Tres policías involucrados en el narco matan a tres compañeros en México
Un tiroteo acabó con la vida de los agentes en la Terminal 2 del aeropuerto del Distrito Federal
Tres agentes de la Policía Federal mexicana fueron asesinados el lunes por la mañana en el aeropuerto internacional Benito Juárez del DF a manos de otros tres agentes que estaban siendo investigados por narcotráfico, según las autoridades. El tiroteo, ocurrido a las 08:50 horas en la zona pública de restaurantes de comida rápida de la Terminal 2, provocó pánico entre los pasajeros, pero no afectó las operaciones aéreas.
La Secretaría (ministerio) de Seguridad Pública (SSP) a través de un comunicado de prensa, informó de que una unidad de investigación trataba de capturar a "dos elementos de la Policía Federal, sujetos a investigación y vinculados con las actividades del tráfico de drogas", cuando estos, al verse descubiertos, comenzaron a disparar para evitar su captura, acabando con la vida de los otros tres agentes.
“Eran puros policías disparándose entre sí, estaban uniformados”, relató una testigo del tiroteo a las cámaras de Milenio TV. De manera extraoficial, se difundió que los asesinos dispararon contra los agentes a sangre fría cuando estos ya se encontraban abatidos. Finalmente se conoció que eran tres los policías autores del asesinato, y este mismo jueves la Policía Federal publicó sus fotos anunciando unan recompensa por pistas que lleven a su captura.
Este es el primer incidente violento en la Terminal 2, inaugurada en 2007, del aeropuerto de la capital mexicana. Pero el tráfico de drogas en ese lugar es un hecho que ha sido reportado en varias ocasiones.
“El aeropuerto siempre ha sido un punto crítico en el traslado de recepción y envío de drogas. Es un asunto muy delicado, pues es la principal terminal aérea del país. Si revisamos las notas de los últimos 10 ó 15 años de acciones de violencia tenemos cosas muy graves. Ha habido robos de efedrina, ejecuciones de agentes federales, decomisos en España de cocaína que era trasladada desde ahí por personal de Aeroméxico”, recordó en entrevista Samuel González, experto en seguridad pública y ex funcionario de la Procuraduría (fiscalía) General de la República, instancia que ya realiza las investigaciones. En la Terminal 2 opera un sistema de vigilancia integrado por 430 cámaras, los vídeos de las mismas serán entregados a la PGR.
Según un reporte de la SSP, en el último año y medio, la Policía Federal ha detenido a 180 personas en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, asegurando en ese lapso 294 kilogramos de cocaína y 143 kilogramos de marihuana. Desde la Terminal 2 del aeropuerto operan Aeroméxico, la principal línea aérea de México, Aeromar, Delta Airlines (EE UU), Copa Airlines (Panamá) y Lan Airlines (Chile).
Aparente calma en la terminal
Cerca de la una de la tarde, cuatro horas después de tiroteo, el ambiente en la Terminal 2 se volvió a agitar cuando la Policía Federal entró en tres oficinas distintas de una misma casa de cambio. Rodeados de reporteros y fotógrafos, sin hacer un cerco que los separase, los agentes inspeccionaron los locales y requisaron documentos; una operación cuya posible relación con el tiroteo de la mañana aún no se ha precisado.
En paralelo, el funcionamiento de la terminal donde ocurrió el crimen proseguía con aparente calma. Solo algunos usuarios se paraban a observar el trajín de los policías en torno a las oficinas de cambio. “Se ve mucho movimiento, quién sabe qué onda”, decía una mujer parada tranquilamente a diez metros del enjambre de reporteros y agentes.
Aparte del ajetreo que provocó durante unos minutos la actuación policial en las casas de cambio, el ambiente en el aeropuerto ya se había estabilizado. La sala donde se produjo el tiroteo continuaba cerrada, con los forenses trabajando dentro. Por el resto de la terminal patrullaban decenas de policías federales armados. Algunos hacían cola despreocupadamente en una tienda para comprarse un refresco o un bocadillo.
Entre los pasajeros, que caminaban o consultaban sentados sus teléfonos a menos de 20 o 30 metros del lugar del crimen, no había sensación de nerviosismo. Algunos ni se habían enterado de lo que había pasado. Otros sí, pero lo asumían con cierta naturalidad. “Yo soy de Monterrey y allá está peor”, comentaba un hombre que iba a tomar un vuelo. Había quien lamentaba el daño que podría hacerle al turismo un crimen en medio del principal aeropuerto del país, y quien se preguntaba si quedaba “algún lugar seguro en México, si pasa algo así en un sitio con tantas cámaras y tanta seguridad”.
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