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Israel se refuerza en la frontera con Siria

El secuestro de 21 cascos azules crea tensión en la frontera controlada por la ONU

Soldados de Israel en la frontera con Siria en los Altos del Golán.
Soldados de Israel en la frontera con Siria en los Altos del Golán. ATEF SAFADI (EFE)

La frontera entre Israel y Siria vive una calma que estos días es engañosa. Desde 1974 los cascos azules han patrullado sin problemas esta zona desmilitarizada creada entonces por la Organización de Naciones Unidas. Desde que comenzara en Siria el levantamiento contra el presidente Bachar El Asad, hace dos años, las tropas del régimen se han retirado de la frontera para reforzar Damasco. En consecuencia, grupos yihadistas sunitas han ocupado el vacío creado y se han hecho fuertes en varias localidades. Uno de ellos secuestró la semana pasada a 21 soldados de paz de la ONU.

El Ejército de Israel se ha reforzado en los pasados días en la frontera, sobre todo para proteger a los empleados que trabajan en la construcción de una nueva valla de separación, reforzada y mejorada, que servirá de protección a Israel frente a una Siria sin El Asad. Contiene sistemas de vigilancia y alarma, y es similar a la que separa a Israel de Egipto en la península del Sinaí. Las obras comenzaron hace un año y medio, meses después del inicio de la revuelta contra el régimen, que esta semana cumple ya dos años.

Oficialmente, Siria e Israel están en guerra. Pero la principal amenaza a corto plazo para Israel no son el régimen y sus arsenales, sino quiénes se repartirán los restos. Hace dos meses la Fuerza Aérea Israelí atacó un objetivo militar a 65 kilómetros de este punto de la frontera, en Damasco. Fuentes de la inteligencia norteamericana consideran que era un convoy con misiles que se dirigía a Líbano, donde lo iba a recibir la milicia chiíta Hezbolá. Israel teme también que esos arsenales, convencionales o no, acaben en manos de los grupos sunitas, libremente afiliados a Al Qaeda, que han tomado el control de varias ciudades que se ven desde esta parte israelí de la frontera.

“Esta ha sido una frontera muy estable en las pasadas décadas, y en Israel preocupa que pase a ser una zona muy inestable. El Gobierno sirio ya no controla su propia zona”, asegura Kobi Marom, experto en seguridad y coronel retirado de la Fuerza de Defensa de Israel. “La duda es qué sucederá cuando El Asad caiga. Hay grupos yihadistas cuya ideología incluye el objetivo de atacar a Israel, con misiles o con incursiones a través de la frontera. Y eso será un dilema, porque no habrá ni un Estado ni una administración a la que hacer responsable de los actos de esos grupos”.

Israel ocupó los Altos del Golan, de 1.158 kilómetros cuadrados, en la guerra de 1967. Los gestionó militarmente hasta 1981, cuando aprobó una ley en la que los transfirió a administración civil. La mayoría de sirios que habitaban la zona en 1967, unos 132.000, huyeron. Los que se quedaron, muchos de los cuales aún mantienen la nacionalidad siria, vieron expandirse los asentamientos judíos. Hoy viven en el Golan 23.000 árabes, en su gran mayoría drusos, en seis villas, y 18.000 judíos, en 33 asentamientos.

Croacia, que tiene soldados en el contingente de la ONU en el Golán, los retirará pronto por temor a represalias del régimen de El Asad

Los drusos, una minoría religiosa que se considera a sí misma musulmana, han apoyado a las tropas leales de El Asad en su resistencia contra los rebeldes, que en su mayoría son sunitas. “Hay un riesgo de que Siria caiga por una pendiente, dada la actual situación”, opina Salman Fakhr Eddin, de la organización no gubernamental Al Marsad, y residente en Majdal Shams, una de las villas drusas en el Golan ocupado por Israel. “A lo que nos opondremos es a un Golan que sea islamista. Nosotros somos seculares. Nos oponemos a que la religión controle nuestra nación. Sólo respetaremos un Gobierno civil, no religioso”.

Tras la guerra de 1973, Siria e Israel firmaron un alto el fuego en cuyos términos se contemplaba la creación de una zona desmilitarizada entre ambas fronteras, que aun patrullan 1.011 soldados de la ONU procedentes de Austria, India, Filipinas y Croacia. Ahora, Israel teme que los recientes secuestros y hostilidades lleven a esos países a retirar sus soldados. Croacia, por ejemplo, ha anunciado que lo hará, por temor a ataques de El Asad, después de que varios informes en la prensa acusaran a su Gobierno de haber vendido a Arabia Saudí armas que acabaron finalmente en manos de los rebeldes.

“En el Golan se podría dar una situación de ingobernabilidad, sin que nadie controle la zona, algo que ya vimos con el secuestro de los soldados de naciones unidas la semana pasada”, opina el profesor Mordechai Kedar, investigador del centro de estudios estratégicos de la Universidad de Bar-Ilan. “Los capturaron y los liberaron sin problemas, sin resistencia del régimen. El Ejército sirio no tiene presencia en el Golan, no lo controla. La aspiración de algunos grupos yihadistas en Siria es instaurar allí un emirato islámico, como han querido hacer también en el Sinaí”.

Los soldados secuestrados en Siria, liberados en Jordania el sábado.
Los soldados secuestrados en Siria, liberados en Jordania el sábado.MAJED JABER (REUTERS)

Las tropas israelíes observan ahora la frontera como no lo han hecho en las pasadas cuatro décadas. No sólo por el secuestro de los cascos azules, que fueron liberados el sábado. Proyectiles de mortero, resultado de la lucha entre los milicianos y el régimen, caen con frecuencia en territorio israelí. Puede que sean un preaviso de lo que puede suceder si El Asad cae, y no hay un plan de contingencia y transición en pie para entonces.

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