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LAS CONSECUENCIAS DEL GOLPE EN EGIPTO

El Ejército egipcio redobla su acoso a los Hermanos Musulmanes

La justicia condena a 52 islamistas y cierra el canal local de Al Yazira

Soldados egipcios vigilan una calle de El Cairo.
Soldados egipcios vigilan una calle de El Cairo.G. GUERCIA (AFP)

Las autoridades egipcias surgidas del golpe de Estado que derrocó al presidente Mohamed Morsi no aflojan en su campaña de acoso y derribo de los Hermanos Musulmanes y sus simpatizantes. Si bien se acortó el sábado el toque de queda, que ahora empieza a las 23.00, el control de la vía pública por parte del Ejército y la policía es absoluto, lo que ha servido para debilitar severamente las movilizaciones islamistas. Ayer, coincidiendo con el cumplimiento del segundo mes del golpe, la Hermandad intentó recuperar la iniciativa. Sin embargo, el esfuerzo resultó infructuoso, pues las manifestaciones tuvieron un seguimiento menor.

El frente mediático es uno de los más importantes en la campaña de represión contra los seguidores de Morsi. Un tribunal administrativo egipcio ordenó ayer la clausura definitiva de cuatro canales de televisión. Se trata de la cadena local de Al Yazira dedicada exclusivamente a cubrir noticias de Egipto; Ahrar 25, una televisión afiliada a los Hermanos Musulmanes, y otras dos cadenas más de tendencia islamista, Al Quds y al Yarmuk.

La razón oficial del cierre de la filial egipcia de la emisora catarí, es la falta de los permisos legales necesarios para operar en el país. Sin embargo, la decisión se ha interpretado más bien bajo un prisma político. Las nuevas autoridades egipcias han criticado Al Yazira por su presunto sesgo favorable a los Hermanos Musulmanes, una organización calificada de “terrorista” por los portavoces gubernamentales, que acusan al canal de difundir mentiras e incluso de representar “una amenaza a la seguridad nacional”.

Desde la asonada militar, los periodistas de Al Yazira han sufrido en numerosas ocasiones el acoso de las fuerzas policiales y de la justicia egipcia, incluyendo detenciones, redadas en las oficinas, y la confiscación de material de trabajo. El mismo día del golpe, una treintena de sus empleados fueron arrestados, si bien la mayoría fueron puestos en libertad unas horas después. Actualmente, aún hay tres reporteros arrestados.

Durante las últimas semanas, Al Yazira ha informado de forma exhaustiva de las protestas lideradas por los Hermanos Musulmanes en favor de la restitución de Morsi. Su cobertura ha sido muy controvertida en Egipto. Tanto el Gobierno como muchos ciudadanos la acusan de manipular los hechos, una opinión compartida por varios de sus reporteros, que llegaron a presentar su dimisión. No obstante, la emisora catarí asegura que su labor es objetiva, y denuncia que las autoridades han sometido sus emisiones a interferencias para evitar su correcta recepción en los hogares egipcios.

“Al Yazira no es completamente neutral, pero su cobertura es más equilibrada que la de la mayoría de medios egipcios, especialmente la televisión pública”, sostiene Ahmed Hammad, profesor de Comunicación en la Universidad de Al Azhar. El Gobierno de Catar, al que se atribuye una notable influencia en la línea editorial del conglomerado mediático, era uno de los más firmes aliados de Morsi, al que otorgó miles de millones de dólares en ayudas.

“Además de poco democrática, el cierre de televisiones es una medida inútil, ya que los canales se podrán continuar sintonizando a través de otros satélites”, añade Hammad. Amordazados durante la era Mubarak, los medios de comunicación egipcios, tanto privados como públicos, se han sumado sin reservas a la cruzada de las autoridades contra la Hermandad. En las televisiones, son habituales los publirreportajes de carácter patriótico, alabando la labor de las Fuerzas Armadas. Además, en un rincón de sus pantallas, suele haber imprimido el mensaje “Egipto lucha contra el terrorismo”. En Egipto, se impone el periodismo de trinchera.

La batalla sin cuartel contra la Hermandad parece estar dando sus frutos, pues el histórico movimiento islamista parece desorientado después del arresto de prácticamente todos sus líderes. La campaña de arrestos no se detiene, y ya afecta incluso al segundo escalafón de la cúpula, mientras se añaden nuevos cargos contra los líderes ya detenidos.

La justicia también es implacable con los militantes acusados de actos de violencia. Un tribunal militar sentenció ayer a cadena perpetua a un militante de la organización islamista, y a penas de cárcel de entre 5 y 15 años a otros 51 miembros de la cofradía por haber atacado soldados e instalaciones militares en la ciudad de Suez el pasado 14 de agosto.

Las medidas de represión coinciden con rumores de iniciativas para encontrar una solución negociada a la crisis que experimenta el país. En concreto, algunos grupos salafistas y personalidades independientes estarían realizando labores de mediación entre los Hermanos y el ejército. En caso de fructificar, el hipotético acuerdo seguramente se hará bajo los términos de los uniformados.

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