Encerrados en casa por un día
Bolivia realiza su primer censo general desde hace once años
Las calles de las principales ciudades bolivianas permanecieron este miércoles desiertas y silenciosas por decreto, mientras se realizaba el censo de población y vivienda. La tranquilidad de la jornada contrastó con los incidentes registrados en las últimas semanas, en las que hubo bloqueos de carreteras en varios departamentos en protesta por la cartografía empleada en el recuento. En la víspera, se produjeron saqueos de productos alimenticios y carburantes.
Las gobernaciones de los nueve departamentos (provincias) de Bolivia impusieron estrictas restricciones para los bolivianos y extranjeros, como las de desplazarse por el país y circular por las calles durante todo el día, a fin de facilitar el trabajo ordenado de los voluntarios del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), que ejecuta un nuevo censo, después de 11 años, para determinar con exactitud el número de habitantes y las características socioeconómicas de la población.
Sin embargo, el auto de buen gobierno —que incluía la ley seca— fue quebrantado por 328 personas, detenidas por la Policía, que retuvo también más de 350 vehículos, informó el subsecretario de Interior, Jorge Pérez. La ministra de Planificación de Desarrollo, Viviana Caro, destacó la normalidad en la primera mitad de la jornada. Más tarde denunció la retención de encuestadores y de boletas del censo en la localidad de Yucumo, frontera norte de La Paz con Beni, debido a un posible problema de límites. “Hay dos comunidades en el municipio que difieren sobre a qué sector pertenecen”, explicó en declaraciones a la cadena de radio Erbol.
La exclusión del término "mestizo" en la identificación racial creó polémica
La campaña previa a la jornada de censo se centró en intentar vencer la suspicacia de los bolivianos, que rechazaban cualquier intromisión en su privacidad. Otro de los puntos polémicos la exclusión del término “mestizo”, la identificación racial de una gran mayoría ciudadana. El presidente Evo Morales adujo este miércoles que en ninguno de los recuentos de población anteriores se incluyó dicha denominación, algo que habían solicitado este año la oposición y varios grupos sociales. En cambio, sí se ha incluido cada una de las 36 nacionalidades indígenas originarias campesinas. En el censo de 2001, un 62% declaró una identidad indígena.
El mayor problema es la delimitación de las fronteras municipales, por lo que las juntas vecinales y autoridades ediles convocaron manifestaciones para exigir el mantenimiento de sus territorios. Esta falta de delimitación de territorios ha provocado enfrentamientos con la policía en varias localidades, como en la población agrícola de Colomi, en Cochabamba, donde los habitantes hirieron la semana pasada a ocho policías. En otros, las juntas vecinales obligaron a sus afiliados, bajo amenaza de quitarles sus terrenos, a censarse en sus lugares de origen, y no de vivienda habitual, para garantizar una mejor asignación de recursos económicos en función del número de habitantes y, en el futuro, una mejor representación política por la asignación de escaños en el Parlamento.
Evo Morales, antes de convertirse en el primer ciudadano censado, exhortó a dejar de lado esos condicionamientos: “Yo tendría que ir a mi pueblo (Orinoca) o a mi sindicato (en Chapare) pero tengo que registrarme donde vivo y, vivo en La Paz hace seis años”. El presidente, antes de ser entrevistado por una trabajadora del INE, declaró a los periodistas que el del miércoles fue un recuento soberano y el primero que no busca rendir cuentas “a los organismos internacionales para que se hagan cargo” de la pobreza de la nación sudamericana. Morales destacó que los resultados definitivos, que se conocerán dentro de seis meses, permitirán “planificar el desarrollo del pueblo boliviano” y que sea este quien enfrente su pobreza y necesidades.
A pesar de que el “encierro” duró apenas 24 horas, los ciudadanos fueron presa del pánico y, el martes, miles de personas acudieron a los centros de abastecimiento de alimentos y acabaron por dejar vacías las estanterías de todos ellos, como si se tratara de la víspera del fin del mundo. Las estaciones de gasolina, diésel y gas natural estaban atestadas de vehículos que querían “llenar el tanque”, pese a que el día del censo estaba prohibida la circulación de vehículos.
Entre las anécdotas de la jornada, la mejor parte se la lleva las respuestas de los niños. A la pregunta de “qué relación tiene con el jefe de familia” —para indicar el parentesco— una pequeña dijo “es buena, cuando no me riñe si me porto mal”.
Bolivia contaba con 8,3 millones de habitantes según el censo de 2001, una cifra que se espera que supere los 10 millones en el recuento general. Este censo estaba previsto llevarlo a cabo en 2011, exactamente una década después del anterior.
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