Corea del Norte suspende la actividad en el complejo industrial conjunto con el Sur
Pyongyang dice que retirará a los 53.000 norcoreanos que trabajan en Kaesong
Corea del Norte ha cumplido la amenaza y ha asegurado este lunes que va a suspender las operaciones y retirar a sus 53.000 trabajadores del complejo industrial de Kaesong, en una nueva escalada de la tensión que vive la península coreana desde hace varias semanas. El parque industrial está situado en el Norte, a unos 10 kilómetros de la frontera con el Sur, aunque es operado de forma conjunta por los dos países. Fue construido en 2004 como símbolo de la cooperación económica entre las dos Coreas, y ninguna de las partes ha permitido que anteriores crisis le afecten de manera significativa, ya que es una fuerte importante de divisas para Pyongyang y es considerado un barómetro de la estabilidad en la región.
Pyongyang “retirará a todos sus empleados” y, al mismo tiempo, “suspenderá temporalmente las operaciones en la zona y estudiará si permitir su existencia o cerrarla”, ha asegurado Kim Yang-gon, secretario del Comité Central del Partido de los Trabajadores de Corea, según la agencia oficial KCNA.
El Norte ha bloqueado desde el miércoles de la semana pasada la entrada de trabajadores surcoreanos en el complejo, lo que ha obligado a 13 de las 123 empresas del Sur que hay en él a paralizar la producción. El anuncio de la suspensión de la actividad ha tenido lugar horas después de que el Ministro de Finanzas surcoreano, Hyun Oh-seok, calificara la prohibición de acceso de “ridícula”.
El parque industrial genera un comercio anual de unos 2.000 millones de dólares (1.540 millones de euros) y más de 80 millones de dólares en salarios, que son pagados al Estado en lugar de a los empleados. Pyongyang rechaza las interpretaciones en el Sur de que el complejo es clave para las finanzas norcoreanas, y su cierre sería una muestra de que no le importa dañar a su propia economía para mostrar su ira contra Seúl y Washington.
La medida se ha producido en medio de informaciones contradictorias sobre la intención del régimen de Kim Jong-un de llevar a cabo una nueva prueba nuclear. El diario surcoreano JoongAng ha publicado este lunes que el Norte está haciendo preparativos para efectuar otro ensayo atómico en el mismo lugar que realizó su tercero el 12 de febrero pasado, según fuentes del Gobierno de Seúl sin identificar. “Hemos detectado un incremento de la actividad de los trabajadores y los vehículos (…) Las actividades parecen ser similares a las de antes de la tercera prueba”, ha señalado la fuente. “También nos ha llegado un soplo de que Pyongyang podría realizar un nuevo ensayo atómico. Pero estamos analizando si se trata en efecto de preparativos para otra prueba o es solo para presionar a Seúl y Washington”.
El Ministro de Unificación de Corea del Sur, Ryoo Kihl-jae, ha parecido confirmar inicialmente en una sesión parlamentaria que una cuarta prueba nuclear era inminente cuando ha dicho que “hay tales signos”, pero, posteriormente, el ministerio ha afirmado que había sido malinterpretado. Al mismo tiempo, el Ministerio de Defensa ha asegurado que la actividad detectada era “de rutina” y que “no hay indicios de que sea inminente un ensayo atómico”.
Las sospechas sobre una posible prueba nuclear se han sumado a informes de los servicios de inteligencia que sugieren que Pyongyang ha preparado dos misiles de medio alcance en lanzaderas móviles en su costa este, y podría llevar a cabo el ensayo de al menos uno de ellos antes del 15 de abril, 101 aniversario del nacimiento de Kim Jong-un, fundador de Corea del Norte y abuelo del actual líder, Kim Jong-un.
Otra prueba nuclear o el lanzamiento de un misil incrementarían aún más la crisis en la península, donde la espiral de tensión no cesa desde que Pyongyang lanzó un cohete en diciembre pasado y ejecutó el tercer ensayo atómico de su historia en febrero. Ambas acciones fueron respondidas con sendos incrementos de sanciones por parte de la ONU, lo que provocó la ira del régimen norcoreano, que no ha detenido desde entonces el despliegue de retórica, amenazas y represalias, como la suspensión del alto el fuego de la guerra de Corea (1950-1953) y el anuncio de que va a volver a poner en marcha sus instalaciones nucleares, incluidos el reactor de Yongbyon –corazón del programa de armas atómicas- y las instalaciones de enriquecimiento de uranio. Tras la tercera prueba nuclear, el Norte dijo a China que estaba preparado para hacer una o dos más este año, según algunas informaciones.
Corea del Norte ha advertido a las embajadas extranjeras en Pyongyang que no podrá garantizar su seguridad a partir de este miércoles, y, furiosa por las maniobras militares que están llevando a cabo en la región Estados Unidos y Corea del Sur, ha afirmado que la guerra es inevitable.
Pero pocos creen que pueda producirse un conflicto a gran escala, y, de momento, no hay signos de que los diplomáticos extranjeros hayan dejado la capital norcoreana. El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, viaja esta semana a Seúl y Pekín, por lo que no sería de extrañar que el Norte lleve a cabo entonces algún tipo de acción. Japón ha dado orden a su ejército de derribar cualquier misil que se dirija hacia su territorio.
Pyongyang no ha dado señal, de momento, de que haya movilizado el Ejército, compuesto por 1,2 millones de personas. Los expertos aseguran que la sucesión de declaraciones y amenazas son un intento de reforzar la imagen del joven Kim Jong-un -el tercero de la dinastía Kim en gobernar el país-, y de llamar la atención para forzar negociaciones con Estados Unidos y Corea del Sur con objeto de normalizar las relaciones y firmar un tratado de paz definitivo.
Estados Unidos ha desplegado en las maniobras en curso un amplio dispositivo militar, incluidos bombarderos con capacidad nuclear y aviones furtivos, lo que ha enfurecido a Pyongyang, que considera los ejercicios anuales un ensayo de invasión. Pero en un intento de rebajar la tensión, Washington ha suspendido la prueba de un misil balístico intercontinental que tenía prevista para esta semana desde hace tiempo.
El presidente chino, Xi Jinping, hizo una advertencia el domingo en un foro internacional en la isla china de Hainan, que ha sido interpretada como dirigida a Corea del Norte. Dijo que “no debe permitirse a nadie arrastrar a la región ni al mundo entero al caos por intereses egoístas”. Y añadió: “Nos mantenemos firmes en nuestra determinación de defensa de la paz y la estabilidad en Asia y el mundo”. El día anterior, el ministro de Exteriores, Wang Yi, aseguró al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que Pekín se opone a “palabras y acciones provocadoras por parte de cualquier lado en la región y no permite que se creen problemas a su puerta”.
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