Kerry cierra su gira asiática con un mejor horizonte en la crisis coreana
EE UU logra el compromiso de Pekín para impulsar la desnuclearización de la península
Kerry ha cerrado este lunes en Japón su primera visita a la región Asia-Pacífico como secretario de Estado estadounidense con un horizonte un poco más despejado en la crisis norcoreana. La gira de cuatro días del jefe de la diplomacia norteamericana le llevó antes a Corea del Sur y China, donde en un maratón de reuniones con los máximos líderes logró el compromiso de Pekín para impulsar la desnuclearización de la península coreana. La formalización del acuerdo será un reto para las dos primeras potencias económicas del mundo, que tendrán que demostrar que pueden aparcar años de diferencias y rivalidades sobre cómo resolver el problema, en beneficio de la estabilidad global, en un momento en que Pekín ve con suspicacia la política del presidente estadounidense, Barack Obama, de reequilibrar la presencia americana en el exterior hacia Asia.
Washington y Tokio dijeron que están abiertos a nuevas negociaciones con Pyongyang si disminuye la tensión y cumple los acuerdos pactados en el pasado, en una señal de que la comunidad internacional está dispuesta a retomar las conversaciones a seis bandas para el desmantelamiento del programa de armas atómicas norcoreano, que están paralizadas desde hace cuatro años. En las negociaciones toman parte, además de Corea del Norte y Estados Unidos, China, Corea del Sur, Japón y Rusia.
Pekín ha insistido desde hace tiempo en volver a reiniciar el proceso sin condiciones, pero Washington y sus aliados Seúl y Tokio temen que recompensar a Corea del Norte por sus continuas amenazas y escaladas de retórica conduzca al mismo círculo vicioso de tensión y conversaciones fallidas del pasado.
Kerry ha asegurado que obtener el compromiso de Pekín no ha sido asunto fácil, dados los lazos históricos, económicos y políticos que tiene con el régimen norcoreano. Pero la resolución de la crisis se ha hecho urgente tras el lanzamiento de un cohete y la ejecución de una prueba nuclear por parte de Pyongyang en diciembre y febrero pasados, respectivamente, y meses de tensión y amenazas norcoreanas, incluso de ataques nucleares contra Corea del Sur y Estados Unidos. Washington y Seúl creen que el Norte podría disparar un nuevo misil en los próximos días.
Kerry no ha revelado qué medidas concretas de presión va a adoptar China para convencer a Pyongyang de que cumpla las condiciones del acuerdo de 2005, por el cual debía abandonar su programa de armas atómicas a cambio de ayuda, y que se fue al traste al ejecutar una prueba atómica en 2006 y perseguir un programa de enriquecimiento de uranio.
No parece fácil que las gestiones de Kerry en Asia estos días den fruto rápido. Pyongyang ha afirmado que considera su programa de armas atómicas vital para su seguridad y no es negociable. Y el domingo advirtió que no tiene intención de conversar con Corea del Sur mientras Seúl no abandone su política de confrontación.
Pero Washington no quiere ver esta posición como una barrera insalvable de entrada. “No me voy a quedar tan hundido en el barro como para malgastar flagrantemente una oportunidad de hacer realmente algo por una cabezonería predeterminada”, dijo Kerry el domingo en Tokio, en referencia a Pyongyang, informa Associated Press. “La cuestión es qué pasos dar ahora para no repetir simplemente los ciclos del pasado”.
El ministro de Exteriores de Japón, Fumio Kishida, fue muy explícito y señaló que el Norte debe cumplir los anteriores acuerdos respecto a sus programas nucleares y de misiles y debe devolver a los ciudadanos japoneses secuestrados en el pasado para formar espías, uno de los puntos considerados claves por Tokio.
Kerry insistió en que para volver a poner en marcha las negociaciones a seis bandas, Corea del Norte “tiene que indicar su deseo de avanzar hacia la desnuclearización”, y aseguró que, con las circunstancias adecuadas, incluso consideraría dar un gran paso, como la oferta de conversaciones directas con Pyongyang, una de las demandas del régimen de Kim Jong-un.
El secretario de Estado ha indicado que la diplomacia requiera afrontar riesgos y discreción, como cuando el presidente de Estados Unidos Richard Nixon inició las relaciones con la China de Mao Zedong en la década de 1970.
En su primera etapa de la gira asiática —parte de un periplo internacional de 10 días—, en Corea del Sur, Kerry advirtió al Norte que no llevara a cabo el lanzamiento de un misil de alcance medio —que los servicios de inteligencia aseguran que tiene listo para disparar— y reafirmó el compromiso de Estados Unidos en la defensa de sus aliados en la región. En China, logró el compromiso público de Pekín de avanzar en la resolución de la crisis. Y en Japón, dejó clara la oferta de volver a poner en marcha las negociaciones con el Norte.
“Una cosa está clara: estamos unidos. No puede haber confusión en este punto. El peligroso programa de misiles nucleares del Norte amenaza no solo a los vecinos de Corea del Norte, sino a su propio pueblo”, ha dicho Kerry este lunes en Tokio tras entrevistarse con el primer ministro, Shinzo Abe, informa France Presse.
Han sido cuatro días de actividad diplomática frenética, protagonizados por el conflicto en la península coreana, en los que Kerry ha insistido en que Estados Unidos quiere una resolución pacífica de la disputa. La península sigue técnicamente en guerra, ya que la guerra de Corea (1950-1953) finalizó con un alto el fuego que nunca se convirtió en tratado de paz definitivo.
Los efectos del acuerdo de Washington y Pekín para intentar solucionar la crisis coreana podrían extenderse a otras áreas. Kerry dijo el sábado en la capital china que hay una “sinergia” entre los dos países para lograr la seguridad y estabilidad económica mundiales. “Nos interesa el éxito de China. Y, francamente, a China le interesa el éxito de Estados Unidos”, afirmó.
Aunque la crisis norcoreana ha dominado la agenda del viaje de Kerry, ha habido otros asuntos importantes sobre la mesa, como Siria, Irán y las disputas territoriales en los mares de Asia. Durante su visita en Pekín, Estados Unidos y China acordaron crear un grupo de trabajo a nivel ministerial sobre el cambio climático. Ambos países, que difieren en la forma de abordar el calentamiento global, dijeron en un comunicado conjunto que “reconocen que los peligros crecientes presentados por el cambio climático frente a la inadecuada respuesta global requieren una iniciativa más urgente y focalizada”.
Kerry también evocó la posibilidad de que Washington reduzca su presencia militar en
Asia-Pacífico, con la retirada, por ejemplo, de los sistemas de misiles adicionales desplegados para hacer frente a la amenaza norcoreana, en caso de que esta desaparezca. China ve con recelo la política de Obama de incrementar la presencia política, económica y militar en la región, que considera un intento de contener su ascenso, y está contrariada por el despliegue de sistemas antimisiles en su patio trasero.
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