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Ayrault defiende en el Parlamento el tratado heredado de Sarkozy

Solo un 10% de los diputados franceses planean votar contra el texto, ratificado ya por 13 países

El primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, hoy en París.
El primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, hoy en París.LIONEL BONAVENTURE (AFP)

Aunque era una promesa de campaña, François Hollande no pudo renegociar el tratado europeo que sanciona la austeridad y que fue pactado por su antecesor, Nicolas Sarkozy, con Angela Merkel. El presidente socialista logró, eso sí, completar el pacto Merkozy en la cumbre de junio con medidas para impulsar el crecimiento y la solidaridad, medidas que por cierto Alemania parece haber olvidado. En esas circunstancias, el primer ministro, Jean-Marc Ayrault, abrió el martes el peliagudo debate de ratificación del tratado en la Asamblea Nacional con un discurso institucional y poco entusiasta, que insistió en el desastre que supondría para la zona euro que Francia no ratifique el texto más que en la urgencia de reforzar la idea y el sueño europeístas.

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“Francia es más grande en Europa. Y debemos mantener a Francia en una zona euro solidaria, porque la consecuencia de un voto negativo supondría, y ustedes lo saben bien, una crisis política y el hundimiento de la unión monetaria”, subrayó Ayrault, añadiendo que el tratado sirve para cerrar una puerta y abrir otra más esperanzadora. “Este paquete europeo no resuelve todas las ambiciones para el futuro, pero es una etapa necesaria para seguir adelante”.

En menos de media hora, el primer ministro explicó que “comprende las dudas” de quienes desconfían del Tratado sobre la Estabilidad, la Coordinación y la Gobernanza, y recordó así, sin citarlos, que algunos socialistas y sus socios ecologistas han decidido votar en contra o abstenerse. “Tengo algunos amigos entre esos escépticos. Pero la soberanía presupuestaria seguirá perteneciendo al Parlamento porque el tratado no dice nada del método a emplear para equilibrar las cuentas públicas”.

El Gobierno cuenta con ratificar el texto a finales de mes en la Asamblea con los votos del grupo socialista, ya que requerir los apoyos del centro derecha supondría un serio problema de credibilidad para Hollande. Parece probable que lo consiga, porque un recuento inicial cifra en 15 los parlamentarios socialistas -de los 297 totales- que se opondrán al texto, es decir poco más del 5%.

Bajo tímidos aplausos, Ayrault recordó que Hollande había aportado al pacto fiscal “120.000 millones de nuevas inversiones, la tasa a las transacciones financieras y la supervisión bancaria europea”, y defendió que la regla de oro —que solo permitirá a los Estados incurrir en un déficit estructural del 0,5%— garantizará “la responsabilidad en una etapa decisiva”.

Los ecologistas, que hace unos días vieron a su líder europeo, Daniel Cohn-Bendit, amenazar con dejar la coalición si se consuma el ‘no’ a un tratado que ya ha sido ratificado por 13 países, la mitad más uno de los 25 firmantes, intentaron desdramatizar su posición, que no será unánime. “El tratado no es el alfa y omega de la política europea”, dijo sin gran acritud la portavoz, Barbara Pompili.

Los comunistas, que exigen un referéndum, recordaron que el texto es “el tratado firmado por Merkel y Sarkozy” y añadieron que las perspectivas europeas que promete no son las que cita Ayrault sino “dividendos y súper beneficios, paro y precariedad”.

El orador del centro derecha, Pierre Lellouche, ironizó sobre la “coherencia” de la mayoría, y confirmó que los suyos votarán masivamente por el sí, aunque se calcula que habrá una docena de disidentes que ya han afirmado que el tratado es “una máquina infernal de recesión”.

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