Erdogan advierte de que los asesinatos son una provocación contra la paz
El Gobierno turco y el líder histórico kurdo, Abdulá Ocalan, negocian el desarme del PKK
Turquía ha recibido este jueves con cautela la noticia del asesinato de tres activistas kurdas en París. Una de las víctimas es Sakine Cansiz, miembro fundador del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, en kurdo), una organización considerada terrorista por Turquía, la Unión Europea y Estados Unidos.
Estos asesinatos llegan sólo días después de que el Gobierno turco admitiera estar conduciendo conversaciones de paz con el líder histórico del PKK, Abdulá Ocalan, preso desde 1999. El conflicto armado entre Turquía y la guerrilla kurda que se inició en 1984 y por el que los kurdos exigen el reconocimiento de derechos políticos y sociales, ha costado la vida a más de 40.000 personas, la mayoría milicianos y civiles kurdos.
“Hay un proceso en curso contra el terrorismo en Turquía, [los asesinatos] pueden ser una provocación para perjudicar este proceso o una disputa interna… aún no lo sabemos”, ha declarado hoy el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, en una rueda de prensa en Senegal, donde se encuentra dentro de una gira oficial por países africanos.
Por su parte, el Partido para la Paz y la Democracia (BDP, en turco), la mayor agrupación política legal prokurda en Turquía, ha condenado los asesinatos y ha convocado a sus seguidores a “acoger a los mártires” y a protestar públicamente en Diyarbakir, la principal ciudad turca de mayoría kurda, en el sureste de Anatolia.
Ankara exige que los líderes y los guerrilleros kurdos dejen el país
“Aquellos que en cualquier lugar del mundo solo consideran que los kurdos merecen la muerte deberían saber que no vamos a eludir pagar el precio de la libertad de nuestro pueblo, sea cual sea este precio”, han dicho en un comunicado Gulten Kisanak y Selahattin Demirtas, colíderes del BDP.
Mientras tanto, se han empezado a conocer los primeros detalles sobre las conversaciones de paz entre el Gobierno y Ocalan. “Nuestro objetivo es que los cuadros militares de la organización terrorista separatista abandonen Turquía, dejen las armas y se marchen”, ha precisado Erdogan. Al menos 50 dirigentes clave del PKK tendrían que exiliarse en diversas ciudades europeas y el resto de militantes tendrían que abandonar Turquía, presumiblemente hacia las regiones kurdas en Siria e Irak.
Más adelante, el Gobierno podría ofrecer algún tipo de indulto a los militantes del PKK, aunque no sería denominado “amnistía”, un término que las autoridades no quieren usar. Y quizá se acabaría permitiéndoles participar en política bajo ciertas condiciones aún por establecer.
Estos detalles los ha sacado a la luz en el periódico Yeni Safak el columnista turco Abdulkadir Selvi, a quien se considera bien conectado con fuentes cercanas a las negociaciones.
Además, también se ha dicho que el PKK no pediría la independencia de la región kurda del sureste del país sino autonomía, como Ocalan ya había declarado en el pasado. Ambas partes habrían acordado que Turquía elimine sus reservas sobre los artículos 4 y 5 de la Carta Europea de Autonomía Local, lo que podría hacer posible esta mayor autonomía kurda en territorio turco.
Otro de los puntos acordados sería la liberación de miles de personas que han sido o están siendo juzgadas por su relación con el PKK, gracias a una ley antiterrorista que define esta relación de forma muy vaga, según reveló el periódico Radikal. Aun así, todavía quedarían cuestiones por resolver, como una hipotética liberación o una mejora de las condiciones en prisión de Ocalan.
Por otro lado, en los últimos días han continuado los enfrentamientos entre el Ejército turco y la guerrilla kurda. El 7 de enero, un soldado y 14 militantes del PKK murieron en la ciudad de Hakkari, cercana a la frontera con Irak. En total, en las últimas semanas más de 50 militantes kurdos han muerto en diversos choques armados.
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