Las elecciones mexicanas desafían las promesas de seguridad de Peña Nieto
Los partidos de la oposición piden al Gobierno que los militares patrullen las calles el domingo
Ha sido la campaña del miedo. La violencia del crimen organizado en vísperas de las elecciones locales del domingo en 14 Estados, en las que también se elige al próximo gobernador de Baja California, ha convertido los comicios más en una prueba sobre la capacidad del Gobierno del PRI para garantizar la seguridad en el país, que en el primer examen en las urnas de la gestión del presidente Enrique Peña Nieto tras siete meses en el poder.
Al menos 20 candidatos han sido asesinados, secuestrados o amenazados de muerte en días pasados. Los partidos de la oposición, PAN y PRD, que acuden en coalición en algunas zonas, han pedido al Gobierno que las Fuerzas Armadas patrullen las calles el domingo para garantizar la seguridad durante el proceso electoral. Las dos formaciones políticas se han visto obligadas a retirar candidatos en algunas localidades debido a la inseguridad.
Ante esta situación, la Procuraduría General de la República (PGR) desplegará, por primera vez en la historia, 1.500 agentes en los 70 puntos más conflictivos, que contarán con el apoyo de la Policía Federal, el Ejército y la Marina. La vigilancia se concentrará sobre todo en los Estados de Durango, Oaxaca, Puebla, Veracruz y Tamaulipas, donde se han registrados incidentes más violentos.
El auge de la violencia, sin ser del todo inédito, se debe en gran parte, según los expertos, a que son unas elecciones locales –se renovarán 931 ayuntamientos- y los municipios constituyen la línea de defensa más débil frente al poder del narcotráfico. El crimen organizado no solo liquida candidatos sino que llega incluso a financiar las campañas de los políticos afines para controlar la plaza. La impunidad, la corrupción de las policías locales y los propios partidos políticos que en algunos casos crean grupos de choque para bien intimidar a los rivales o bien defender o robar urnas completan el cuadro.
Al clima de violencia hay que sumar el encono de la lucha política entre los tres principales partidos mexicanos con su cruce de descalificaciones personales y acusaciones de utilización fraudulenta de recursos públicos. El líder del PAN, Gustavo Madero, se ha mostrado particularmente agresivo, acusando al PRI de reinstaurar viejas prácticas para ganar por las malas. “La gente está viendo que le salen las garras al monstruo, al dinosaurio. Estamos regresando a la prehistoria cavernícola del priismo”, declaró recientemente a la periodista Carmen Aristegui en la cadena MVS. El objetivo de la violencia durante esta campaña electoral, añadió, “es que la gente tenga miedo y no se atreva a votar en contra del PRI…está cabrón, muy cabrón”.
La dureza del mensaje de Madero trata de enmascarar, según algunos analistas, la profunda división interna que se vive en el PAN a raíz del decidido apoyo del propio Madero a Peña Nieto y a la agenda de reformas recogida en el Pacto por México, así como al intento de proyectar las elecciones a nivel nacional.
El PAN se juega el control de Baja California, donde gobierna desde hace 24 años y donde las encuestas señalan un empate con el PRI. En alianza con el PRD, también dividido internamente, los partidos de la oposición podrían avanzar, según los sondeos, en Aguascalientes, Oaxaca, Quintana Roo, Sinaloa, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas. Al PRI le auguran la victoria en Tijuana y el mantenimiento de una buena proporción de municipios en los Estados de Coahuila, Chihuahua, Durango, Hidalgo y Tamaulipas. En el caso del partido del Gobierno los resultados del domingo servirán para medir si se beneficia o no de la popularidad del presidente Peña Nieto durante estos meses.
Peña Nieto prometió una nueva estrategia de seguridad para reducir la violencia, pero desde diciembre a mayo han muerto más de 6.000 personas en incidentes violentos relacionados con el crimen organizado. El dato supone un número menor de víctimas que en tiempos del presidente Felipe Calderón, pero aún no marca una tendencia, en opinión de los analistas.
Más de 30 millones de mexicanos están convocados a las urnas este domingo y habrá que esperar para ver si el miedo afecta a la participación de los ciudadanos. En cualquier caso, la verdadera competencia electoral llegará en 2015 con elecciones para gobernador en ocho Estados y a la Cámara de Diputados.
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