El uso de armas químicas coloca a la diplomacia ante el peor escenario
La comunidad internacional pide cautela ante un posible cambio de rumbo
La aparición de armas químicas en la guerra siria tensa la cuerda diplomática de la intervención en el conflicto. El uso de ese tipo de armamento constituía la principal línea roja que trazaba la comunidad internacional para actuar de una manera más decidida contra la masacre. Ahora, las primeras sospechas firmes de utilización del arsenal químico descolocan a Europa y Estados Unidos, que temían más al régimen de Bachar el Asad que a la oposición en el empleo de estas armas. Salvo Rusia, que como aliada del presidente sirio fue la primera en acusar a los rebeldes, ningún país quiso ayer dar credibilidad a la versión del régimen, aunque tanto Bruselas como Washington mostraron inquietud ante lo que puede constituir un punto de inflexión en la guerra.
La Casa Blanca ha declarado, a través de su portavoz, Jay Carney, “no tener pruebas” de que los rebeldes hayan usado armas químicas en una guerra que ya se ha cobrado más de 70.000 vidas, informa Yolanda Monge. “Estamos mirando con mucho cuidado la información que nos llega”, ha dicho Carney. “Es un asunto que el presidente [Barack Obama] ha dejado claro que es de gran relevancia para nosotros”, ha puntualizado. Washington teme desde hace tiempo que el régimen de El Asad utilice armas químicas a medida que se siente más acosado y “la escalada de la violencia con métodos convencionales” sigue sin dar resultados. Carney ha insistido en que Obama ha dejado claro que si El Asad decide usar armas químicas habrá consecuencias, pero no las detalló.
Una postura similar —aunque sin mencionar posibles consecuencias— es la que muestra Bruselas. La Unión Europea “condena sin reservas” lo ocurrido en Siria, pero asegura que el episodio es aún confuso, en palabras de un portavoz de la alta representante para Asuntos Exteriores, Catherine Ashton. Aunque el portavoz ha reiterado la apuesta europea por una solución política, el uso de armas químicas enciende las alarmas en muchos Estados miembros. El presidente francés, François Hollande, respaldó hace meses la postura de Obama respecto a considerar el recurso a este arsenal como una causa legítima de intervención directa.
“Desde el principio, el uso de armas químicas ha sido el gatillo que marcaba la intervención internacional”, recuerdan fuentes diplomáticas, que no obstante dudan de que ese momento haya llegado ya y creen muy improbable que la Unión Europea se involucre como tal en el conflicto.
EE UU, la UE y la OTAN evitan pronunciarse con claridad sobre el tema
Para la comunidad internacional es muy importante aclarar si el uso de armas químicas es atribuible al régimen, como clama la oposición, o a los grupos rebeldes, como defendió ayer El Asad, apoyado por Rusia. Con mayor o menor énfasis, la mayoría de los países respaldan a la oposición y este episodio podría debilitar los claros apoyos cosechados en los últimos meses. La noticia puede alterar también las posturas en el más que probablemente tumultuoso encuentro que celebrarán los ministros europeos de Exteriores a finales de esta semana en Dublín. Reino Unido y Francia forzaron la cita para pedir a sus socios que se levante el embargo de armas a los rebeldes, pero las posiciones pueden cambiar si se demuestra que las fuerzas más radicales han ganado terreno hasta el punto de haber tenido acceso a las armas químicas.
Esta nueva dimensión del conflicto coloca también a la OTAN ante la tesitura de dar un paso adelante. Hasta ahora, la Alianza Atlántica se había limitado a desplegar antimisiles Patriot en la frontera turca para proteger al país aliado, pero a finales de año el secretario general de la organización, Anders Fogh Rasmussen, advirtió de que la presencia de armas químicas presagiaría una reacción inmediata de la comunidad internacional. La OTAN evitó ayer pronunciarse sobre el posible cambio de rumbo. Sí lo hizo la ONU, cuyo portavoz, Martin Nesirky, habló de una “indignante escalada” del conflicto derivada del eventual uso de armas químicas, “una grave violación de las normas internacionales”.
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