La fiscalía antiterrorista de Francia asume la investigación del ataque al soldado
La policía francesa busca “intensamente” al agresor de París La novia del herido afirma que fue alcanzado “a dos centímetros de la carótida”
Aunque los investigadores no quieren confirmar todavía si fue un acto terrorista o la acción de un loco, la policía francesa sigue hoy buscando “intensamente”, han dicho fuentes oficiales, al hombre que el sábado atacó con un arma blanca a un joven militar de la misión antiterrorista Vigipirate que patrullaba por el intercambiador de transportes situado bajo la explanada de La Défense, cerca del centro de París.
Pese a la prudencia oficial, los primeros indicios y las reacciones de las instituciones indican que, con mucha probabilidad, fue un ataque terrorista más o menos inspirado, si bien de forma chapucera y casera, en el brutal atentado que dos integristas nigerianos protagonizaron el miércoles pasado en el sur de Londres. La fiscalía antiterrorista se hizo cargo del caso el sábado por la noche, mientras los ministerios de Defensa e Interior reiteraban que serán “implacables” en la lucha contra el terrorismo.
Según confirmaron fuentes oficiales, el agresor del soldado, descrito como un hombre de unos 30 años, intentó acuchillar en el cuello al militar, y tras producirle una herida cerca de la carótida se dio a la fuga. El soldado se llama Cédric Cordier, tiene 23 años –dos menos de los que se dijo en principio-, y se recupera de sus heridas en el hospital militar de Percy à Clamart.
Su novia, llamada Amélie, de 22 años, ha explicado este domingo a la radio RTL que el joven había pasado la noche muy inquieto y que estaba “traumatizado” por lo ocurrido. “No está tranquilo, a las cuatro de la mañana entró un enfermero en la habitación y se incorporó de repente porque pensaba que era el agresor que venía a terminar su trabajo”, ha contado.
La muchacha ha añadido que su novio “tuvo mucha suerte, porque la herida está a solo dos centímetros de la carótida, y podía haber muerto”. Los médicos que reconocieron al militar, ha precisado la joven, dijeron que la herida fue producida “probablemente” por un cúter.
La búsqueda del asaltante promete ser difícil. Los agentes policiales han cruzado hoy las grabaciones de las numerosas cámaras de seguridad instaladas en el lugar –un gigantesco espacio subterráneo lleno de tiendas y de entradas y salidas a la red de metro y cercanías- con los testimonios recogidos tras el ataque para tratar de identificar al agresor.
De momento, lo que ha trascendido es que las versiones de los testigos son contradictorias y confusas, tanto sobre el aspecto como sobre la indumentaria del asaltante. Lo poco que parece seguro es que el agresor es un hombre muy alto, de 1,90 de estatura, que llevaba barba, un jersey claro y un pantalón negro, y que actuó a gran velocidad y por la espalda. Según el fiscal de Nanterre, Robert Gelli, el individuo “se acercó por detrás al militar, intentó acuchillarle el cuello con un arma blanca y luego desapareció entre la muchedumbre sin decir palabra”.
La mecánica del asalto no resulta del todo desconocida para las fuerzas de seguridad. El 7 de mayo, un gendarme resultó herido de una puñalada en la garganta por un hombre que entró en la comisaría de Roussillon (Isère) al grito de “Alá, Alá”. El agresor, definido como un “desequilibrado” por la Gendarmería, se negó a soltar el arma y fue neutralizado por un agente que le disparó a las piernas.
En los últimos meses, la intervención militar en Malí ha mantenido alto el nivel de alerta de los servicios antiterroristas francesas; y a raíz del atentado de Londres, Defensa e Interior habían decidido redoblar la vigilancia.
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