Un fiscal acusa a Berlusconi de tener en su casa una “red de prostitución”
Il Cavaliere tenía chicas hospedadas en su residencia de Arcore a cambio de prestaciones sexuales pagadas en efectivo y con promesas de trabajo, según el fiscal del 'caso Ruby'
Hace casi un año, Silvio Berlusconi dijo que las fiestas que organizaba en su mansión milanesa de Arcore y que tanto revuelo mediático habían causado solo eran “cenas elegantes, en un ambiente desenfadado, sereno y simpático; inocentes concursos de burlesque”. Ahora, con las pruebas en la mano, el fiscal Antonio Sangermano dice que no. Que el anterior primer ministro tenía montado en su casa “una verdadera red de prostitución” para obtener sexo a cambio de dinero y de promesas de trabajo o puestos en la política. Según el fiscal, la entonces menor Karima El Mahroug, más conocida como Ruby Robacorazones, fue una de las muchachas participantes en aquellas veladas que –siempre a cambio de dinero-- se dividían en tres fases: “Cena, bunga bunga y sexo”.
Antonio Sangermano ejerce, junto a la fiscal Ilda Boccassini, la acusación contra Berlusconi en el llamado caso Ruby, que salió a la luz después de que, durante la noche del 27 al 28 de mayo de 2010, el entonces jefe del Gobierno de Italia telefoneara personalmente a la comisaría central de Milán para asegurar que Karima El Mahroug era “sobrina” del entonces presidente egipcio Hosni Mubarak y que debía ser puesta en libertad y entregada a la entonces consejera de Lombardía Nicole Minetti. El fiscal ha explicado este lunes que tanto Minetti –“que vendía su cuerpo a Berlusconi”-- como el representante de famosos Lele Mora y el presentador de televisión Emilio Fede formaban parte de la compleja trama de prostitución.
En el juicio, reiniciado después de la pausa electoral, ha intervenido también la fiscal de menores Anna Maria Fiorillo. Su testimonio servirá para determinar si, además de un presunto delito de inducción a la prostitución de menores, Berlusconi pudo cometer otro de abuso de poder. “La noche del 27 al 28 de mayo”, ha explicado la fiscal, “me llamaron de la comisaría de Milán para decirme que habían detenido a una menor acusada de cometer un pequeño robo. Sospeché que la chica desarrollaba actividades de prostitución y dispuse su envío a un centro de menores”. Pero, ha contado la fiscal, a partir de entonces empezó a recibir llamadas de la comisaría advirtiéndole de que Berlusconi había llamado, que se podía originar un conflicto diplomático por ser sobrina de Mubarak, que no había sitios libres en los centros de menores para llevar a la menor marroquí y que en la comisaría se había presentado una “comisaria ministerial, una tal Minetti, que estaba dispuesta a llevarse a la chica”.
La situación se presenta muy complicada para Silvio Berlusconi. El próximo viernes día 8 los fiscales de Milán presentarán ante el tribunal su petición de condena, justo cuando su partido –el Pueblo de la Libertad (PDL)— todavía celebraba los buenos y sorprendentes resultados obtenidos en las elecciones generales. Si ya estaba claro que el regreso de Il Cavaliere a la política se debía a su necesidad de blindarse a la acción de los jueces, ahora se trata de una carrera desesperada contra el reloj.
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