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Cinco candidatos en busca de Nueva York

Bill de Blasio encabeza las últimas encuestas con margen suficiente para evitar una segunda vuelta en las primarias demócratas a la alcaldía En el último debate los candidatos presumen de sus orígenes, apoyan la reforma de la ley de inmigración y evitan atacar a los sindicatos

Andrea Aguilar
El candidato Bill de Blasio, durante su campaña.
El candidato Bill de Blasio, durante su campaña.SPENCER PLATT (AFP)

Hubo gestos de impaciencia, menciones a la familia y más acuerdo que enfrentamiento en el último debate entre los candidatos demócratas a la alcaldía de Nueva York, celebrado el martes por la tarde en los estudios de WNBC, y organizado por esta cadena The Wall Street Journal y Univisión. Se acerca la recta final en esta carrera que quedará decidida la semana próxima o el 1 de octubre si hay segunda vuelta, y atrás quedan más de un centenar de foros vecinales y comunitarios.

En este debate televisado Bill de Blasio, ­–que según las últimas encuestas hechas públicas ayer lidera la carrera –; el ex congresista Anthony Weiner –cuyo escándalo sexual en torno a los mensajes de texto que envió con fotos comprometidas a diversas jóvenes le ha hecho caer en picado –; Christine Quinn –actual portavoz del grupo en el gobierno de la ciudad, y figura demasiado próxima a Bloomberg a ojos del electorado–; John C Liu –acosado por una investigación federal en torno a la financiación de su campaña–; y Bill Thompson –candidato negro descendiente de una familia con peso en la rama local del partido– trataron de soslayo algunos de los temas más candentes que acechan a la ciudad.

Las diferencias, más allá del color de las corbatas de los cuatro hombres en el estrado (del morado de Liu, al azul claro de Blasio, pasando por las rayas de Weiner), quedaron suavizadas. Al fin y al cabo se trata de los candidatos demócratas, enzarzados en una carrera por alcanzar el liderazgo en una ciudad, baluarte del progresismo de la Costa Este, que curiosamente no ha tenido un alcalde de este partido desde 1989. Doce años con Bloomberg y ocho con Guliani suman dos décadas de poder en City Hall.

De lo banal a lo personal: el martes todos los candidatos dijeron estar a favor de que se autorice que los alumnos puedan acudir a la escuela con teléfonos móviles; todos dijeron haber votado por Thompson en los últimos comicios locales, que perdió frente a Bloomberg por un estrecho margen; y todos reconocieron ganar más de 160.000 dólares al año. El acuerdo sobre la necesidad de presionar a Washington para aprobar la ley de reforma de inmigración y tomar la delantera si fuera necesario, también fue unánime: hay que permitir que los inmigrantes tengan al menos acceso a un carnet para conducir y una tarjeta de identificación. También defendieron terminar con los cacheos policiales indiscriminados, una política que han condenado esta semana los tribunales.

La defensa de la clase media en esta ciudad cuyos índices de pobreza crecen sostenidamente, ha sido uno de los ejes en la pre-campaña. En el debate se habló de los vínculos de estos políticos con este segmento de la población, y de cómo el esfuerzo de sus familias les permitió ascender en la escala social, Así salió a relucir un padre sindicalista que no flaqueó en las huelgas, en el caso de Quinn o una madre que trabajó largas horas en talleres textiles ilegales, como la de Liu.

El limbo en el que han quedado suspendidos los contratos sin renovar de miles de funcionarios de la ciudad en los últimos años de la alcaldía de Bloomberg perfila un crudo horizonte de negociaciones con los sindicatos que claman por una subida retroactiva que ascendería a 7.000 millones de dólares. ¿Qué pretenden hacer los candidatos en caso de ganar? Blasio subrayó que las negociaciones no se hacen en campaña con luz y taquígrafos, sino a puerta cerrada; Quinn habló de subidas salariales, sí, pero sólo en la medida en que la ciudad lo pueda costear; Weiner habló de cambiar el sistema de seguro médico de estos funcionarios que actualmente cuesta una fortuna a la arcas públicas y cuyo coste sigue en ascenso; Liu, dijo que será un acuerdo a medio camino entre lo que piden y lo que se puede; y Thompson, que cuenta con la adhesión del sindicato de maestros, elogió a los trabajadores públicos y habló de renegociar los contratos.

En los planes para ajustar el presupuesto y ampliar la base de recaudación rechazaron unánimemente la subida de impuestos en la propiedad, algo que Bloomberg incrementó en un 18% con el voto a favor de Blasio, Quinn y Liu, justo después del 11 de septiembre cuando inauguró su tenencia. Y en cuestión de educación, otro de los frentes más delicados y polémicos, los candidatos demócratas se mostraron contrarios al sistema de asignación de fondos en función de la evaluación por medio de tests de las escuelas públicas y señalaron a los grupos externos que han actuado como consultores en esta materia como un gasto innecesario. El énfasis para Blasio debe ser puesto en las guarderías y actividades post escolares. Weiner quiere acabar con el cierre de colegios y Quinn subir la inversión pública en las aulas.

John C Liu, jugó el papel más combativo y agresivo, denunciando las reglas que han dejado fuera del debate a los candidatos demócratas (Sal Albanese y Erick Salagado, cuyas campañas no han logrado recaudar $250.000 dólares y contar un 7% de apoyo en las encuestas, ni tienen fondos por encima de 1.250.000 dólares). También plantó cara a las sospechas que pesan sobre la financiación de su campaña. Anthony Weiner hizo las veces de pacificador y salió en defensa de unos y otros, de Liu por sus cuentas y de Blasio por apoyar la subida del impuesto de propiedad. Quinn repitió siempre que tuvo ocasión que The New York Times apoya su candidatura.

El próximo martes estos mismos candidatos estarán pendientes de los resultados que arrojen las urnas. Las últimas encuestas sitúan a Blasio como favorito con cerca de un 43% de los votos, algo que le permitiría evitar una segunda vuelta, (que se celebraría el 1 de octubre) y concentrar toda la energía en los comicios del 5 de noviembre. Pero las cosas en Nueva York, ya se sabe que cambian rápido. A estas alturas en 2001 nadie apostaba por Bloomberg, y si bien Blasio ha logrado adelantar a la escasamente popular Quinn por la izquierda, y Weiner después de ser favorito cayó a golpe de foto en ropa en ropa interior; las dudas sobre los planes concretos de este candidato no acaban de estar despejadas.

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Sobre la firma

Andrea Aguilar
Es periodista cultural. Licenciada en Historia y Políticas por la Universidad de Kent, fue becada por el Graduate School of Journalism de la Universidad de Columbia en Nueva York. Su trabajo, con un foco especial en el mundo literario, también ha aparecido en revistas como The Paris Review o The Reading Room Journal.

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