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ANGELO SCOLA/Arzobispo de Milán
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

El ‘doble’ de Ratzinger

El cardenal de Milán, de 71 años, es el discípulo más famoso de Benedicto XVI y ha seguido sus pasos intelectuales

Foto: reuters_live | Vídeo: REUTERS-LIVE

El cardenal que preside la diócesis de Milán nació hace 71 años en Lecco (Lombardía), y es el discípulo más famoso de Joseph Ratzinger, el Papa que acaba de colgar la tiara pontificia para dar paso a un sucesor más joven y vigoroso. Scola estuvo en la escuela teológica Communio, cofundada por Ratzinger inmediatamente después del Vaticano II, y ha seguido los pasos intelectuales y espirituales de su maestro. Si el cónclave se inclinará por la continuidad absoluta, no habría mejor sucesor de Benedicto XVI que Scola. En versión italiana, eso sí, sin gatos, ni piano. La proximidad entre ambos ha quedado patente hasta en un detalle menor, que los fan del arzobispo de Milán han agrandado hasta ver en ello casi un gesto profético. Por un azar del destino, la última audiencia del Papa antes de volar hacia Castel Gandolfo fue la dedicada a los obispos de Lombardía, con Scola a la cabeza. Fue un momento estelar para él, del que contó todos los detalles a la radio vaticana. “El Papa nos dijo que Lombardía debe ser el corazón creyente de Europa”, contó el arzobispo. “Nosotros le hemos recordado que sentíamos la responsabilidad de haber sido los últimos recibidos en la visita Ad Límina. Y él nos dijo: 'Debéis convertiros en una luz para todos'".

Es difícil saber cuál será la potencia real de esta luz, porque el cardenal lombardo tiene grandes apoyos y grandes enemigos en la curia. No se sabe si por influencia de unos o de otros, aparece encabezando siempre la lista de papables italianos. Hay que tener en cuenta que una táctica muy habitual para hundir a un candidato es mantenerlo en exposición continua. A Scola no le falta solidez intelectual ni cualidades didácticas. Ha dado clases de antropología moral en el Instituto Juan Pablo II para el Matrimonio y la Familia, de la Universidad Lateranense de Roma y ha escrito numerosos libros. Aún así hay algo enormemente gris y poco seductor en su persona, un inconveniente que se suma a su pertenencia al movimiento de centro-derecha Comunión y Liberación (CL). Un movimiento muy querido de Benedicto XVI que vivió en el Palacio Apostólico atendido por cuatro memores, una especie de monjas laicas de CL. Pero una corriente con numerosos enemigos dentro y fuera de la curia.

Aparece encabezando siempre  la lista de papables italianos, pero una táctica habitual para hundir a un candidato es exponerlo de forma continua

El fundador de CL, Don Giussiani, falleció poco antes que Juan Pablo II, y fue el cardenal Ratzinger el que representó a la curia, al más alto nivel, en los funerales que se celebraron en Milán. El feudo lombardo de CL ha sufrido, no obstante, una considerable erosión como consecuencia de las acusaciones de corrupción política que pesan sobre el que ha sido hasta hace unos días presidente de la región, el ciellino Roberto Formigoni, paisano de Scola y aliado político de Silvio Berlusconi.

Por lo demás, el currículo del arzobispo de Milán contiene los ingredientes que se juzgan necesarios para un papa in pectore. Ha sido patriarca de Venecia, como lo fuera en su día Juan XIII y ahora dirige la superdiócesis milanesa. Los vaticanistas italianos insisten en que carece del apoyo del grueso de los cardenales compatriotas. Amado de Benedicto XVI, no lo sería tanto de su antigua mano derecha, el cardenal Tarcisio Bertone, razón más que suficiente para recibir el apoyo masivo de los electores estadounidenses y de no pocos cardenales curiales. Puede que acuda en su apoyo también el pequeño grupo de purpurados de Oriente Próximo. Scola, no hay que olvidarlo, puso en marcha en 2004 la Fundación Oasis, dedicada al reencuentro entre cristianos y musulmanes, una plataforma ideal para darse a conocer internacionalmente. ¿Será suficiente para alcanzar los 77 votos preceptivos?

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