Los demócratas presionan para que Cuba no se considere país terrorista
El representante por Massachusetts, James P. McGovern asegura que eliminar a la isla de esa lista es el primer paso para poner fin al embargo
Revisar la casi nula relación entre Estados Unidos y Cuba no está entre las prioridades de la política exterior del presidente Barack Obama en su segundo mandato. Sin embargo, varios congresistas y senadores demócratas están tratando de llamar la atención a la Casa Blanca y al Departamento de Estado sobre la necesidad de modificar la posición del EE UU hacia la isla, en un momento decisivo para ese país, inmerso en un tímido proceso de transición. El primer paso para normalizar las relaciones pasa, según los demócratas, por eliminar a Cuba de la lista de países terroristas.
“La opinión pública hacia Cuba ha cambiado considerablemente en los últimos años”, ha reconocido el miembro de la Cámara de Representantes por Massachusetts, Jim McGovern durante una mesa redonda sobre la necesidad de que Cuba deje de ser considerada como un país que apoya el terrorismo. “Somos muchos en el Congreso los que estamos tratando de convencer al presidente y al secretario de Estado sobre la necesidad de impulsar una apertura hacia la isla”, ha asegurado.
McGovern es partidario de que EE UU inicie un diálogo con Cuba y ponga fin a una política que, sostiene, “está anclada en la Guerra Fría”. “Es hora de que abandonemos esta actitud infantil y adoptemos una postura más madura”, ha afirmado. El político demócrata aboga por la necesidad de que la Casa Blanca aborde el futuro en común que puede forjar con la isla, un futuro que, para McGovern, pasa por poner fin al embargo de más de 50 años. “Pero el primer paso para adoptar una medida tan ambiciosa es eliminar a Cuba de la lista de países terroristas”.
Cuba fue incluida en ese listado en 1982 por su apoyo a grupos comunistas de África y América Latina en los 60 y 70. “Lo mismo que hizo Estados Unidos con organizaciones de signo contrario”, ha puntualizado Anthony Quainton, director de la Oficina Antiterrorista del Departamento de Estado entre 1978 y 1981 y embajador en Nicaragua y Perú con Ronald Reagan y George Bush padre, respectivamente. El Departamento de Estado mantiene a la isla en esa lista -de la que también forman parte Siria, Sudán e Irán- alegando que “acoge a fugitivos buscados por EE UU”, que da cobijo a miembros de ETA y que “ofrece asistencia sanitaria y política a miembros de las FARC”.
Somos muchos en el Congreso los que estamos tratando de convencer al presidente y al secretario de Estado sobre la necesidad de impulsar una apertura hacia la isla” Jim McGovern
Para McGovern ninguna de las razones que aduce el Departamento de Estado son suficientes para mantener a Cuba en la lista. “Los fugitivos a los que se hace alusión no son terroristas sino que se han refugiado en la isla por otros delitos y, además, al no existir tratado de extradición entre ambos países, es imposible que el Gobierno cubano pueda entregarlos”. En cuanto al apoyo a las FARC, McGovern llama la atención sobre el hecho de que la asistencia política “ha sido necesaria para el desarrollo del proceso de paz en Colombia” que, como ha destacado, se está desarrollando bajo el auspicio de Cuba y sin la presencia de EE UU, pese a los fondos que ha destinado para poner fin al conflicto con las FARC. “No tiene sentido que se considere terrorista a un país que está tratando de que otro grupo terrorista firme la paz”, concluye.
En cuanto a la presencia de ETA, Robert Muse, abogado experto en Derecho Internacional, ha asegurado que los etarras se encuentran en la isla en virtud de los acuerdos que el régimen castrista firmó con España para acoger a etarras expatriados en los 80.
Pese a que McGovern asegura que son muchos en el Congreso los que apoyan la necesidad de eliminar a Cuba de la lista de países terroristas -”si el voto fuera secreto la mayoría sería abrumadora”, ha asegurado-, el Departamento de Estado ha insistido en que no se está planteando sacar a la isla de su listado. “Es muy difícil cambiar una política, aunque se sea consciente de que es mala, y máxime cuando se lleva ejerciendo desde hace 50 años”, se justifica el congresista.
Es muy difícil cambiar una política, aunque se sea consciente de que es mala, y máxime cuando se lleva ejerciendo desde hace 50 años” Jim McGovern
The Boston Globe aseguraba hace unas semanas que el secretario de Estado, John Kerry, había comenzado a revisar la posición de EE UU hacia Cuba, una información que fue desmentida por la Casa Blanca. “Que yo sepa no hemos cambiado de política respecto a la isla” dijo su portavoz, Jay Carney en rueda de prensa. Sin embargo, McGovern, que representa al mismo Estado por el que Kerry fue senador desde 1985, se ha mostrado más optimista. “Estoy convencido de que hay varios miembros de la Administración que están trabajando para ver cómo solucionamos el asunto de Cuba”, ha afirmado.
McGovern fue uno de los miembros de la delegación del Congreso de EE UU que se reunió con el presidente cubano, Raúl Castro, el pasado 20 de febrero. “Obviamente, Cuba no es un país capitalista y no tiene democracia, pero está haciendo muchos avances”, ha dicho el congresista. McGovern sostiene que una apertura de su país hacia la isla, no sólo favorecería el proceso de transición allí, sino que beneficiaría a EE UU, especialmente en los campos de la investigación científica y la medicina.
En las últimas semanas, los cubanos en el exilio y otras asociaciones relacionadas con América Latina han exigido a la Administración Obama que adopte medidas que contribuyan a impulsar las reformas políticas y democráticas que se están produciendo en Cuba, entre ellas el fin de la consideración de la isla como un país terrorista. “Debemos tener el coraje político de cambiar nuestra política”, ha asegurado McGovern.
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