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Los indecisos pueden prolongar la incertidumbre en la campaña electoral

Este viernes se publica además el último dato del paro antes de las elecciones y la recuperación económica puede imponer nuevos obstáculos a Obama

Antonio Caño
Obama escucha a Romney durante el primer debate presidencial.
Obama escucha a Romney durante el primer debate presidencial.MICHAEL REYNOLDS (AFP)

Mañana se anunciará un dato que puede tener tanta repercusión en la campaña electoral norteamericana como los debates pendientes: la cifra oficial del paro. Si no es buena, como se espera, puede ayudar a prologar la incertidumbre sobre el ganador hasta la misma fecha del 6 de noviembre. Gran parte de los votantes indecisos están, precisamente, pendientes de ver alguna luz sobre la situación económica para pronunciarse.

Los debates, el primero de los cuales se celebró anoche en Denver y los siguientes tendrán lugar los próximos días 16 y 22, pueden ayudar a esclarecer las cosas, pero no del todo. Los votantes indecisos son, como es lógico, los más difíciles de convencer, los que menos atención prestan a las palabras y más a los hechos. Y los hechos, si se confirma mañana un desempleo por encima del 8% y una ralentización de la recuperación económica, podrían ayudar más a Mitt Romney que a Barack Obama.

El número de electores que confiesa voluntad de votar pero dudas sobre por qué candidato hacerlo está en estos momentos en torno al 6%, por encima de la ventaja de Obama en algunos estados decisivos o similar en otros. No hay duda de que la misión de Romney todavía es muy difícil, puesto que, en algunos casos, tendría que ganarse el respaldo de todos los indecisos para ganar. Más complicado aún, la mayor parte de esos indecisos son votantes independientes y moderados ideológicamente que no ven con buenos ojos el extremismo que se ha observado en la campaña republicana hasta la fecha. Pero, al mismo tiempo, el desaliento que provoca la situación económica puede provocar reacciones políticas imprevisibles.

Si el paro, que actualmente es del 8,1%, aumenta mañana, los republicanos tendrán un excelente argumento para convencer a los indecisos de que la política económica de Obama ha fracasado. El mejor argumento con que se van a encontrar en lo que resta de campaña, puesto que la próxima cifra sobre el desempleo estará ya demasiado pegada a la asistencia a las urnas.

Según las encuestas, los indecisos son, primordialmente, blancos, mujeres, de baja educación y con unos ingresos inferiores a los 25.000 dólares anuales. Están concentrados en los estados del medio oeste industrial, particularmente Ohio y Wisconsin, dos de los estados decisivos. Obama tiene, por lo general, ventaja entre esos grupos de votantes, pero éstos son también los grupos más perjudicados por la crisis económica y, por tanto, entre los que puede tratar de pescar el candidato de la oposición.

Desde el principio de esta campaña se dijo que estas elecciones serían decididas por la economía. En su transcurso se interpusieron otros asuntos, como el de la conservación del Estado del bienestar o la política exterior, que distrajeron a los candidatos de su mensaje central: sus propuestas económicas. Pero, en el mes que resta, es probable que la economía vuelva a ser, con la vista puesta en los indecisos, el tema fundamental.

Aunque su porcentaje no sea muy elevado a nivel nacional, los indecisos acabarán dando la victoria a uno u a otro en estados tan fundamentales como Florida, donde, tradicionalmente, las elecciones se deciden por unos pocos miles de votos, en Virginia, donde Obama está solo un punto por delante en una última encuesta, en Colorado, donde los indecisos equivalen, aproximadamente, al ascenso del voto hispano, o en Nevada, que va a estar en juego hasta el último minuto.

Uno de los principales problemas de Romney con esos votantes es el de no haber conseguido transmitir confianza. Los indecisos pueden estar pensando en un cambio para mejorar la economía, pero Romney no parece aún la persona adecuada para dirigir ese cambio. Una encuesta de ayer de la agencia Reuters daba a Obama una ventaja de 30 puntos en la pregunta de qué candidato les caía mejor, y de 20 puntos en la pregunta de qué candidato entiende mejor su situación personal.

En esas condiciones, es muy difícil sumar ese 6% que el candidato republicano necesita para ganar las elecciones. La campaña de Obama hizo desde el principio un excelente trabajo al tratar de dibujar a su contrincante como un millonario desconectado de la realidad, aunque, ciertamente, sus cuentas en paraísos fiscales y el vídeo de 47% ayudaron bastante a conseguirlo. Romney nunca ha conseguido despegarse de esa imagen, con la cual es muy difícil acceder a un sector del electorado que no duda porque tiene ante sí dos grandes opciones con las que quedarse, sino porque no encuentra ningún buen recambio para el presidente actual.

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