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Cristina Fernández ataca a la justicia en medio de su batalla contra 'Clarín'

El Gobierno argentino convoca un acto masivo con motivo del 29 aniversario de la democracia

Alejandro Rebossio
Partidarios de Cristina Fernández llenan este domingo la Plaza de Mayo de Buenos Aires.
Partidarios de Cristina Fernández llenan este domingo la Plaza de Mayo de Buenos Aires.daniel garcía (AFP)

Los organizadores de las manifestaciones opositoras en Argentina el pasado 8 de noviembre decían que habían movilizado a un millón de personas en todo el país. En la Radio Nacional este domingo por la noche decían que también había "cientos de miles", "medio millón" y "hasta un millón" en los actos que el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner organizó en la porteña Plaza de Mayo y en otras muchas ciudades. El motivo de las convocatorias era una “fiesta de la democracia y los derechos humanos”, a propósito de que este lunes Argentina cumple 29 años desde el final de la última dictadura (1976-1983) y además es el día internacional de los derechos del hombre. Pero las manifestaciones en las plazas centrales de diversas ciudades, en las que tocaron músicos de rock y populares, sirvió como muestra del apoyo que conserva Fernández, respaldo que quedó comenzó a ser cuestionado a partir de la marcha opositora del 8 de noviembre y de la huelga general del 20 de ese mes.

La jefa de Estado tomó la palabra en la Plaza de Mayo y su discurso se retransmitió por cadena nacional de radio y televisión y en todas las otras ciudades donde se organizaron actos. La presidenta se refirió al revés que sufrió su Gobierno el pasado jueves, cuando un tribunal de segunda instancia suspendió la obligación de desinvertir que la ley de servicios audiovisuales imponía sobre el Grupo Clarín, principal conglomerados de medios de Argentina y enemigo número uno del kirchnerismo. "Es necesario que haya mayor independencia (del Poder Judicial) no sólo (respecto) del poder político, sino del poder económico y de las corporaciones. Demandamos mayor democratización en los tres poderes del Estado. Hay magistrados que dejan en libertad a personas que vuelven a delinquir y matar, por eso necesitamos una justicia que sirva al pueblo; que sea menos corporativa", proclamó Fernández y aludió así también a una de las principales reclamaciones de las marchas opositoras del llamado 8-N, la de la inseguridad pública.

Fernández, que ha puesto a la lucha contra Clarín en el centro de su agenda, pidió al Poder Judicial que “respete la voluntad del Parlamento”, que aprobó la ley de medios con el voto del kirchnerismo, pero también del socialismo y de otras fuerzas de izquierda. Ahora es la Corte Suprema la que deberá decidir en el caso Clarín. Cuatro de sus siete miembros fueron elegidos en el Gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007), en lo que fue una reforma aplaudida por opositores que también deseaban renovar aquel tribunal poco respetado que había construido el Ejecutivo de Carlos Menem (1989-1999). Fernández recordó que en el pasado el máximo tribunal de su país "declaró legítimos y legales los golpes militares", que en Argentina se repitieron en 1930, 1943, 1955, 1962, 1966 y 1976. Nunca antes este país sudamericano había gozado de un periodo democrático tan extenso como el actual.

"Cuando a algunos les fallan los fierros mediáticos intentan construir fierros judiciales para poder voltear gobiernos", disparó este domingo Fernández contra el Grupo Clarín, cuyos principales accionistas son Ernestina Herrera de Noble y Héctor Magnetto. La presidenta de Argentina siempre recuerda el apoyo del periódico Clarín a la última dictadura. Ninguno de los otros 20 grupos que deben desinvertir por la ley de medios, incluido PRISA (editora de EL PAÍS), ha recurrido a la justicia. Ninguno como Clarín deberá desprenderse de tantas licencias de emisoras de radio y televisión y operadoras de TV por cable.

Entre la multitud congregada en la Plaza de Mayo, había familias, vecinos que espontáneamente se sumaron al acto, así como militantes que llegaron identificados con colectivos kirchneristas, sindicatos (los que no adhirieron a la huelga del 20-N en demanda de alzas salariales ante la elevada inflación) y alcaldes de los suburbios de Buenos Aires. Antes y después del discurso de Fernández cantaron Charly García, Fito Páez, Víctor Heredia, Teresa Parodi, Illya Kuryaki and The Valderramas y el colombiano Carlos Vives.

Previo a su alocución, la presidenta argentina entregó los premios Azucena Villaflor a los Derechos Humanos (llevan el nombre de una fundadora de Madres de Plaza de Mayo desaparecida por el régimen cívico-militar) al director de orquesta argentino-israelí Daniel Barenboim; el poeta y premio Cervantes Juan Gelman, que vive en México y cuyo galardón fue recogido por su nieta Macarena; la escritora Griselda Gambaro; el artista plástico León Ferrari; la madre coraje Susana Trimarco, que se ha destacado en la lucha contra la trata de mujeres; el activista gay y diputado del Parlamento porteño por el kirchnerismo Axel Freyre y los periodistas Edgardo Esteban y Víctor Hugo Morales. En su discurso, Fernández estaba rodeada de actores, como Federico Luppi, Esther Goris y Darío Grandinetti. Pasada la fiesta, esta semana aguardará la resolución de la Corte Suprema sobre la ley de medios y la del Tribunal Internacional de Derecho del Mar, que deberá determinar si se mantiene o no el embargo que, a partir de una demanda de acreedores de Buenos Aires, Ghana impuso hace dos meses contra el buque escuela de la Armada argentina, que visitaba aquel país africano.

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