La piratería africana se desplaza de Somalia a Nigeria
Los ataques se trasladan desde el 'cuerno' de África hacia el Golfo de Guinea
Los piratas que hicieron fama en Somalia en el inicio de la década de los 90, a raíz de la guerra civil en ese país, en los últimos años han obtenido cada vez menos éxito. Al mismo tiempo en que se ha recurrido a una serie de esfuerzos en la lucha contra la piratería en el Este de África, no se ha prestado la debida atención al otro lado del continente. En el primer semestre de 2013 los ataques piratas aumentaron un 35% en el Golfo de Guinea respecto al año anterior, según un informe la Oficina Marítima Internacional (IMB, en inglés).
La mayor parte de los ataques que se registra en esa región ocurre en Nigeria, el principal exportador de crudo de África y el segundo país del mundo donde más se han registrado casos de piratería este año. Apenas superada por Indonesia, cuyos puertos han sido escenario de incidentes descritos por el IMB como “robos de nivel bajo”.
En 2012 la piratería en la costa somalí ya había retrocedido un 68% respecto a 2011 y sigue perdiendo fuerza
En 2012 la piratería en la costa somalí ya había retrocedido un 68% respecto a 2011 y sigue perdiendo fuerza. Dicha disminución, según el director del IMB, Pottengal Mukundan, se atribuye a las medidas preventivas privadas, incluida la utilización de protección armada a bordo, así como al papel de las fuerzas navales internacionales que patrullan la zona. "Las marinas han recogido una gran cantidad de información sobre los movimientos de los barcos piratas, por lo que son capaces de interceptarlos antes de que supongan una amenaza", dice.
Mukundan destaca otro factor: por primera vez en décadas Somalia ha tenido un gobierno central, que ha dado los primeros pasos para estimular las comunidades locales a denunciar a los piratas. "Esto es muy importante porque en la mar se puede resistir, pero al fin y al cabo la piratería sólo puede ser derribada en tierra", señala.
Además de los ya conocidos asaltos piratas a buques petroleros en Nigeria, impulsados por el contrabando de crudo, expertos advierten de la aparición de una oleada de secuestros que suponen un alto riesgo a los marineros. Si solían liberarles tras concluir el robo de combustible o mercancías, los piratas han encontrado una forma de añadir valor a sus ataques: llevan los rehenes a las costas y les mantienen allí por tres o cuatro semanas hasta que paguen su rescate, explica Mukundan.
Los piratas que actúan en Nigeria, a menudo bien armados, se destacan por la violencia que emplean contra los tripulantes. Según el IMB, todos los 30 casos de secuestro de tripulación registrados en el primer semestre de 2013 ocurrieron en el Golfo de Guinea –28 de ellos en Nigeria–, así como el único caso registrado de un marinero que murió en las manos de piratas.
En 2012, más de 850 marineros fueron atacados en Somalia, mientras en África occidental la cifra alcanzó los 966, según un documento intitulado “El coste humano de la piratería”, elaborado por organizaciones como el IMB y el Oceans Beyond Piracy (OBP). El estudio analiza los problemas físicos y psicológicos de las tripulaciones tras ataques o secuestros. Los marineros hechos rehenes relataron diversos tipos de abusos. Fueron golpeados o quemados con cigarros, estuvieron atados durante varias horas bajo el sol, fueron sujetados en congeladores, robaron su dinero y pertenencias y a algunos les arrancaron las uñas con alicates.
“Todos los ataques llevados a cabo tienen como propósito retener la nave y la tripulación, a veces durante muchos meses, hasta que se pague un rescate”, dice Mukundan sobre Somalia. El pasado 30 de junio los piratas somalíes mantenían en cautiverio a 68 marineros que aguardaban rescate; 11 de ellos llevaban secuestrados cerca de tres años, según el IMB. La misma situación no podría tener lugar en Golfo de Guinea porque, según explica, todos los gobiernos de esa región tienen el control físico de su territorio, a diferencia de Somalia, a que se considera un “Estado fallido”. Así que a los piratas que operan en el Golfo de Guinea les resultaría muy difícil encontrar un tramo de la costa donde retener una nave durante meses.
“Los marineros tomados como rehenes para pedir un rescate en África Occidental son invariablemente sacados del barco y retenidos en tierra”, declaró recientemente Kaija Hurlburt, la directora de proyectos del OBP, a la televisión Al Yazira. Hurlburt subrayó que el factor más preocupante para los marineros es que la mayoría de los seguros de riesgo solo cubren el buque y la tripulación a bordo, así que ellos ven reducir sus posibilidades de que las empresas paguen su rescate.
Si las armadas internacionales han logrado resultados positivos en el Este de África, fue en gran parte por el respaldo de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, que les da permiso para liderar las operaciones en esa región, señala Mukundan. Lo mismo no parece ser posible en el otro lado del continente, ya que “todos los Estados de África Occidental tienen derechos de soberanía territorial y, por lo tanto, las marinas extranjeras no podrían desempeñar un papel más allá del segundo plano”, dice.
El pasado junio los jefes de Estado de África Occidental y Central firmaron un código de conducta para aumentar la cooperación regional en el combate a la piratería en el Golfo de Guinea. “Es un primer paso”, afirma Mukundan y además subraya la necesidad de que los países de la región intercambien información e incluso “permitan que ocasionalmente las marinas de países vecinos lleven a cabo una persecución en su territorio, porque de lo contrario un pirata siempre escapará”. Mukundan dice que los resultados no llegarán de inmediato, pero destaca la importancia de la iniciativa y espera que esta se traduzca en acción en el futuro.
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