Los inmigrantes hispanos prefieren el cese de las deportaciones a la ciudadanía
La mayoría de los hispanos indocumentados de EE UU prefiere trabajar sin el miedo a ser expulsado que obtener la nacionalidad, según un informe de Pew
Con la reforma migratoria estancada en la Cámara de Representantes, en buena medida por la reticencia de los republicanos a avalar el proceso para allanar la ciudadanía a los 11 millones de indocumentados que residen en Estados Unidos, el prestigioso centro Pew ha constatado que para los inmigrantes de origen hispano que están en este país es más importante poder trabajar en el país sin el temor constante a ser deportados que lograr más facilidades para la naturalización. De acuerdo con dos encuestas publicadas por Pew este jueves, para la mayoría, además, la política migratoria ocupa el último lugar en su lista de preocupaciones por debajo de la educación, en primera posición, el empleo, la asistencia sanitaria o la economía, y muchos apenas sí conocen bien los elementos de la legislación que se está debatiendo en el Capitolio.
Para el 55% de los inmigrantes hispanos es más importante que sus compatriotas indocumentados tengan la posibilidad de trabajar en EE UU sin miedo a ser expulsados del país, frente al 35% que considera que lo esencial es allanar el camino hacia la ciudadanía, de acuerdo con el informe. Esta percepción es más acusada entre los inmigrantes que provienen del extranjero (61% a 27%) que entre los que han nacido aquí (48% a 44%). El fantasma de la deportación, propia o de algún familiar o conocido, es el mayor temor para el 46%, un porcentaje que se ha reducido respecto de 2010, donde ése era la alta preocupación para el 52%.
La Administración Obama ha desarrollado una política de deportaciones agresiva, de acuerdo con las denuncias de varios grupos de derechos civiles. Entre 2009 y 2012 fueron devueltos a sus países de origen alrededor de 400.000 ciudadanos indocumentados. En 2011, el 97% de los deportados fueron hispanos, de acuerdo con los datos del Departamento de Seguridad Nacional. En 2012, el presidente anunció la suspensión de las expulsiones de aquellos jóvenes sin papeles que habían llegado de niños a EE UU pero que habían crecido y estudiado en este país, los llamados dreamers.
De los 28 millones de inmigrantes legales que hay en EE UU, dos tercios son asiáticos e hispanos. Éstos constituyen, además, el 75% de los 11 millones de indocumentados. Hasta mediados de 2013, éste parecía que iba a ser el año de la reforma migratoria. La aprobación en el Senado de una legislación al respecto impulsada por un grupo bipartito de legisladores hizo pensar que el mismo consenso sería posible en la Cámara de Representantes. Pero allí, la insistencia de la mayoría republicana en modificar el sistema a través de leyes independientes ha provocado que la legislación se haya quedado estancada.
Pese a los múltiples titulares y páginas publicadas sobre la reforma, el 59% de los inmigrantes de origen hispano reconocen saber muy poco sobre su contenido, si bien siete de cada diez sostiene que es “extremadamente importante” que la misma se apruebe. No obstante, la política migratoria ocupa el último lugar en sus preocupaciones. Sólo para un tercio de ellos la inmigración es el problema más importante al que se enfrenta EE UU, muy por debajo del 54% que sostiene que es la educación, el 47%, que señala al empleo, el 41% que apunta a la salud y el 38% que asegura que es la situación económica.
La propuesta para acceder a la ciudadanía en 13 años, aprobada en la legislación del Senado, es uno de los puntos de fricción entre demócratas y republicanos en la Cámara de Representantes. Entre los inmigrantes legales, sin embargo, la prioridad no es necesariamente obtener la ciudadanía. De acuerdo con el informe de Pew, sólo el 44% de éstos han decidido convertirse en ciudadanos estadounidenses. El porcentaje es mucho menor en el caso de los mexicanos, los más numerosos entre de inmigrantes hispanos. Solo el 36% opta por la nacionalidad de este país.
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