16 ministros de Exteriores de la UE luchan contra el euroescepticismo
Los cancilleres, reunidos en Palma de Mallorca, exhortan a los ciudadanos a no subestimar el valor de la integración europea
Los ministros de Asuntos Exteriores de 16 países europeos -con la significativa ausencia del Reino Unido-, reunidos durante dos días en Palma de Mallorca, han hecho un llamamiento a la participación en las elecciones europeas de mayo próximo, tras constatar que la crisis económica “ha tenido consecuencias sociales y políticas, como son niveles inaceptables de desempleo juvenil y aumento del euroescepticismo y la polarización política” y que “existe el riesgo de que los ciudadanos pierdan de vista el valor de la integración europea”.
En su declaración final, los miembros del grupo de reflexión sobre el futuro de la UE, creado en marzo de 2012 a iniciativa de Alemania, rechazan la “Europa a la carta” –en alusión a la pretensión del primer ministro británico, David Cameron, de obtener un estatuto diferencia bajo la amenaza de celebrar un referéndum para salirse de la UE--, apuestan porque la Comisión Europea siga siendo la “piedra angular” de la construcción europea, frente a quienes abogan por primar la fórmula intergubernamental, y reclaman “una mayor legitimidad democrática y responsabilidad” de las instituciones europeas.
Pese a mostrar su preocupación por el creciente desapego de los ciudadanos hacia el proyecto europeo (las encuestas vaticinan un incremento de la abstención y de los partidos populistas y eurófobos), el jefe de la diplomacia germana, Guido Westerwelle, ha eludido la responsabilidad de su país por imponer a los demás socios una política de rigor y ajuste que ha prolongado la recesión. Al contrario, ha insistido en que las reformas estructurales son la única vía para que la economía europea recupere competitividad y para combatir a la larga la plaga del desempleo juvenil. “Es una medicina amarga, pero da efectos positivos”, ha dicho.
Su homólogo español, José Manuel García-Margallo, ha reconocido algunas discrepancias con su socio germano y ha advertido de que los rescates a países como Grecia o Chipre “no han funcionado como debían” y, además, “no pueden funcionar”, ya que el fondo para financiarlos tiene la “pólvora tasada” y sus decisiones requieren unanimidad. Por ello, ha defendido la emisión de eurobonos, aunque sea de forma gradual y limitada al 60% del PIB de cada país, en correspondencia con la progresiva cesión a Bruselas de soberanía presupuestaria. Westerwelle ha guardado silencio, pero rechaza esta propuesta de plano.
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