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Amado Google

Lluís Bassets

Evita pagar impuestos. Da libre acceso a artículos, fotos, vídeos y libros enteros, siempre que no existan barreras de pago. Se lleva buena parte de la publicidad que antes servía para financiar la prensa, sobre todo local, gracias al enorme alcance del buscador y a los precios rompedores que hay que pagar por publicitarse. Y ahora, para coronar la proeza, nos enteramos de que todos los miles de millones de datos acumulados van a parar a los ordenadores de la NSA (Agencia Nacional de Inteligencia), donde son procesados y analizados al servicio del Gobierno de Estados Unidos.

Todos estos inconvenientes compensan largamente el servicio individual que da a cada uno de sus usuarios. Nos busca palabras, documentos e imágenes, nos orienta en los mapas, nos da noticias, correo y agenda al día, nos permite bloguear, chatear, hablar a distancia, compartir todo tipo de documentos, leer libros, traducir en todos los idiomas y cada día se inventa nuevas cosas que pueda darnos, gratis total. O quitarnos, porque todo va a parar luego a la NSA.

Google vive de la tecnología y del libre mercado, tan bien fusionados que no se entienden la una sin el otro. La tecnología rompe las fronteras y el mercado desregulado se acomoda como un guante al negocio tecnológico. Pero no basta.

Sin un poderoso servicio jurídico este tipo de empresas no tendrían forma de romper todas las barreras. Y ahí está la clave de muchas de las cosas que suceden en el mundo con las empresas tecnológicas. Son sociedades que se deben a las leyes de su país, al que rinden buenos servicios cada vez que el Gobierno se lo pide, como es el caso del suministro de datos para que los espías digitales los analicen. Sin orden judicial, nadie va a vulnerar el derecho a la intimidad de un ciudadano estadounidense. Y que se apañen los ciudadanos del resto del mundo para buscar quien les proteja de las intromisiones.

No le demos la culpa a nuestro amado Google. Si alguien entrega los datos de los europeos a la NSA, incluyendo mensajes totalmente cubiertos por la privacidad, se debe a que nadie en Europa, ni los gobiernos ni las instituciones de la Unión Europea, cumple con las obligaciones inscritas en las constituciones nacionales y también en los tratados europeos de proteger la intimidad y la vida privada de todos nosotros.

Comentarios

Irónicamente, nunca he visto un EULA al usar el buscador de google que me avise de esa circunstancia (cesión de datos). Facebook avisa al registrarte por primera vez que casi todos tus datos que subas los podrá usar él, pero no dice que pueda ceder esos datos a la NSA. Al final, me imagino que otra de las batallas de este siglo será la privacidad en la red.Por cierto, Sr. Basssets y visitantes regulares de este blog, me gustaría recomendarles este vídeo, muy interesante. Véanlo los primeros cinco minutos y luego no podrán dejarlo xD . Muy interesante, y sobre todo revelador. www.youtube.com/watch?v=5hm5j_l8uhUDisfrútenlo, damas y caballeros.
Sí que es interesante, Lambda, el vídeo. Y es verdad que engancha. Lo llaman democracia y no lo es, que se dice en las plazas.
Y tras el paréntesis, pero conectando con el vídeo anterior, son las instituciones, las que dicen que nos representan, las que nos dejan con el culo al aire. No les preocupa nuestro exhibicionismo cuando es forzado, se conoce.
Google es una ventana al mundo, clicas una palabra y el número de datos que aparecen puede ser infinito. Google es acceso a información, pero a veces, puede ser información sobre ti, y eso puede no gustarte. Puede aparecer información de gente totalmente ajena a las redes sociales e incluso a los móviles. Escribío mi niña el nombre de mi suegra -que en su vida ha tocado un ordenador, ni tienen móvil - y salío su dirección y número de teléfono a la vista de todo el mundo. Nadie esta libre de este gran hermano, ni siquiera los ajenos al sistema. Es imposible ,
@paloma, no es imposible salirse de Google. Yo todavía recuerdo cuando usaba los buscadores de Lycos, Yahoo, etc. antes de la ascensión de Google. Incluso recuerdo usar buscadores personalizados llamados "meta-crawlers", buscadores más precisos que la búsqueda avanzada de Google. Lo que pasa es que Google reventó la competencia y se ha instalado casi como la pantalla de inicio "de facto" en los navegadores de mucha gente, que no conoce otra cosa que "San Google" xD.Por ejemplo, el tema de la NSA ha hecho que buscadores menos conocidos, como DuckDuckGo ( vaya nombre) sean más conocidos. Aunque reconozco que por ejemplo, en el mundo de los smartphones (los teléfonos "inteligentes" tan populares ahora) básicamente por defecto (en el caso de Android) buscas con Google.Google, básicamente utiliza la información que obtiene (palabras y temas más buscados) como información valiosa. Y eso vale, mucho, mucho dinero para las empresas de publicidad o sencillamente, aquellas empresas que necesitan vender sus productos.@Ciro, más bien es un problema semántico: el sistema de gobierno actual en la mayoría de los países avanzados es un sistema basado en la representación, básicamente en la elección de representantes, tal como nos lo explica E. Chóuard en el video. De por sí no es malo, otra cosa es que efectivamente, tenga sus "trap doors". Lo que él (Chóuard) sugiere es un sistema más directo y también más eficaz para controlar a los cargos electos y a su vez, asegurarnos que las decisiones se corresponden con el deseo expreso del "demos". Es una apuesta interesante, sin duda.
Google, la gratuidad pagada en diferido y con simulación.
Google aquí, Google allá y todo Google. El problema es que creéis que la información proviene de las búsquedas que hacemos. ¡No! No es allí, es de todo el resto. ¿Cómo puede Google producir un resultado sobre la suegra de Paloma? Google no tiene esa información, pero puede encontrarla donde la tienen. Lo que falláis en detectar es que para que Google pueda hacer la búsqueda la información TIENE que residir en los servidores de Google. En otras palabras, Google COPIA toda la información a sus servidores y la GUARDA PARA SIEMPRE aún cuando se cierren los servidores originales. Esto es lo que significa la palabra "Cached" que aparece en ciertos resultados. Google literalmente "sabe" todo de todos. Y o peor es que facilita la información a los gobiernos que la soliciten. Sean esos el de Usa o el de España, o Francia o Rusia. En otras palabras: estamos desnudos ante los tiranos del mundo. Pero no solo es Google, son todos. Y quienes crean que se salvan por usar Android, pues tampoco. Android es PROPIEDAD de Google, ¿y quién me garantiza que Android no reporta a escondidas toda la información a Google o a quién sea cuando no estamos mirando? Ya reportan hasta la velocidad con la que leemos la pantalla. Lo mismo los ebooks, y hasta la refrigeradora inteligente que tanto nos gusta. Estoy seguro que la laptop con la que escribo esta contribución me está delatando en este mismo instante. Qué cosa más fácil sería que el anti-virus de la PC reportara un duplicado de TODO el tráfico a Google (o al gobierno xxx que pueda estar interesado.) Lo que ha venido a poner peor la situación es el hambre de información de Obambi. Basta ver la construcción de un repositorio de datos de la NSA cerca de Salt Lake City con una capacidad desconocida, pero con 65 MW de electricidad instalada. Wikipedia lo lista bajo el nombre de Utah Data Center. Yo no soy eterno, pero mis datos sí lo son. Ah, y Facebook acaba de publicar los datos de 6 millones de usuarios por un "bug". Sí, claro, ¿quién podría dudarlo? Si tanto se quejó la izquierda de los abusos de Bush, hasta libros escribieron algunos, ¿por qué no se queja de los abusos de Obambi que son órdenes de magnitud peores? Yo sé, pero no lo digo.
Derecho al olvido propio, no, pero derecho al recuerdo ajeno, tampoco. La justicia europea reconoce a Google el derecho a no retirar la información que recibe, y ya puestos, a ver si conseguimos que Bruselas se pronuncie sobre si el buscador tiene derecho a transmitir a terceros las informaciones personales de que dispone.
Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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