Multitudinarias protestas por el precio de la luz arrinconan al Gobierno búlgaro
El primer ministro multa a las distribuidoras de electricidad y fuerza la dimisión del titular de Finanzas
El Gobierno de Bulgaria, el país más pobre de la UE, está cada vez más arrinconado y a la defensiva, frente a la creciente ira ciudadana por el encarecimiento de la electricidad, si bien las raíces del malestar son más profundas. “Esas manifestaciones se iniciaron contra los altos precios de la electricidad, pero las raíces del descontento son aún más profundas”, dijo el presidente búlgaro, Rosen Plevneliev, después de que el domingo pasado las protestas callejeras alcanzaran su punto culminante con la participación de cerca de 100.000 personas en 35 ciudades.
En su diagnóstico de la situación, Plevneliev destacó, entre los factores más desestabilizadores, los bajos sueldos, el elevado desempleo y la percepción popular de que no impera la justicia.
El jefe del Gobierno búlgaro, el conservador Boiko Borisov, reaccionó el lunes forzando la dimisión de su ministro de Finanzas, Simeon Dyankov, que no dejó de destacar la supuesta bondad de mantener la estabilidad fiscal y la baja deuda del país. Ante la constatación de que la salida de Dyankov no lograba calmar las aguas, el primer ministro salió este martes al paso con multas a las distribuidoras de electricidad (la austríaca EVN y las checas CEZ y Energo-Pro), la retirada de la licencia a una de ellas (CEZ) y el anuncio de que “recomendará” una bajada de las tarifas. “Recomendamos al regulador, y ojalá respete esta recomendación, anular la subida del precio del 13 % que entró en vigor en agosto de 2012. Los cálculos del Gobierno apuntan a que el precio de la electricidad puede reducirse en un 8%”, dijo el Borisov en rueda de prensa este martes en Sofía.
“Somos testigos de cómo el frigorífico ha anulado al televisor”, declaró el politólogo Arman Babikyan a la agencia Bgnes, en alusión a que las dificultades de la población para afrontar los gastos cotidianos contrastan con las informaciones de las cadenas de televisión sobre el éxito de la política económica del Gobierno.
El propio presidente Plevneliev, hace apenas dos meses, se mostraba orgulloso en declaraciones a Efe de las cifras macroeconómicas —un déficit menor al 2% y una deuda del 16% del producto interior bruto (PIB)— logradas con una estrategia de ahorro en los últimos cuatro años.
Pero esa política ha empeorado el bajo nivel de ingresos, pensiones y gastos públicos: el salario medio ronda los 350 euros, el mínimo es de 155 euros y las pensiones se mueven en torno a los 75 euros. “¿Cómo pagar los 300 euros de la factura de la luz y la calefacción con un salario de la misma cantidad? ¿Qué hacer? ¿No comer, no criar a los niños, no comprarse ropa?”, se preguntaba una de las madres que salieron estos días a las calles. “Adiós Dyankov, el próximo es Borisov [el primer ministro]”, fue el lema de las marchas el lunes.
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