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Entrevista MARK LEONARD

“Hay que mostrarles a los mercados financieros que no pueden ganar”

Mark Leonard, director del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, reclama la vuelta a la política como eje de la construcción europea

Mark Leonard es un europeísta convencido. Ha pronunciado una conferencia en el Círculo de Economía de Barcelona sobre la crisis del euro en la que básicamente reclama que la política vuelva a formar parte de la construcción europea, actualmente secuestrada por la economía y considera que el momento ha llegado de “mostrarles a los mercados financieros que no pueden ganar en su guerra contra el euro”. Cofundador y director del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, el primer think-tank paneuropeo, ha escrito numerosos libros y artículos sobre política internacional, entre los que destaca ¿Qué piensa China? El debate interno sobre su futuro (Icaria), que ha sido traducido a 14 idiomas.

Pregunta. ¿En que punto está la crisis del euro?

Respuesta. Creo que la última cumbre ha sido una de las mejores, en el sentido de que se llegó a acuerdos sustanciales en varios temas, que pueden ser muy saludables --para España en particular-- pero que no han cambiado ninguno de los problemas estructurales: no han aumentado los fondos del mecanismo europeo de estabilidad, tampoco se ha abordado la creación de los eurobonos, ni se ha diseñado el verdadero plan de crecimiento masivo que ahora es necesario.

P. Por lo menos ha finalmente entreabierto la puerta para avanzar en la unión fiscal y bancaria.

R. Sí, pero hay muchas cosas que no se han abordado; esencialmente cuestiones políticas y si es posible conseguir apoyo popular para algunas de las medidas que son necesarias. Las cosas no se están moviendo en la dirección correcta. Si partimos de que el problema económico es básicamente el de tener una moneda única sin una hacienda común, el problema político es el de tener una práctica política común sin políticos comunes. No hay manera de discutir sobre que tipo de Europa queremos, ni ponerse de acuerdo. En este espacio tenemos dos fuerzas: por un lado la tecnocracia, las élites que hacen lo que creen necesario pero actúan de forma secreta y nunca lo sacan a la esfera política, ni lo explican a la gente. Por otro, una reacción populista creciente que básicamente proclama que Europa está haciéndose en contra de la gente. Resumiendo: la gente contra las élites europeas. Contra más se acentúa esta situación más miedo tienen las élites y más tratan de hacer las cosas por la puerta trasera.

P. No sólo las élites de Bruselas, también los Gobiernos nacionales elegidos democráticamente lo ocultan todo. El ejemplo de España es elocuente.

R. Cierto, estoy al corriente de estas políticas del silencio. Es muy preocupante. Si mira el mapa de la Unión Europea puede verse el colapso total del antiguo sistema político cada vez en más y más países, lo que en mi opinión puede acabar destruyendo la posibilidad de una unión bancaria, fiscal y política. Hay muchos ejemplos. Países como Holanda donde tanto la izquierda como la derecha tradicionales se han desplomado y todo está en manos de Geert Wilders, aunque sea minoritario, o lo que sucede en Finlandia con los ultranacionalistas... Hasta hace muy poco el gran problema en Holanda eran los musulmanes y la inmigración. Ahora es Europa.

P. Gran Bretaña parece estar también virando hacia un antieuropeismo mucho más virulento.

R. Yo, personalmente, creo que es una locura para Gran Bretaña contemplar un futuro fuera de la Unión Europea. La tragedia de la política británica es que, por el momento, hay una crisis de fe en el proyecto europeo. Es curioso ver como han cambiado los argumentos contra Europa de los euroescépticos. Antes denunciaban que Jacques Delors estaba creando un superestado europeo que iba a destruir la democracia británica. Ahora es todo lo contrario. Estamos atados a un cadáver, dicen, el euro va a colapsarse y nos arrastrará, la unión aduanera impide que podamos negociar nuestros tratados comerciales. Europa es el pasado, el futuro es la vieja Commonwealth, añaden.

P. Tal vez este periodo transcurrido desde el final de la II Guerra Mundial no sea más que un raro paréntesis en la historia de Europa y estemos condenados a volver a la permanentes querellas de que pequeños estados nación que siempre nos ha caracterizado.

R. Para mi el proyecto europeo es el más ambicioso, novedoso e inspirador proyecto de la historia, precisamente porque es el primer intento, después de 500 años de Estado nación de pensar en otros sistemas. Es una manera nueva de vivir juntos en un mundo interconectado, donde en lugar de garantizar la seguridad por medio de equilibrios de poder se hace a través de la interdependencia y conectando los sistemas legales. Esto nos permite tener unas economías de escala de 500 millones de consumidores y seguir manteniendo la política cerca de la gente a través de los Estados. Y no creo que esto esté muerto. Es cierto que pasamos por una crisis existencial, pero no creo que el colapso sea inevitable. Los problemas de Europa tienen raíces nacionales. El verdadero problema es la crisis de la democracia representativa en la mayoría de los Estados miembros, y es muy difícil construir el paraguas sobre estos Estados miembros que están en crisis.

P. ¿Hay soluciones?

R. En mi opinión, la solución consiste en recrear una esfera política a nivel europeo, en el lugar de la clase política que ahora impone sus criterios en contra la gente. Una clase política que parece que apoya a las élites frente a las masas, a los bancos frente a los ciudadanos. Esto no es nada fácil porque el impulso alemán, lo que intenta hacer Angela Merkel como el precio para socializar la deuda, no es crear una unión política, sino apolítica, consistente en sacar la economía de la esfera política y colocarla en la Constitución, de modo que no pueda ser tocada. Pero el objetivo de la Unión es precisamente crear un espacio político en el que se pueda discutir; no sólo si uno está o no en favor de Europa, sino a que tipo de Europa se refiere o que tipo de soluciones económicas se adoptan manteniendo el máximo de autonomía nacional posible. No creo que sea viable un presidente de Europa elegido, como Wolfgang Shauble sugería. La idea sería intentar que los Gobiernos nacionales actuaran más como políticos en el contexto europeo. Todo el mundo sabe quien es Rajoy en España o quien es David Cameron en Gran Bretaña, a diferencia de los miembros de la Comisión europea o los del Parlamento Europeo. Se podría crear un Consejo de vicepresidentes de cada país miembro que se reuniera en Bruselas cada semana y tomaran las decisiones en lugar de los diplomáticos. Serían responsables frente a sus parlamentos nacionales y tomarían parte en los consejos de ministros. Mi visión es que cualquier solución para Europa no será una solución institucional. Por el momento Europa se ve como rígida y opresiva, y hay que enviar el mensaje opuesto. Una de las cosas más necesarias en poner en marcha una agenda de crecimiento económico y evitar seguir en este camino de austeridad rígida que está acabando por ser contraproductiva. Países que hacen reformas deben ser premiados en lugar de ser castigados por las reformas. El caso de España es una locura. Tenemos un país que ha puesto en marcha algunas de las medidas de austeridad más duras que nadie ha contemplado y acaba cayendo en una depresión y entra en esta espiral diabólica.

P. ¿Como imagina el paisaje después de la batalla?

R. Está la cuestión de si la crisis va a significar más Europa o más Europas, porque podemos acabar generando el final de la UE a 27 y del mercado único. Creo que el euro tiene que sobrevivir. Creo que las consecuencias del colapso del euro van mucho más allá del fracaso del proyecto europeo y afectan a todo el sistema mundial. El poder económico es muy importante, sí, pero Japón es menos importante que Rusia pese a que su economía es muchísimo más importante. Porque el poder es una combinación de varias cosas. La mejor esperanza que tenemos es la de construir una especie de mundo 3G, con una pata americana, otra europea y otra china, porque necesitamos un mundo gobernado por reglas e instituciones.

P ¿A día de hoy cual cree usted que debe ser el paso siguiente que debe dar la UE para seguir con vida?

R. Creo que lo más importante es mostrar a los mercados financieros que se dispone de un bolsillo al menos tan grande como el suyo para que desistan en su ataque contra el euro. O autorizamos al Banco Europeo que compre bonos nacionales o aumentamos el tamaño del MEDE o creamos un fondo europeo de rescate de deuda. Hay que mostrarles a los mercados que no pueden ganar. Para esto la política y la economía tienen que moverse juntas.

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