la guerra en Siria, el 24 de febrero en Beirut.
Funeral por un miliciano de Hezbolá muerto en la guerra en Siria, el 24 de febrero en Beirut.STR (AFP)

El conflicto civil en Siria ha forzado a Israel a adaptarse a hacer la guerra a la milicia libanesa Hezbolá de un modo nuevo: de forma encubierta, fuera de escenarios tradicionales y, hasta ahora, sin contraataques. En un año, la Fuerza Aérea israelí ha atacado en al menos cinco ocasiones en suelo sirio y ahora libanés lo que considera que eran remesas de misiles destinados a Hezbolá. La última, el lunes, tenía por objetivo un feudo de esa milicia chií en la frontera de Líbano con Siria.

Estas operaciones son parte de una estrategia mayor de Israel, que ha dejado de tener por enemigo principal al bloque árabe suní, para dar prioridad a la órbita chií alrededor de Irán. En la última década el régimen de los ayatolás ha buscado extender su influencia hacia la costa mediterránea, forjando alianzas con régimen sirio de Bachar el Asad y Hezbolá en Líbano. Según la inteligencia israelí, esta milicia busca armamento sofisticado iraní, especialmente misiles balísticos de largo alcance.

Los medios oficiales libaneses dan por seguro que el ataque del lunes fue obra de Israel, que atacó Nabi Chit, localidad fronteriza donde hay una base de operaciones y repositorio de armas de Hezbolá. Desde allí esta manda a sus hombres a Siria a luchar junto con El Asad, que aguanta tres años de revuelta suní en su contra, con 140.000 fallecidos hasta hoy. Entre ellos se encuentra medio millar de milicianos de Hezbolá.

La milicia chií mantiene un escrupuloso silencio sobre el reciente ataque de Israel, el primero en territorio libanés desde 2006. En aquel año Hezbolá propició una guerra contra Israel en la que recibió asistencia bélica —misiles, lanzacohetes, armas de fuego—del régimen iraní, según un informe del ministerio de Exteriores israelí.

Una prioridad del Gobierno de Benjamín Netanyahu en este momento es contener la influencia de Irán en la zona. Muchos de los esfuerzos diplomáticos israelíes en meses pasados se han centrado en que las potencias mundiales eviten en una actual ronda de negociaciones que el régimen de los ayatolás adquiera capacidad nuclear. De Hezbolá, Israel ha preferido encargarse a solas y con su Fuerza Aérea.

“Haremos todo lo que sea necesario para defender la seguridad de Israel”, dijo Netanyahu este lunes, en una conferencia de prensa, sin confirmar o desmentir las informaciones del ataque. El fin de semana el jefe del Estado Mayor israelí, Benny Gantz había dicho que sus tropas “controlan de cerca la transferencia de armas en todos los frentes” y que “en algunas ocasiones, en caso de necesidad, algo puede suceder”.

Como es norma, Israel no dará más detalles sobre esa operación. El año pasado la inteligencia occidental detectó al menos cuatro incursiones dentro de Siria, algunas de ellas muy cerca de Damasco, la capital, cuyo objetivo eran misiles enviados por Irán a Hezbolá a través de El Asad. Este, que ha perdido a la mitad de su ejército por defecciones y bajas, prometió represalias, pero nunca contraatacó.

Según la estimación más reciente del jefe de la inteligencia militar israelí, Aviv Kochavi, Hezbolá y sus aliados tienen 170.000 cohetes y misiles apuntando a Israel, lo que pone Tel Aviv y otros centros de población a su alcance. Israel está desarrollando con ayuda financiera norteamericana un escudo antimisiles conocido como Cúpula de Hierro.

“Hay una línea roja para Hezbolá: que pueda llegar a conseguir armas que permitan cambiar los equilibrios que existen ahora. El ejército israelí no permitirá que eso suceda”, según el general mayor Eyal Ben-Reuven, ex subdirector del Comando Norte del Ejército israelí, quien añade que “El Asad y Hezbolá se han convertido en un solo poder que lucha en dos frentes, el de Siria y el de Líbano, bajo la protección de Irán”.

Aunque Hezbolá experimentó un notable incremento de popularidad tras la guerra contra Israel de 2006, ahora su intervención abierta en Siria le ha dañado gravemente a nivel interno. Con ella se ha ganado nuevos enemigos, grupos suníes que han atacado sus feudos en Líbano con explosivos. Son nuevos métodos a los que Hezbolá no está acostumbrada. Y ahora calla ante un enemigo tan antiguo como es Israel.

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