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Políticos mexicanos encomiendan a Dios el control de sus Gobiernos

La alcaldesa de Monterrey, la última en sumarse a esta moda, ofrece la ciudad a Jesucristo “La clase política acude a las bendiciones para legitimarse”, señala un sociólogo

Paula Chouza

“Yo, Margarita Alicia Arellanes Cervantes, entrego la ciudad de Monterrey, Nuevo León, a nuestro señor Jesucristo para que su reino de paz y bendición sea establecido. Abro las puertas de este municipio a Dios como la máxima autoridad”. Con estas palabras, la alcaldesa de una de las capitales industriales más pujantes de México y América Latina, además de la tercera zona metropolitana más poblada del país con cuatro millones de habitantes, cedía este sábado a la autoridad celestial el cuidado y la responsabilidad sobre la violencia y los problemas que afronta la urbe. En la proclamación simbólica, con un auditorio entregado, Arellanes (militantes del derechista PAN) pronuncia un discurso de más de siete minutos repleto de referencias bíblicas.

Aunque el acto revuelve a una parte de los ciudadanos de un Estado definido como laico, el gesto no es el primero que en los últimos tiempos han hecho en México políticos de todos los colores. Incluso Miguel Ángel Mancera, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Ejecutivo de referencia para la izquierda mexicana en toda la República, aceptó la invitación del cardenal Norberto Rivera para asistir a la entronización del papa Francisco. El viaje le salió caro al mandatario, criticado por los suyos y la Iglesia. No en vano, la Ciudad de México es la única entidad en todo el país donde está permitido el aborto libre y el matrimonio homosexual, ambos rechazados abiertamente por las autoridades eclesiásticas mexicanas.

En la misma línea de lo acontecido en Monterrey, otros tres alcaldes -los de Guadalupe, Benito Juárez y Ensenada- entregaron en los últimos meses las llaves de la ciudad a Jesús, informa Proceso. Varios vídeos difundidos en Youtube muestran a los ediles en ceremonias separadas haciendo proclamas similares a las de Arellanes. Pero el asunto supera el ámbito municipal: dos gobernadores de sendos Estados con niveles elevados de violencia, Chihuahua y Veracruz, han “encomendado” a Dios el cuidado de sus entidades. En el primer caso, el pasado mes de abril, César Duarte se consagró al Corazón de Jesús y a la Virgen María en una multitudinaria ceremonia celebrada por el arzobispo de la capital chihuahuense ante más de 14.000 personas: “Le pido perdón a Dios por todo lo que ha sucedido en el pasado, le pido que nos ayude a cambiar todo lo que no sea de él”.

El otro Duarte, en este caso Javier, responsable del Gobierno de Veracruz, a un mes de las elecciones locales, visitó el domingo 3 de junio la iglesia del Espíritu Santo de uno de sus municipios. Se informó que el mandatario acudió a escuchar misa como un parroquiano más de esta comunidad, donde los asistentes se acercaron a estrechar su mano en señal de paz como es costumbre durante el ritual. Javier Duarte coincidió con el clero en que “no se debe hacer uso de la pobreza para obtener beneficios electorales”. En abril el Partido de Acción Nacional  denunció un entramado político para usar programas sociales en beneficio del PRI en ese Estado.

“La clase política se ha despegado tanto de la sociedad que cada vez más acude a las bendiciones religiosas, a la influencia que tiene la Iglesia sobre la población para legitimarse frente a los ciudadanos”, explica en conversación telefónica el periodista y sociólogo Bernardo Barranco. En su opinión, el fervor religioso es un fenómeno nuevo en México: “Somos un país de larguísima tradición laica, a veces anticlerical. Durante los años de Gobierno del PRI continuó así. Los cambios empezaron con la llegada de Vicente Fox y el panismo, que lleva en su ideario la doctrina social de la iglesia. Fox inicia su campaña enarbolando el estandarte de la virgen de Guadalupe, sus hijos le regalan un crucifijo en la toma de posesión, y cuando vino el papa Juan Pablo II a México, se arrodilló ante él, lo que causó un gran revuelo”.

Sin embargo, Barranco considera que el epicentro de esta nueva actitud “radica en el propio presidente de la República, que no ha escondido su trayectoria y fervor católico”. El periodista va más allá y señala que Enrique Peña Nieto “propicia” desde el Gobierno esta actitud. “Él es pariente de obispos y se graduó en una universidad del Opus Dei”, señala para ejemplificar sus vínculos.

“En ocasiones el delincuente y el ignorante prefiere ampararse en las fuerzas sobrenaturales antes de tener responsabilidad sobre la cosas”, ha asegurado también este lunes el politólogo Sergio Aguayo en el programa de radio Noticias MVS. “Este tipo de actos son un síntoma más de que cada quien crea su ciudad, su país o su estado al antojo y reflejan la falta de referentes legales y éticos de los gobernantes”.

Todas estas recientes muestras de fervor religioso se dan en el contexto de una reforma constitucional, la que afecta al artículo 24, referida a la libertad religiosa. La ley marca que para que el cambio sea válido deben aceptarlo la mitad más uno de las legislaturas locales. Hace unos días se consiguió la aprobación en la última entidad necesaria. La reforma podrá entrar en vigor próximamente, una vez el Congreso federal envíe el texto al presidente y este lo ordene.

“Esta modificación es parte de un pacto en la clase política en el que se negociaron dos aspectos: el artículo 40, que especifica ahora que el carácter del Estado es laico y en contrabalanza, el 24, que amplía el concepto de libertad de culto a libertad religiosa”. Para Bernardo Barranco, bajo el amparo de esta nueva ley ya ha habido “algunos amagos” de aplicación de la supuesta apertura de libertades: “Hace un mes, en Puebla, congresistas panistas solicitaron que la instrucción primaria sea religiosa”. La propuesta fue rechazada porque la reforma aún no ha entrado en vigor. En este sentido, el sociólogo insiste en que el cambio puede llevar a la confusión: “En nombre de la libertad religiosa la Iglesia puede solicitar acciones que entren en contradicción con otros artículos, como el que dice que la educación tiene que ser laica y gratuita”.

Mientras, el cambio constitucional ya ha sido avalado por la máxima autoridad de la Iglesia. El nuevo embajador de México ante el Vaticano, Mariano Palacios Alcocer, entregó este lunes sus cartas de presentación al papa Francisco, quien consideró durante el encuentro que la reforma representa un “avance cualitativo”.

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Sobre la firma

Paula Chouza
Periodista de Política en EL PAÍS. Participó en el lanzamiento de EL PAÍS América en México. Trabajó en el Ayuntamiento de A Coruña y fue becaria del Congreso de los Diputados, CRTVG o Cadena SER. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, Máster en Marketing Político y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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