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Al menos once muertos en un ataque yihadista en Tombuctú

Entre los fallecidos se encuentran nueve terroristas, un civil y un soldado maliense

José Naranjo
Varias personas observan el cadáver de un yihadista muerto en Tombuctú este domingo.
Varias personas observan el cadáver de un yihadista muerto en Tombuctú este domingo.AP

Al menos once personas han muerto en las últimas 48 horas durante un ataque yihadista en la ciudad de Tombuctú, en el norte de Malí. Entre los fallecidos se encuentran nueve terroristas, un civil y un soldado maliense. Otros cuatro militares han resultado heridos durante el enfrentamiento. Fuentes gubernamentales malienses elevan a veinte la cifra de yihadistas muertos durante este ataque.

La ofensiva comenzó el sábado por la noche, sobre las 22.00 horas, cuando un terrorista suicida con explosivos adosados a su cuerpo se abalanzó a bordo de un vehículo contra el puesto de control militar situado a la salida de la ciudad en dirección a Goundam. La explosión provocó la muerte del suicida y de un soldado maliense, así como heridas a otros cuatro.

Este fue el inicio de la infiltración de un número indeterminado de terroristas en la ciudad de Tombuctú que aprovecharon el desconcierto generado por el atentado suicida. Durante el domingo, los yihadistas lograron acceder a diferentes puntos de la localidad donde se enfrentaron a soldados malienses y franceses que trataban de localizarlos. Los combates se produjeron el domingo en torno a un conocido hotel de la ciudad. Asimismo, otro terrorista que llevaba explosivos adosados a su cuerpo y un ciudadano nigeriano que había tomado como rehén fueron abatidos por los disparos de los soldados malienses en el centro de la ciudad. En total murieron al menos seis yihadistas.

El intercambio de disparos ha proseguido durante la mañana de este lunes. Otros dos yihadistas lograron infiltrarse en la base militar maliense y atrincherarse en el interior de una construcción situada en su interior. Ambos murieron después de una fuerte explosión que hizo saltar esta construcción por los aires. Por otra parte, este sábado una mina hizo explosión en la región de Gao, entre las localidades de Ansongo y Menaka, provocando la muerte a dos soldados malienses.

Se trata del segundo ataque que sufre la ciudad de Tombuctú en el plazo de diez días después de haber sido recuperada por la ofensiva francomaliense el pasado mes de enero. El primer ataque tuvo lugar el pasado 21 de marzo y fue muy parecido a este: un terrorista suicida hizo explotar un coche bomba cerca del aeropuerto y, posteriormente, una treintena de yihadistas atacó la base militar situada en las instalaciones aeroportuarias con el resultado de un soldado maliense y once atacantes muertos, entre ellos el kamikaze. El ataque fue reivindicado al día siguiente por el Movimiento por la Unicidad del Yihad en África del Oeste (Muyao).

Este ataque a Tombuctú vuelve a poner de manifiesto que la seguridad en el norte de Malí está lejos de haberse restablecido y que grupos de yihadistas siguen activos y con capacidad de lanzar ataques organizados en esta vasta región. Mientras los soldados franceses y chadianos se baten cerca de la frontera argelina, en la zona del Adrar de los Ifoghas, donde tratan de localizar los últimos focos de resistencia de la rama magrebí de Al Qaeda, la estrategia de guerra de guerrillas puesta en marcha sobre todo por Muyao en las ciudades de Gao y Tombuctú supone un auténtico quebradero de cabeza para las fuerzas militares francesas, malienses y nigerinas.

Pese a ello, el presidente francés François Hollande aseguró esta semana que en el mes de julio la presencia de militares galos en Malí se reduciría de los 4.000 que hay en la actualidad a unos 2.000 con el objetivo de acompañar la llegada de una misión de estabilización de Naciones Unidas, cuyo despliegue está previsto también para el mes de julio.

Mientras tanto, Kidal, la tercera ciudad del norte, sigue bajo control del Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (MNLA), el grupo armado tuareg que desencadenó la actual crisis en Malí, en presencia de soldados franceses. La semana pasada, los rebeldes tuaregs nombraron incluso un gobernador para esta ciudad y reparten carnés de identidad de la República del Azawad.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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