Israel se despide de Sharon con un funeral de Estado en el Parlamento
Eran poco más de las dos y media de la tarde (una hora más que en la España peninsular) cuando Ariel Sharon, el ex primer ministro de Israel muerto el sábado, era finalmente enterrado en su finca de Los Sicomoros, en el desierto del Negev, el secarral que convirtió en una de las fincas agrícolas más prósperas del país y donde le esperaba una tumba pareja, la de su esposa Lily, fallecida 13 años atrás.
Un camión del Ejército, escoltado por generales, llevó el cuerpo del militar y político desde la Knesset, el Parlamento, en Jerusalén, hasta el centro del país, al rancho elegido por Sharon como lugar de descanso, alejado del Monte Herzl donde yacen otros líderes nacionales. Una bandera de Israel lo cubría en todo momento.
La ceremonia, abierta por deseo de la familia, ha contado con una multitudinaria asistencia de ciudadanos, con emoción contenida y marcial, encadenando el kadish, el canto fúnebre judío, con el discurso del jefe del Estado mayor israelí, el general Benny Gantz, y las palabras de la familia, los hijos de Sharon, Omri y Gilad, en el atril. Sus nietos estaban en primera fila, escuchando a los mayores. Los mandatarios de más de 20 países que han acudido a presentar sus respetos a Sharon, como el vicepresidente norteamericano, Joe Biden, el líder del Cuarteto de Oriente Medio, Tony Blair, o el ministro del Interior español, Jorge Fernández Díaz, han ido pasando ante la tumba –un rectángulo de piedra rellenado de arena, bolsa a bolsa, por soldados israelíes-, haciendo una ofrenda floral. Era el cierre a ocho años de coma irreversible e incertidumbre, a una vida llena de luces y muchas sombras.
La zona estuvo controlada por más de 200 agentes, ante la cantidad de cargos públicos que asistían a la ceremonia, y el Ejército había prestado su apoyo extra, dada la cercanía de la finca a Gaza. El Gobierno de Israel advirtió a Hamás, al frente del poder en la franja, para que mantuviera controladas a las milicias palestinas y no se produjeran incidentes. Sin embargo, menos de dos horas después del final del funeral, dos cohetes impactaban a pocos kilómetros de Los Sicomoros. Cayeron en campo abierto, muy cerca de la valla fronteriza, sin causar daños ni heridos. Ningún grupo ha reivindicado el ataque por ahora. Otros dos cohetes se habían lanzado desde Gaza antes del funeral, pero habían caído en el lado palestino, no llegaron a pasar a Israel.
El Ejército israelí, como represalia, ha respondido atacando un campo de entrenamiento de Hamás en el centro de la franja y otras “infraestructuras terroristas” en el sur. El capitán Roni Kaplan, portavoz militar, aseguró que Israel “seguirá haciendo todo lo que está dentro de sus posibilidades para eliminar las capacidades militares de Hamás y otras organizaciones terroristas en Gaza”.
La despedida final a Sharon había comenzado a primera hora de la mañana con el funeral de estado en el Parlamento, que arrancó con la lectura de unos salmos y de una oración fúnebre tradicional entre los judíos askenazíes, a cargo de soldados de Israel. El presidente del país, Simon Peres, glosó la figura de Sharon como la de un amigo, un líder, un general. "Es el hombre sobre el que la seguridad de Israel podía descansar, que tomó decisiones y salió victorioso", ensalzó Peres. El primer ministro, Benjamín Netanyahu, quien reconoció de pasada sus diferencias con un hombre que fue su enemigo en el Likud, resaltó el papel de Sharon como forjador de la independencia de Israel, "que dependía de una generación de combatientes judíos que renovaron nuestra herencia de heroísmo judío, en la que Sharon jugaba un papel central". Una de las secretarias de Sharon y un militar que estuvo a sus órdenes pondrán la nota más personal a la ceremonia en la que fue la casa del político durante 31 años.
También han intervenido Biden y Blair. “La seguridad de su pueblo fue siempre la misión inquebrantable de Arik [el diminutivo con el que se conocía a Sharon], un compromiso irrompible con el futuro de judíos, ya sea para dentro de 30 o de 300 años”, dijo el vicepresidente norteamericano durante el oficio. “Tuvimos nuestras diferencias”, reconoció, recordando que el fallecido era un hombre de “controversias”, pero primaba por encima de todo su “coraje al defender la seguridad nacional”. El que fuera primer ministro del Reino Unido, por su parte, habló de la “determinación de hierro que llevó al campo de la guerra, la misma que dedicó en el de la diplomacia”, una “firmeza” que a veces tomaba formas “poco ortodoxas”.
El féretro de Sharon estuvo ayer por la tarde expuesto durante seis horas en el Parlamento, un acto abierto a todos los ciudadanos, que acudieron en miles a dar su último adiós al soldado, al primer ministro, en un día en el que se ensalzaron sus logros militares y se quedaron en un segundo plano los excesos de su gestión. De camino al Negev, esta mañana, Sharon también ha recibido el último homenaje de sus compañeros del Ejército, con una parada en Latrún, al pie de un monumento conmemorativo de la guerra de 1948, en la que ele que fuera primer ministro combatió y resultó herido.
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