“Estamos en manos de hordas que saquean y violan”
El prelado compara la situación del país tras el golpe de Estado con lo ocurrido en Malí
“El país está en manos de hordas que saquean y violan. Los rebeldes han tomado prácticamente todo el territorio”. El país es República Centroafricana, una de las naciones más pobres del planeta, con cinco millones de habitantes. Quien relata la situación desde su capital, Bangui, es el sacerdote español Juan José Aguirre, obispo de la diócesis de Bangassou (sudeste).
“Llevamos tres días con ráfagas de metralleta día y noche. Esta mañana [ayer, miércoles], en un paseo de 500 metros hasta el mercado, he visto cantidad de comercios destrozados. El Ministerio de Minas y una gasolinera habían ardido”, relata por telefono Aguirre (Córdoba, 1954). “Desde que se produjo el golpe de Estado contra el presidente François Bozizé, en la ciudad hay saqueos sin descanso, indiscriminados. Cada cien metros se apostan grupos de rebeldes para aparentar normalidad”. Pero en absoluto la hay, a tenor de su testimonio: “Anoche han asaltado a los lazaristas [miembros de la Congregación de la Misión, fundada por Vicente de Paúl]. Les han puesto cuchillos en la garganta para que dieran el dinero que tuvieran y las llaves de los coches”. El pillaje se produce con cierto orden: “primero actúan los rebeldes de Seleka y luego las bandas de los barrios lo completan”. Ni siquiera se han librado los almacenes de la Cruz Roja Internacional ni las viviendas de sus miembros, según France Presse.
Seleka, cuyo nombre significa alianza, es la fuerza que el pasado fin de semana penetró en Bangui y se alzó con el poder. Está formada “por cuatro o cinco grandes ramas de rebeldes, la mayoría fundamentalistas islámicos, que desde hace diez años luchan contra el Gobierno”, explica el obispo. “La mayor parte de sus miembros son extranjeros, chadianos y también sudaneses de los que tanto daño hicieron en Darfur [SUDÁN]. Han reclutado a centroafricanos jóvenes que han ido encontrando por el camino. Los miembros de las fuerzas armadas se han ido”. Como el presidente depuesto, que huyó al vecino Camerún.
“Los rebeldes van muy bien armados y muy bien vestidos. Hay países muy importantes detrás de ellos”, afirma el prelado. ¿Cuáles? Aguirre cree ver tras Seleka la mano de “ricos países islámicos del Golfo que quieren imponer gobiernos islámicos en el centro de África”.
“Las hordas no tocan a los musulmanes. Nos están despojando a los cristianos, especialmente a los católicos. Roban sus comercios y asaltan las misiones”, prosigue el obispo. “El domingo pasado, el de Ramos, un grupo entró con metralletas en la catedral. Empezaron a disparar. Obligaron a la gente a tirarse al suelo y a darles las llaves de los coches. Se llevaron todos y huyeron”. Según el prelado, el 30% de los centroafricanos son católicos, otros tantos son protestantes y el resto se reparte por igual entre musulmanes y animistas.
“Los rebeldes van muy bien armados y muy bien vestidos. Hay países muy importantes detrás de ellos” Juan José Aguirre
“Lo que está ocurriendo con Seleka es muy parecido a lo que pasó con los rebeldes en Malí”, dice el obispo. Se refiere a los grupos fundamentalistas islámicos que se levantaron contra el Gobierno de Bamako y proclamaron la independencia del norte de ese país africano, lo que llevó a Francia a enviar tropas que han expulsado a los rebeldes de ciudades como Gao y Tombuctú. “¿Por qué Francia no está aquí?”, se pregunta Aguirre. “Milagros de la política internacional. Solo han mandado unos centenares de soldados para salvar a los 1.200 franceses que hay en la República Centroafricana”, se responde. “La comunidad internacional mira hacia otro lado. Ha habido condenas el golpe de Estado, pero nadie ha hecho nada por evitarlo. Han abandonado al país a su suerte”, denuncia el misionero.
“El país está totalmente hundido”, asegura el obispo. En su diócesis de Bangassou, donde vive hace 33 años, los rebeldes aparecieron el pasado día 11. “Todavía siguen violando, saqueando y pisoteando los derechos humanos de las personas”, afirma. No solo han robado, sino que también han destruido”. Por ejemplo, la clínica de pediatría y la farmacia que logró instalar la diócesis, que recibe algunas donaciones españolas. “Tendremos que reconstruirlo. Volveremos a empezar de nuevo”.
Ahora se abre un compás de espera. Hay que ver qué pasos da el líder rebelde Michel Djotodia, autoproclamado presidente de la República Centroafricana el pasado fin de semana. “No todas las ramas de Seleka están de acuerdo con su proclamación”, asegura el obispo. Habrá que aguardar los eventuales reconocimientos, “quizá de China”. Mientras, y pese al toque de queda, “el país es un caos”.
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