La fiscalía del DF detiene a tres personas por el caso de los 12 desaparecidos
Las autoridades arrestan a un supuesto líder de una banda. Sigue sin haber noticias de los raptados
La fiscalía de México DF ha anunciado este lunes la detención de tres personas en el marco de la investigación sobre el caso de los 12 jóvenes que fueron raptados el 26 de mayo a la salida de un after-hours del centro de la ciudad.
Según indican los medios mexicanos, uno de los detenidos, Armando Hernández, alias El Ostión, es hermano de uno de los fundadores de La Unión, una banda delictiva de Tepito, el legendario y bronco barrio capitalino del que son la mayoría de los desaparecidos.
El fiscal ha confirmado la identidad de este arrestado, y también su alias -"Efectivamente, detuvimos a alguna persona con el sobrenombre del El Ostión"-, pero se ha escabullido de las preguntas de la prensa sobre su posible vinculación a la banda de La Unión.
Han pasado 29 días de la desaparición y la fiscalía ya ha arrestado a siete personas, pero de momento no se tiene noticias de los desaparecidos.
La pertenencia de este hombre a dicha banda sería relevante, dado que la fiscalía ha dicho que una de sus líneas de investigación, o de sus hipótesis, es que el rapto de los 12 jóvenes haya sido una venganza por conflictos internos entre La Unión y Los Tepis, otra banda de Tepito, un barrio de comercio ambulante por el que pasa buena parte de la droga que se trasiega en México DF, principal mercado de estupefacientes de todo el país.
Los jóvenes —cuyas edades van de los 16 años a la treintena— fueron raptados en coches por un grupo de 17 personas en un after de la Zona Rosa, un barrio céntrico, y que junto con otros dos acomodados barrios vecinos, La Condesa y La Roma, forma una especie de triángulo de ocio nocturno muy valioso para el tráfico de droga.
La tesis del enfrentamiento entre bandas implicaría que estos dos grupos estuviesen peleándose por controlar el narcomenudeo en esta área. Esta suposición, además, se refuerza con el hecho de que dos días antes del rapto de los jóvenes fue asesinado un supuesto vendedor de droga al por menor en una discoteca de La Condesa.
Un último cabo que ataría un poco más el nudo de esta hipótesis de la lucha entre bandas y el secuestro de los 12 como venganza sería la filiación de uno de los desaparecidos, Jerzy Ortiz, de 16 años. Este muchacho es hijo de Jorge Ortiz, alias El Tanque, un supuesto peso pesado de la delincuencia en Tepito que está preso por extorsión desde hace diez años.
El fiscal del DF, Rodolfo Ríos, ha dicho a la prensa que Jorge Ortiz fue parte de La Unión, y ha explicado que este grupo nació como un grupo de protección a los comerciantes de Tepito, aunque luego podría haber derivado sus funciones hacia el mundo del hampa.
El Ostión, por lo tanto, es otro elemento para dicha teoría de la lucha entre bandas. Pero la teoría, de momento, no es más que eso. La fiscalía nunca ha afirmado que los antecedentes del padre de Jerzy Ortiz tengan que ver con la desaparición de su hijo, y ni siquiera ha dado mucho vuelo, al menos en sus comunicados oficiales, a la idea del conflicto de La Unión y Los Tepis: es más, el fiscal Ríos ha subrayado que esa línea de investigación, por ahora, solo se basa en un único testimonio entre todos los que han recabado.
Con Armando El Ostión Hernández han sido arrestadas otras dos personas supuestamente relacionadas con él. Según el diario mexicano Reforma, El Ostión fue detenido -o arraigado: una suerte de detención provisional muy controvertida en México- cuando él mismo fue por su propio pie a declarar a la fiscalía sobre el caso de los desaparecidos.
Aparte de estas tres personas, hay otros cuatro arraigados en el marco de esta investigación. Uno de los dueños del after donde se produjo el rapto (son tres dueños, y los otros dos están prófugos), su esposa, un camarero del after y también el encargado de seguridad del local.
El miércoles se cumplirá un mes de la desaparición de los 12 jóvenes. El caso ha tenido un fuerte impacto social y mediático y ha abierto una crisis de gobierno en México DF, dado que un acto delictivo de este calibre, hasta ahora limitado a otras zona del país muy azotadas por la narcoviolencia, era inédito en la capital.
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