“Los recursos de las Malvinas pertenecen a sus habitantes”
El gobernador Haywood reconoce que en la práctica los malvinenses ejercen total autonomía sobre sus destinos salvo en política exterior y defensa, donde manda Gran Bretaña
Siguiendo la lógica del Gobierno argentino, el poder real en las Islas Malvinas lo ejerce el gobernador británico y los ocho legisladores que componen el microparlamento malvinense no son más que títeres en sus manos; el gobernador es el Cardenal Richelieu, el Monje Rasputín del archipiélago en el Atlántico Sur. El propio gobernador reconoce que en teoría su papel se podría entender de esta manera, pero dice que la realidad es muy diferente, que en la práctica los malvinenses ejercen total autonomía sobre sus destinos salvo en política exterior y defensa, donde manda Gran Bretaña. Nigel Haywood fue oficial militar durante tres años después de estudiar lengua y literatura en la universidad de Oxford, pero desde entonces, a lo largo de 33 años, ha sido diplomático de carrera. Previo a su nombramiento como gobernador de las Malvinas hace dos años y medio fue cónsul general en Basra, Irak. Haywood insiste que no impone su criterio sobre la política interna de los isleños pero sí comparte, con entusiasmo, el desdén que sienten hacia el gobierno argentino de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que él clasifica como un gobierno de “matones”.
EL PAÍS entrevistó a Haywood en su residencia de Stanley, la capital de las Malvinas (población 2.200).
P. Según una teoría bastante extendida en Argentina a la pérfida Albión poco le interesa los deseos de los habitantes de las Malvinas; el referéndum recién celebrado para ratificar [con un 99,8% del voto a favor] la adhesión soberana de los isleños a Gran Bretaña es básicamente una herramienta para consolidar el control estratégico de Londres sobre los yacimientos petrolíferos que se han descubierto recientemente en aguas territoriales malvinenses. ¿Qué dice al respecto?
R. Se ha descubierto petróleo, es verdad, aunque no sé aún si será comercialmente viable. Hay dos respuestas a su pregunta. Una, que nuestro compromiso con las Falklands (nombre en versión inglesa de las Malvinas) es anterior al descubrimiento de petróleo. Nada ha cambiado. Dos, es que queda muy claro en la constitución de las Falklands que los recursos de las islas pertenecen a sus habitantes. No aportarán miles de millones de dólares al tesoro británico.
P. Pero si se lograse comercializar el petróleo, ¿no se volverían más económicamente autosuficientes los isleños y más capaces, por ejemplo, de asumir los costes de defensa militar que actualmente asume Gran Bretaña?
R. Eso es lo que dice el gobierno de las Falklands que quisiera llegar a poder hacer. Los isleños se sienten muy en deuda con Gran Bretaña y, aunque suene raro, quisieran ser generosos con nosotros. Les encantaría poder pagar los costes de defensa.
P. ¿Cuánto paga el Reino Unido al año por su presencia militar en las Malvinas?
R. No tengo la figura exacta pero ronda los 60 millones de libras.
P. Otra teoría argentina sobre las intenciones reales de su país con las Malvinas es que las necesita como base estratégica para dar el salto a la Antárctica, cuya riqueza mineral es objeto de deseo para muchos países.
R. La capacidad del gobierno argentino de inventar razones para explicar nuestro deseo de apoyar a las Islas Falklands es considerable, como lo es su tendencia a imaginarse que sus propios procesos mentales son iguales a los nuestros y a los habitantes de estas islas…Como teoría de conspiración la de la Antárctica sirve igual que cualquier otra, pero la realidad es que Argentina es incapaz de aceptar que nuestro compromiso con las islas se basa simplemente en el deseo democrático de la abrumadora mayoría de sus habitantes, como el referéndum ha demostrado, de seguir siendo británicos.
P. Según la constitución de las Malvinas usted como gobernador preside el consejo ejecutivo —el gabinete— de las islas, compuesto por tres miembros de la asamblea legislativa. ¿No es usted entonces el que ejerce el poder real sobre las islas?
R. La teoría podría sugerir esa interpretación, pero en la práctica no he vetado ninguna decisión que haya tomado el consejo ejecutivo en los dos años y medio que llevo aquí, y es muy, muy poco probable que lo haga en el año que me queda en este puesto. La forma de operar entre el gobierno británico y el de las Falklands es consensual. Bajo la constitución es verdad que tengo bastante poder pero la realidad es que no tengo ninguna necesidad de ejercerlo.
P. El referéndum, ¿qué sentido ha tenido cuando ya se sabía que el porcentaje de votos a favor del estatus quo sería de proporciones norcoreanas?
R. Hasta ahora, cuando los representantes del gobierno de las Falklands viajaban al exterior, siempre argumentaban que el deseo mayoritario de su gente era mantener el lazo soberano con Gran Bretaña. Decían que era evidente. Ahora pueden demostrar no solo que es evidente sino que se basa en pruebas claras, en datos empíricos. Y estos datos servirán de instrumento ahora en una ofensiva diplomática que montarán los representantes políticos en las siguientes semanas.
P. ¿Saldrán como discípulos a evangelizar al mundo?
R. Una colorida analogía…Pero sí, se verán cara a cara con representantes políticos de más de 25 países.
P. Estados Unidos ya se sabe que está en la lista. ¿Qué más países?
R. Un desafío es que los países de América Latina se tienden a alinear con Argentina, cuyo gobierno por cierto intentó impedir que viniesen monitores internacionales a observar el referéndum. Los objetivos principales serán entonces los países de América Latina, el Caribe, América del Norte y también Europa. No se podrá convencer a todos, por ejemplo el mayor aliado de Argentina en este tema es Venezuela, que controla el suministro de petróleo al Caribe…
P. Dado que el gobierno británico no tiene ninguna intención de abandonar las Malvinas y que en la práctica nada va a cambiar, ¿qué más da que Argentina reclame las islas? ¿Por qué es necesaria una ofensiva diplomática?
R. Los isleños ven un futuro para sí mismos y un papel más allá del que tienen actualmente como territorio de ultramar del Reino Unido. Quieren buenas relaciones con sus países vecinos, necesitan estrechar lazos con otras naciones como Chile y Brasil, quieren ser parte de la región para poder desarrollar su economía.
P. ¿Un ejercicio de madurez?
R. Quieren tener buenas relaciones con todos, incluyendo Argentina aunque el gobierno argentino está haciendo todo lo posible para destruir toda posibilidad de que esto ocurra. Su comportamiento es abominable.
P. ¿No ve ninguna posibilidad de algún acercamiento con Argentina?
R. Si la consecuencia de enfrentarte a los matones es que seguirán agrediéndote, pues que así sea. El mundo se irá dando cuenta de lo extraña que es su actitud y lo intelectualmente sin fundamento que es su posición. Siempre uno corre peligro al enfrentarse a un matón pero uno se siente mucho mejor que si no lo hace.
P. ¿Ni un atisbo de entendimiento mutuo…?
R. No lo veo. Mantiene el gobierno argentino que quiere un diálogo pero cuando se le presentó la oportunidad al canciller argentino de reunirse con nuestro canciller y dos miembros de las asamblea legislativa de las Falklands en Londres el mes pasado el canciller argentino se negó. La próxima vez que Argentina diga en Naciones Unidas que quiere diálogo y que Gran Bretaña se niega a ello les recordaremos esta oportunidad perdida. Para ellos diálogo significa solo una cosa: que se les entregue las Falklands.
P. Entonces, ¿nada…?
R. Anteriores gobiernos argentinos demostraron una actitud más madura, más sensata. Pero este gobierno ha minado toda posibilidad de restablecer buenas relaciones. No veo posibilidad de marcha atrás en una o dos generaciones.
P. ¿Y Gran Bretaña no ve ningún mérito en absoluto en el reclamo histórico argentino de soberanía sobre las Malvinas?
R. Es un sinsentido basar tu visión histórica en algo que posiblemente ocurrió o no ocurrió durante dos meses de 1832, que es básicamente en lo que se sustenta la posición argentina. Siempre es útil para un gobierno como el argentino poder señalar un gran y luminoso objetivo en la distancia cuando se encuentra en dificultades. Pero es algo muy raro, esto de añorar un país cuyo territorio ningún político del gobierno argentino ha pisado. Es extraordinario, realmente. Se delatan más y más y más. No tienen ningún interés en la gente que vive en las Falklands o en sus derechos. Dicen que los isleños son gente “implantada” en el continente americano, y lo dice gente con nombres como Kirchner o Timerman... Extraordinario. Pero así va el mundo.
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