El programa nuclear entra en la campaña electoral iraní
Los candidatos utilizan las negociaciones con Occidente para desacreditar a sus rivales
“Lo que me está diciendo es una mentira y usted sabe que es una mentira”, espetó un indignado Hasan Rohani al presentador de la televisión estatal que entrevista a los candidatos a la presidencia de Irán. A diferencia de los debates que animaron la campaña en 2009 y dieron alas al Movimiento Verde, este año el formato se limita a una conversación de 45 minutos con cada uno de los ocho aspirantes preseleccionados. El tono más bien soso de la serie se rompió el lunes cuando le tocó el turno a Rohani, jefe del equipo negociador nuclear con el reformista Mohamed Jatamí. El entrevistador le acusó de haber frenado el programa atómico y se abrió la caja de los truenos.
Rohani, de 64 años y el único clérigo entre los candidatos aceptados, se presentó a sí mismo como un “moderado” que ha trabajado con todas las tendencias y evitado posiciones extremistas. Quien fuera secretario del Consejo de Seguridad Nacional durante 16 años defendió su trabajo a cargo de las negociaciones nucleares entre 2003 y 2005, y negó que hubiera sido “blando” en sus tratos con Occidente.
“Durante aquella etapa, la era de Bush, cuando los locos neocons atacaron Afganistán, ocuparon Irak y todo el mundo decía que Irán era el siguiente, no solo evitamos la guerra, sino también que nos impusieran sanciones”, declaró con firmeza el candidato. Rohani también recordó que entonces abrieron vías de diálogo con jefes de Estado. “Eso es lo de deberíamos hacer hoy”, añadió en una poco velada pulla a su rival y actual jefe negociador, Said Yalilí, considerado el favorito del régimen en la carrera hacia la presidencia.
Al iraní de la calle le preocupa más el precio del pollo y el coste del alquiler que las disputas de sus gobernantes sobre la política nuclear. Sin embargo, la centralidad de ese asunto en los problemas económicos que afronta Irán hacía imposible evitarlo en la campaña. Las sanciones internacionales que Estados Unidos y la Unión Europea han impulsado contra Irán a causa de la falta de transparencia de su programa atómico, agravadas por la mala gestión interna, han puesto al país al borde del precipicio con una moneda que perdió el 80% de su valor en 2012, una inflación del 32% y una tasa oficial de paro del 14%, pero probablemente más alta.
El equipo electoral de Yalilí tardó poco en recoger el guante y responder a Rohani con sus mismas armas. Enseguida colgó la réplica en Twitter, donde los asesores del clérigo transmitían su entrevista en directo, tanto en inglés como en persa.
“El debate nuclear de #Irán ha cambiado de pedir permiso para tener una centrifugadora a discutir el 20% de enriquecimiento”, soltaba @DrSaeedJalili, que ha convertido su postura de firmeza en las negociaciones nucleares en uno de los ejes de su campaña. En sucesivos tuits, Yalilí responsabilizaba a los acuerdos alcanzados en la época de Rohani, por los que Irán se comprometió a suspender el enriquecimiento de uranio, de haber “atado nuestras manos para seguir progresando en la tecnología nuclear y parado todo con la excusa de la cooperación”.
Aquel pacto, que quedó roto poco después de la elección de Mahmud Ahmadineyad como presidente en 2005, fue muy controvertido entre los dirigentes iraníes. De hecho, Ahmadineyad encarceló bajo acusación de alta traición a Hosein Mousavian, el portavoz del equipo que dirigía Rohani. No obstante Mousavian, que en la actualidad es profesor asociado en la Universidad de Princeton (EEUU), asegura en su libro Iranian Nuclear Crisis: A Memoir que también se hubiera reanudado la actividad nuclear con un presidente reformista porque los negociadores europeos no cumplieron su parte del acuerdo, al no lograr el respaldo de Washington.
Desde entonces, las sucesivas rondas de conversaciones entre Irán y un equipo internacional que se amplió para incluir a Estados Unidos, China y Rusia, además de la inicial troika europea (Alemania, Francia y Reino Unido), solo han dado vueltas sin más progreso que mantener abierta la vía de diálogo. Mientras, Teherán ha seguido avanzando en su programa sin disipar las sospechas de Estados Unidos y sus aliados, en particular Israel, de que esconde objetivos militares, algo que todos los portavoces iraníes niegan con vehemencia. No ha ayudado el estilo provocador de Ahmadineyad y su utilización del programa nuclear como signo de orgullo nacional, en un país ya de por sí bastante chovinista.
Es innegable el respaldo de los iraníes a su derecho a desarrollar la tecnología nuclear, incluso con fines militares. Pero como refleja el debate electoral al respecto, existen diferencias en la forma de abordar el asunto. Significativamente, PressTV, la cadena estatal en inglés, omitió el fragmento más polémico de la entrevista con Rohani. Su equipo contrarrestó ese gesto colgando el programa íntegro en YouTube y con subtítulos en ese idioma.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.