Las claves de un proceso convulso
Los obstáculos se multiplican en la tortuosa transición de Egipto
¿Quiénes se manifestaron el martes 4 de diciembre contra el presidente Mohamed Morsi?
Las últimas decisiones del presidente Morsi han partido el país en dos. En el bando contrario al rais encontramos una notable pluralidad de actores. Entre ellos, figuran las organizaciones de jóvenes revolucionarios, los partidos laicos de la oposición —que incluyen a izquierdistas, conservadores, liberales, naseristas, etc.—, los nostálgicos del antiguo régimen y algunos estamentos sociales como la judicatura.
¿Por qué protestan?
Por las últimas decisiones del presidente Morsi y su movimiento, los Hermanos Musulmanes. En primer lugar, el decreto con rango de declaración constitucional que sitúa al rais por encima de la ley. Y en segundo lugar, la aprobación del borrador final de la Constitución por parte de la Asamblea Constituyente sin el concurso de las fuerzas laicas, que boicotearon la votación.
¿Son mayoría?
En Egipto las encuestas no son muy fiables, por lo que es difícil medir quién cuenta con un mayor apoyo popular. De momento, podemos decir que ambos bandos han sido capaces de movilizar a centenares de miles de personas en manifestaciones multitudinarias.
¿Por qué genera tanto descontento la Constitución?
Por varias razones, pero la principal es que las corrientes islamistas gozaban de una clara mayoría en la Asamblea Constituyente y no se esforzaron por buscar un consenso con las otras fuerzas políticas. Además, muchos egipcios consideran que no existen suficientes mecanismos de garantía de las libertades individuales, y que la institución presidencial continúa gozando en el texto de demasiados poderes. El sistema de gobierno que se establece es semipresidencialista, con bastantes similitudes con el modelo actual en Francia.
¿Qué apoyos tiene el presidente?
El de su movimiento, los Hermanos Musulmanes, que es sin duda el más poderoso y mejor organizado del país. Asimismo, también le respaldan la mayoría de corrientes salafistas. En general, podemos decir que el país está tan polarizado, que prácticamente todo el espectro político islamista está con el rais, a pesar de que el islamismo no es un bloque monolítico.
¿Cuál es la postura del Ejército?
El Ejército observa en silencio los acontecimientos desde los cuarteles. Su gestión del periodo de transición hasta la elección de Morsi, en junio pasado, levantó una fuerte oposición, erosionando su imagen. De ahí que la mayoría de las altas instancias militares decidieran abandonar la arena política si se garantizaban sus líneas rojas: autonomía en la gestión de sus asuntos e inmunidad respecto a los abusos cometidos durante la transición. La Hermandad ha aceptado ambas, por lo que el ejército solo intervendría si la situación degenerara y hubiera una confrontación civil violenta.
¿Cuál es el calendario en los próximos días?
El próximo 15 de diciembre los dos Egiptos medirán fuerzas en el referéndum constitucional. Los islamistas confían en una victoria clara del sí, pero lo más probable es que el resultado sea ajustado. Una cuestión importante que está por resolver es si el referéndum será supervisado por los jueces, tal como establece la ley. Muchos de ellos se han declarado en huelga contra el decreto de Morsi, y aseguran que no monitorearán la consulta.
¿Hay elementos para pensar que Morsi cambiará el decreto que le concede poderes especiales
Es posible que Morsi haga alguna concesión antes del día 15 porque es consciente de que sus medidas han suscitado un gran rechazo en sectores clave de la sociedad. Ahora bien, la brecha que separa las posiciones de ambos bandos y la desconfianza mutua son tan grandes que se antoja difícil que lleguen a alguna solución negociada al conflicto. Todo indica que vamos a un choque de trenes electoral que puede tener ramificaciones negativas para la convivencia dentro de la sociedad egipcia.
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