Silvio irrumpe en las playas
Berlusconi juega sus últimas cartas para seguir en política pese la condena en firme del tribunal Supremo por fraude fiscal
La avioneta atraviesa lenta el cielo sobre Ostia, la playa de los romanos. Arrastra una pancarta en la que se lee: “Forza Italia, Forza Silvio”. Otra decena de pequeños aeroplanos rastrean el litoral en el día nacional consagrado al dolce far niente, el 15 de agosto. La campaña de mitad de verano del Pueblo de la Libertad pretende resucitar la antigua criatura política del exmandatario Silvio Berlusconi —Forza Italia, que le dio las victorias en las generales de 1994 y 2001—. Y busca también mantener presente al viejo líder, que en un mes cumplirá 77 años y debe decidir cómo cumplir la condena de un año de cárcel que el Supremo le impuso por fraude fiscal. Berlusconi tranquiliza a los suyos: “Yo resisto, sigo siendo el jefe del centroderecha”, escribió ayer en su Facebook.
La contraofensiva del socialdemócrata Partido Democrático llega por boca de los dirigentes: todos, sin divisiones, prometen votar para que el político condenado en última instancia judicial pierda su escaño en el Senado al volver de vacaciones. “Si el PD echa a Berlusconi de la Cámara, vamos a constatar la muerte de la alianza que rige el Gobierno”, amenazó el portavoz del PDL en el Senado, Renato Schifani. El Movimiento Cinco Estrellas disfruta observando las tensiones entre los dos eternos rivales, que ahora son socios: “Si rompen el acuerdo, llega nuestro turno”, explicitó Vito Crimi, portavoz de la fuerza antisistema en el Senado.
Las fuerzas dan a conocer sus posiciones y su programa de cara al electorado, como si los comicios estuvieran a la vuelta de la esquina: el PDL se empeña en un retorno al pasado del que quiere obtener un nuevo empuje mientras, por la vía jurídica y no electoral, su padre y dueño afila las armas; el PD, sin líder carismático ni posible candidato, no se atreve a dinamitar la alianza con la derecha, pero se preocupa de no hartar a su electorado; el M5S busca recuperar algo del protagonismo que obtuvo en las urnas en febrero y que enseguida perdió quedándose prácticamente solo en la oposición.
"La situación recuerda a un volcán activo pero dormido, una parálisis aparente pero bajo la cual todo está hirviendo”, dice un catedrático de Ciencias Políticas de la universidad de Bolonia.
“La situación recuerda a un volcán activo pero dormido, una parálisis aparente pero bajo la cual todo está hirviendo”, resume Piero Ignazi, catedrático de Ciencias Políticas en la universidad de Bolonia.
El presidente del Gobierno, el socialdemócrata Enrico Letta —gracias al paraguas del jefe del Estado, Giorgio Napolitano— calma a las dos alas que componen su equipo y encomienda tareas a todo el mundo. “Hay que reformar el sistema electoral antes de otoño”, clamó recordando una de las principales razones por la cual a finales de abril se formó su Ejecutivo “de unidad”.
La presión y las tensiones alrededor de Letta dependen de cómo su antecesor en tres legislaturas vaya a cumplir su condena. El presidente Napolitano se lo dijo claro: las sentencias definitivas se cumplen. La práctica suele evitar que un hombre de más de 70 años vaya a la cárcel, el tribunal casi siempre opta entre el arresto domiciliario o servicios sociales. Los abogados de Berlusconi tienen hasta el 15 de octubre para pedir una de las dos penas alternativas a la cárcel.
“El problema de Il Cavaliere es el poder hacer él mismo la campaña electoral. Aunque elija a un heredero, probablemente a su primogénita, Marina, tiene que ser él quien suba al escenario o comparezca en la televisión”, evalúa Roberto D'Alimonte, que enseña Ciencias Políticas en la Universidad Luiss de Roma. Lo sabe bien Antonio Palmieri, diputado del PDL y que ha asesorado durante 20 años sobre la comunicación del partido; él orquestó la ofensiva propagandística aérea en las playas y la acompañó con un ataque por tierra: dos mil carteles sembrados por las calles. “No está solo, sigue gustando a un tercio de los ciudadanos, que le arropa contra el encarnizamiento judicial”, explica.
Lo que le preocupa a Berlusconi no es solo el año de condena sino cómo poder seguir participando en política. La ley anticorrupción firmada por el ex primer ministro Mario Monti prohíbe que un condenado a más de dos años en última instancia se presente a las elecciones. La misma norma —votada en 2012 también por el Pueblo de la Libertad, que apoyaba a los tecnócratas— establece que un parlamentario condenado a más de dos años debe abandonar de inmediato su escaño.
La junta que va a evaluar la situación del senador Berlusconi está convocada para el 9 de septiembre. Sus abogados dicen que la norma no puede referirse a delitos cometidos antes de la fecha de aprobación. Pero si el PD, M5S y el resto votan juntos, el dueño de Mediaset puede quedar fuera del juego.
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