El partido de Marina Silva se queda fuera de la carrera electoral de 2014
Rede Sustentabilidade sólo recabó 442.400 firmas de apoyo, 50.000 menos de las necesarias
Marina Silva, una de las pocas figuras políticas brasileñas de honestidad probada durante casi tres décadas, icono del ecologismo amazónico, exlíder de un partido que cosechó casi veinte millones de votos en las elecciones presidenciales de 2010 y potencial bestia negra de Dilma Rousseff en los comicios del año que viene, no podrá presentarse a la próxima cita electoral con partido propio por decisión del Tribunal Superior Electoral. Según la máxima autoridad electoral brasileña, su partido, Rede Sustentabilidade, no ha conseguido el respaldo de los 492.000 electores exigidos para que cualquier formación pueda concurrir a unas elecciones. La decisión deja la vía aun más libre al Partido de los Trabajadores (PT), crecido ante una oposición cada día más fragmentada, y reconfigura notablemente el escenario electoral de 2014.
Según los datos de las mesas electorales, Rede Sustentabilidade sólo recabó 442.400 firmas de apoyo, casi 50.000 menos de las necesarias para legalizar las siglas en la carrera electoral. Sin embargo, Silva asegura que casi 100.000 firmas de seguidores de su partido fueron anuladas por las mesas electorales sin motivo claramente justificado. Esa diferencia de apoyos habría sido más que suficiente para que su formación pudiese presentarse a las elecciones.
El juicio desarrollado en presencia de Marina Silva giró en torno a dos asuntos principales: el primero, la validez de las 95.000 firmas de apoyo a Rede Sustentabilidade anuladas. Y segundo, el impacto político de impedir que Marina Silva, una de las figuras mejor valoradas y con más legitimidad del panorama político brasileño, pueda presentarse con su propio partido a unas elecciones presidenciales. Por seis votos contra uno, los jueces sentenciaron que la ley electoral debe ser igual para todos y que en el caso de Silva no se puede hacer una excepción. Sólo el ministro Gilmar Mendes se posicionó claramente a favor de considerar válidos los 95.000 apoyos anulados. “Quien esgrime el principio de legalidad, también tiene que apelar al principio de proporcionalidad”, dijo Mendes, que tachó de “vergonzosa” una decisión basada en la “burocracia e ineficiencia de las mesas electorales”.
La decisión del TSE pone a Silva en una coyuntura dramática. La líder ecologista tiene hasta este sábado para afiliarse a otra formación si es que sigue adelante con su propósito de disputar las elecciones. La prensa brasileña baraja la posibilidad de que se adhiera a las filas del minoritario Partido Ecologista Nacional (PEN) o del Partido Popular Socialista (PPS). Ninguna de estas hipótesis han sido confirmadas o descartadas públicamente por Silva.
Según el último sondeo realizado por Datafolha, la exsenadora se posicionaba en segundo lugar en la carrera electoral, con un 26% de intención de voto. Dilma Rousseff la superaba por nueve puntos. En caso de que Silva decida no seguir adelante bajo el paraguas de otras siglas, la actual presidenta se enfrentaría a la debilitada oposición del senador Aecio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), y al gobernador de Pernambuco, Eduardo Campos, que abanderará las siglas del Partido Socialista Brasileño (PSB).
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