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La incompetencia de las autoridades rusas potenció la tragedia de las inundaciones

Los ciudadanos de la región de Krasnodar rechazan que se trate de una catástrofe natural Estiman en casi 35.000 el número de personas afectadas, entre ellas 171 muertos

Pilar Bonet
Un trabajador del Ministerio de Emergencias ruso en Krymsk, Krasnodar.
Un trabajador del Ministerio de Emergencias ruso en Krymsk, Krasnodar.EFE

La incompetencia, la irresponsabilidad y la indiferencia de las autoridades potenciaron la catástrofe que se abatió sobre el sur de Rusia, debido a las lluvias torrenciales caídas en la madrugada del 6 al 7 de julio, según se desprende de los relatos de víctimas, testigos y autoridades implicadas en el suceso. Tras la perplejidad inicial, la tragedia vivida por la región de Krasnodar se iba perfilando el lunes en su verdadera y desoldadora magnitud gracias a la proliferación de informaciones procedentes de la zona.

Reflejos puntuales de un cataclismo en el que las víctimas no se han acabado de contabilizar son los videos en los que se muestran cadáveres humanos y de animales yaciendo sobre las calles fangosas y también filmaciones sobrecogedoras, como la de un grupo de personas avanzando cogidas de la mano contra la riada, hasta ser todos ellas arrastradas por las aguas y desaparecer. En la tarde del lunes, el ministerio de Situaciones de Emergencia de Rusia calculaba en casi 35.000 el número de personas afectadas por las inundaciones. En esta cifra, se incluían 171 muertos, cinco de ellos por descarga eléctrica. En las clínicas de la región había 180 hospitalizados,entre ellos 23 niños.

Las inundaciones son frecuentes en la cuenca del río Kubán y en la costa del mar Negro rusa, festoneada por escarpadas montañas. En 2002, más de cien personas perecieron a causa de unas lluvias torrenciales, pero los sucesos de la noche del viernes al sábado han superado todos los récords. El gobernador de la región, Alexandr Tkachov, insistió el domingo por la tarde en Krymsk, la zona más afectada, en que la tragedia tuvo un origen natural, pero esta explicación no satisfizo a sus interlocutores,convencidos de que las autoridades son corresponsables en la tragedia, por omisión negligencia o incluso por mala intención.

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La arraigada desconfianza de los ciudadanos rusos en los representantes de la autoridad se evidencia en las declaraciones de las víctimas, los comentarios en Internet y también en la reunión callejera de Tkachov con los vecinos de Krymsk. Cuando el gobernador preguntó a éstos si creían que la tragedia había sido provocada “manualmente”, sus interlocutores respondieron: “sí”.

Tkachov fue abucheado cuando intentó justificar que las autoridades no hubieran acudido a avisar a la población, pese a haber sido avisados a las 22 horas del viernes sobre las lluvias que se avecinaban. El diluvio cayó con su máxima intensidad entre la 1 y las 3 de la madrugada del sábado, dijo Tkachov, según el cual las precipitaciones fueron de 300 litros por centímetro cuadrado en media jornada. El gobernador alegó que no había sido posible avisar a la gente porque ésta no habría salido de sus casas. “¿Pero qué piensan ustedes, queridos míos, que en el tiempo transcurrido entre las 22 horas y hasta la una de la noche se podía haber llegado a todos?. Eso no es posible. ¿Con qué fuerzas? Esto en primer lugar y, en segundo, ¿acaso ustedes se hubieran levantado y marchado de su casa?”, exclamó. Los vecinos reaccionaron con indignación.

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Los gobernadores en Rusia son cargos nombrados por el presidente y Vladímir Putin tiene la facultad de cesar a Tkachov, que lleva en su puesto desde 2000. Sin embargo, este político, criticado en el pasado por su nacionalismo, es uno “peso pesado” del opaco sistema de gestión ruso. En su territorio, se celebrarán los juegos olímpicos de invierno de Sochi en 2014, cuyas obras han desbordado todos los presupuestos. En el territorio de Krasnodar están instaladas las lujosas dachas de veraneo de la élite rusa, entre ellas la del mismo gobernador, denunciada por los ecologistas por su emplazamiento en una zona protegida y la tala de vetustos árboles.

El jefe del Ministerio de Emergencias de Rusia, Vladímir Puchkov, reconoció que el sistema de aviso de las inundaciones no había funcionado debidamente

Considerado uno de los más grandes terratenientes de Rusia, Tkachov intenta de momento atajar el malestar cesando al responsable del distrito Krymsk, Vasili Krutkó, por su demora en informar a los habitantes de la catástrofe que se avecinaba. Incluso al anunciar el cese, Tkachov no pudo evitar elogiarse a si mismo, por “vivir, tomar todas las decisiones y encontrarse con la gente durante tres días”, actuando de hecho, según dijo, como dirigente de distrito y de la ciudad.

A propuesta del vicegobernador, un grupo de cinco habitantes de Krymsk sobrevolaron el embalse de Neberdzhaevskoe el domingo en helicóptero. Tres de estos cinco voluntarios expresaban el lunes su insatisfacción porque los pilotos del helicóptero, alegando falta de combustible, no les mostraron todo el territorio del embalse y además se negaron a llevarles a otro embalse cercano (Atukaevskoe) que, a diferencia de Neberdzhevskoe, sí tiene esclusas. Los vecinos no detectaron vertido de agua de Neberdzhaevskoe, pero opinaron que podría haberlo habido desde Atukaevskoe para impedir que el agua dañara unos importantes depósitos de combustible situados en las proximidades. El puerto de Novorossisk reemprendió el domingo las operaciones de cargamento de petroleros, interrumpidas durante las lluvias. Centenares de camiones cargados de grano con destino al puerto se encontraban parados en las cercanías de Krymsk.

El jefe del Ministerio de Emergencias de Rusia, Vladímir Puchkov, reconoció que el sistema de aviso de las inundaciones no había funcionado debidamente. En una conferencia dirigida por el viceprimer ministro Dmitri Rogozin. Puchkov dijo que se había organizado la información a la población, pero no del todo, según Interfax. El jefe del distrito, Vasili Krutko,que fue cesado por Tkachov, contó que se habían mandado mensajes por móviles y que los funcionarios del ministerio de emergencias habían ido por las casas y se habían enviado faxes a ls instituciones. Sin embargo, los mensajes enviados por móvil llegaron cortados y no se entendían, el anuncio en televisión no pudo verse porque se cortó la electricidad, y sí es que ulularon las sirenas, los habitantes de Krymsk no las oyeron. Del total de víctimas, al menos 160 perecieron en Krymsk.

La gestión de las inundaciones era criticada el lunes por los medios de comunicación rusos. El diario “Védomosti” manifestaba que los incendios en la parte oriental de Rusia y las inundaciones en el sur “reflejan un sólo fenómeno, la degradación de las instituciones responsables del bienestar social”. La catástrofe en Krasnodar muestra que las autoridades no defienden a la población “ni de las catástrofes naturales ni de los bandidos” y recordaba las incidencias en el pueblo de Kushchevska, también en Krasnodar, una localidad que fue ”entregada a la custodia de la banda de Tsapkov”, como la ciudad de Krymsk, ha sido entregada al capricho de los elementos. En Kushchevska, una banda criminal aterrorizaba a la población desde mediados de los años noventa, sin que la autoridad representada por el gobernador Tkachov hiciera nada hasta que en noviembre de 2011, fueron asesinadas de golpe 12 personas (entre ellos varios niños) y a consecuencia del escándalo que conmovió a Rusia salieran a la luz los desmanes de la banda, desde violaciones a mantenimiento de esclavos pasando por extorsiones y asesinatos.

En el capítulo positivo revelado por la tragedia está la amplia movilización de la sociedad rusa para ayudar a las víctimas de las inundaciones. Numerosos voluntarios se han presentado en los lugares siniestrados deseosos de ayudar y en ciudades y pueblos se recoge ropa, enseres y dinero para los damnificados.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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