España en el mundo
España se ha convertido en un argumento electoral. Lo fue ya en la campaña para la elección presidencial francesa en la que Nicolas Sarkozy pretendía identificar a François Hollande con Zapatero y a Francia con España en caso de victoria del socialista. Lo ha sido esta semana cuando Mitt Romney ha convertido la marca España en el camino erróneo que hay que evitar por el exceso de gasto público, un 42% de los ingresos fiscales españoles, porcentaje idéntico al de los Estados Unidos comandados por Obama.
Tampoco es previsible que salga en los dos debates que quedan en la campaña presidencial estadounidense dedicados a política internacional e interior. Aunque será mejor no descartarlo a la vista de las numerosas ocasiones en que ha ocupado las primeras páginas de la prensa internacional en los últimos días y no precisamente para dar buenas noticias.
El diario más prestigioso del mundo que es el New York Times ha dedicado al menos tres espacios en las últimas semanas sobre el hambre en las calles españolas, la crisis de la Monarquía y la secesión de Cataluña que dan que pensar sobre la eficacia de la diplomacia pública española. Otro gran periódico internacional como el Financial Times se ha prodigado en artículos y editoriales que critican a Rajoy y a su Gobierno y reflejan una notable comprensión y simpatía con las reivindicaciones fiscales del Gobierno catalán. Y estas cosas suceden, en muchos casos, tras la visita de autoridades españolas, desde el Rey hasta el ministro de Economía, a las redacciones de los periódicos más importantes en Nueva York y en Londres.
La opinión pública internacional está cambiando rápidamente respecto a la imagen exterior española. En los primeros meses de Rajoy todavía se observaban sonrisas de complicidad con las puyas, como si estuvieran dirigidas exclusivamente a Zapatero. Ahora se han trocado en gestos de amargura, porque si la marca España decae, al lado surge una marca nueva que empieza a abrirse paso. El Gobierno catalán tiene un programa específico para proyectar su imagen e ideas en el mundo, y un grupo de la sociedad civil catalana, denominado Emma, se dedica también a difundir los argumentos del nuevo catalanismo soberanista. Y a la vista de los resultados, no hay que darle muchas vueltas al asunto: de momento es el Gobierno de Rajoy el que está perdiendo por goleada la partida frente a Artur Mas.
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