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La oposición venezolana ataca ya al poschavismo

Los dirigentes de la Unidad Democrática denuncian que los herederos de Chávez solo intentan ganar tiempo para repartirse el poder sin acatar la Constitución

Francisco Peregil
El vicepresidente venezolano, Nicolás Maduro (con corbata roja), abraza, frente a la Asamblea Nacional, a Diosdado Cabello, elegido el sábado presidente del Parlamento.
El vicepresidente venezolano, Nicolás Maduro (con corbata roja), abraza, frente a la Asamblea Nacional, a Diosdado Cabello, elegido el sábado presidente del Parlamento.AFP

Desde el pasado 10 de diciembre, cuando el presidente Hugo Chávez llegó a Cuba para operarse de un cáncer, en Venezuela no se habló de otra fecha que la del 10 de enero. Ese era el día previsto para que el vencedor de las presidenciales de octubre jure su tercer mandato ante el Tribunal Supremo. ¿Qué ocurriría si no se pudiese presentar en Caracas? ¿Tomaría el mando el presidente de la Asamblea Nacional durante un periodo de 30 días para convocar nuevas elecciones? El Gobierno venezolano calló hasta que el vicepresidente, Nicolás Maduro, declaró el pasado viernes que el 10 de enero no ocurrirá nada porque la jura del cargo, según la Constitución, es un mero “formulismo”. La oposición venezolana parecía descolocada ante esa situación. Hasta que este domingo, la Mesa de la Unidad Democrática, que aglutina a varios grupos opositores, se ha reunido para estudiar cómo actuarán ante las diversas situaciones que podrían presentarse el jueves 10 de enero.

Antes de esa reunión, el diputado Julio Borges, líder opositor venezolano, se despachó a gusto en conferencia de prensa contra el Gobierno. Dijo que tanto el vicepresidente Maduro como el recién nombrado presidente de la Asamblea, Diosdado Cabello, intentan llenar con “odio y con miedo” el hueco de liderazgo, para tratar de “ocupar un cargo que les queda grande”. Y volvió a golpear donde más duele para las filas chavistas: en la supuesta falta de unidad.

“La tesis que ellos están asomando es que el juramento del presidente electo no importa, que es una formalidad, que el juramento es algo que se puede hacer después y lo están haciendo por un problema interno. Es negarse a toda costa a que el próximo presidente interino sea Diosdado Cabello”, señaló. “El miedo que le tiene Maduro a Cabello es de tal magnitud que no se atreve siquiera a dejarlo encargado, porque asumiendo Cabello el Ejecutivo, piensan que no los ratificará en los cargos que tienen”. Mientras tanto, varios constitucionalistas citados este domingo por el diario El Universal salieron a denunciar que el Gobierno está intentando “torcer” la constitución. El catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Católica Andrés Bello, José Vicente Haro, señalaba que la afirmación de Maduro es “abiertamente contraria a la Carta Magna, pues ella no contiene ninguna norma que pueda considerarse como un formalismo innecesario”.

Una de las razones que esgrimieron tanto Maduro como Cabello para mantener la presidencia en manos de Chávez es que no se puede ir contra la voluntad de los más de ocho millones de electores que le votaron en octubre, una cifra sin precedentes en la historia del país. “Ciertamente hay que acatar la decisión de quienes votaron por Chávez, pero ese acatamiento no puede estar por encima de quienes en diciembre de 1999 votaron por una Constitución que dice claramente que el inicio del mandato es el día diez de enero”, indicó el constitucionalista José Vicente Haro.

El profesor de Derecho Constitucional de la misma universidad, Juan Manuel Raffalli, advirtió que si el Tribunal Supremo avalase esa posición abriría “las puertas a una situación de inestabilidad”. “Si el constituyente hubiera creído que era un formalismo innecesario que un funcionario reelecto tomara posesión lo habría dejado expresado en la Constitución, pero eso no fue así y no fue así porque consideró que este acto es un requisito indispensable para la acción de Gobierno”.

Sin embargo, todos los indicios hacen creer que el Tribunal Supremo avalará esta semana la tesis del Gobierno. Con lo cual, Hugo Chávez seguirá siendo el presidente de Venezuela, aunque no tome posesión del cargo. Anticipándose a esa decisión, Borges ha calificado este domingo al Supremo como una “sucursal” del Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV).

Si la oposición tiene la batalla perdida en el Supremo, en la Asamblea Nacional ocurre exactamente lo mismo. Los tres máximos cargos elegidos el sábado son chavistas. Con lo cual, serán ellos quienes tutelen la transición hacia otras elecciones en caso de Chávez fallezca. “Los 6.800.000 venezolanos [que no votaron a Chávez] quisieran haber visto una junta directiva de la Asamblea que reconozca la mitad de la sociedad y no para premiar a cuotas de partido”, lamentó el sábado el diputado opositor Ismael García.

Desunión, divisiones, mentiras, rumores, reparto de poder, odio, soberbia… Esas son las palabras que más se oyen estos días desde el Gobierno y la oposición. Mientras los opositores insisten en resaltar las supuestas disputas internas del chavismo, los canales públicos de televisión advierten a todas horas de que esas divisiones solo son producto de la campaña difamación de la derecha y de los medios de comunicación internacionales. En medio de esa batalla, el último rival de Chávez en las presidenciales de octubre y actual gobernador del Estado de Miranda, Henrique Capriles, se limitó este domingo a emitir en Twitter un mensaje de felicitación por ser domingo y fiesta de Reyes.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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