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La derecha israelí defiende su bastión de Jerusalén en las elecciones municipales

El país elige hoy 191 alcaldes, incluyendo los de las colonias cisjordanas donde viven 350.000 personas

Israel está votando a esta hora a los que serán los nuevos alcaldes de sus 191 municipios. Y lo hace lentamente y con desgana, en una cita siempre marcada por la baja participación popular y la limitadísima implicación de los grandes partidos, que no hacen campaña porque poco ponen en juego de su programa o sus apuestas nacionales. Pesan los personalismos, la cara, el nombre. A las cuatro de la tarde, el Gobierno informó de que la participación era del 22,4%, dos puntos menos que hace cinco años, en la última convocatoria.

“La gente se está moviendo y llegaremos al 50%”, decía a mediodía el actual regidor de Jerusalén, el independiente Nir Barkat, un empresario de alta tecnología que tiene visos de renovar su mandato. La capital triplemente santa se mueve en un espectro reducido: la derecha populista de Barkat, secular, o la derecha nacionalista aliada con los ultraortodoxos que representa Moshe Leon, un candidato amparado por el Likud del primer ministro Benjamín Netanyahu, por el Israel Beitenu del ex ministro de Exteriores Avigdor Lieberman y por la plana mayor del partido religioso Shas. Pese al triple respaldo, y aunque ha sostenido un 30% en las encuestas hasta esta mañana –frente al 50% de Barkat-, pierde fuerza por la decisión de grupos haredim que se han negado a apoyarlo, lo que ha generado una corriente de desaliento. “Pelearemos”, decía Edna Dror, una de sus voluntarias a la puerta de un colegio en la comercial calle Hillel. Tampoco ayuda que Leon ni siquiera viviera en Jerusalén hasta su designación, hace tres meses.

Ambos candidatos hablan de transporte, limpieza o seguridad, pero también de mantener la “unidad indivisible de Jerusalén” como capital de Israel, reconocida por una ley de los años 80 no avalada por la comunidad internacional, porque se declaró a costa de los 300.000 palestinos que residen en el este, zona ocupada. Barkat y Leon harán “todo lo posible” por impedir una partición con la que los palestinos lograrían una capital para su futuro estado. Barkat ha dado miles de órdenes de demolición en Silwan o Sheikh Jarrah. Leon ha prometido “destruir aún más” casas de palestinos. La izquierda, representada por el histórico del Meretz Pepe Alalu, no tiene apenas voz.

Los palestinos de Jerusalén tienen derecho a votar hoy pero la mayoría no lo hace porque supondría “reconocer a una administración ocupante”, explica Ania Shouman, estudiante de Abu Tor, aunque este año, por ver primera, hay un árabe, Fuad Saliman, que concurre para resolver “los problemas diarios” de su pueblo.

Los 350.000 colonos de Cisjordania también eligen representantes, con ciudades de peso como Ariel (17.000 habitantes) o Ma´ale Adumim (39.200). Una renovación institucional que reafirma la ocupación, normalizándola. Hogar Judío, socio de Netanyahu, es el favorito.

En Tel Aviv se espera el cuarto triunfo de Ron Huldai, conservador; frente a él, Nitzan Horovitz (Meretz), quien sería el primer alcalde gay del país. Más apurado se espera el resultado en Nazaret, la mayor ciudad árabe de Israel. El regidor desde 1994, Ramez Jraissi, puede caer ante Hanin Zoabi, diputada del Balad, una de las voces más críticas contra el Gobierno, a la que el Tribunal Supremo ha tenido que proteger de la oposición judía, dispuesta a disolver su lista. En el norte sí es habitual que la tensión nacional del conflicto decida algunas concejalías en las poblaciones con mayoría palestina.

Los colegios estarán abiertos hasta las 22.00 horas (una hora más que en la España peninsular) y es en las últimas horas cuando se espera más afluencia de electores, teniendo en cuenta que han salido del trabajo, en un día de actividad normal en Israel.

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