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Los secretos del ministro y el espía

Un ministro portugués está acusado de amenazar a una periodista en un turbio episodio de informaciones reservadas

Antonio Jiménez Barca

El ministro de Asuntos Parlamentarios de Portugal, el todopoderoso Miguel Relvas, se ha visto envuelto en una turbia polémica que sacude Portugal, acusado de amenazar a una periodista del diario Público. Según este periódico, Relvas aseguró que iba a colgar en internet datos de la vida privada de la periodista si ésta no dejaba de publicar informaciones sobre la relación de Relvas con el cuestionado superespía portugués por excelencia, Jorge Silva Carvalho, ex director del Servicio de Informaciones Estratégicas de Defensa (SIED). Silva Carvalho dimitió en noviembre de 2010 para incorporarse, meses después, como directivo, a la influyente empresa Ongoing, inmersa, entre otros, en los sectores de la prensa y las telecomunicaciones. Precisamente, la Fiscalía portuguesa acusa a Silva Carvalho de facilitar informaciones reservadas y secretas a esta empresa. También de investigar, en sus tiempos de director del SIED, las facturas de teléfonos de periodistas a fin de descubrir sus fuentes. De ahí que ahora nadie con poder en Portugal quiera ser visto como amigo o conocido de Silva Carvalho, al que hace meses el semanario Visão acusaba, además, de poseer, en su teléfono móvil, un fichero completísimo de nombres, gustos, matrículas de coches, relaciones sexuales y hasta restaurantes favoritos de cientos de personajes relevantes de la vida portuguesa. Silva Carvalho replicó que la famosa lista no contiene otra cosa que nombres y cargos.

Así Relvas compareció en la Asamblea de la República el pasado 15 de mayo para explicar la naturaleza de su relación con el encausado superespía portugués. El ministro de Asuntos Parlamentarios siempre había asegurado que había conoció a Silva Carvalho entre marzo y junio de 2010, cuando uno era aún director de la SIED y el otro parlamentario del partido conservador PSD, entonces en la oposición, y que, además, no tenía “ni idea” de si recibía, en los últimos tiempos, mensajes telefónicos y reseñas de revistas de prensa procedentes del superespía, ya en Ongoing. Sin embargo, en su comparecencia en el Parlamento portugués el ministro fue más concreto y admitió que sí recibía esas informaciones y esos mensajes del tipo sms. En algunos de estos mensajes, incluso, el mismo Silva Carvalho, según el diário Público, aconsejaba a Relvas que ascendiera a ciertos miembros de los servicios secretos que conocía.

Con todo, Relvas minimizó las informaciones procedentes de Silva Carvalho. Matizó que los mensajes los borraba sin más y que las otras informaciones no pasaban de ser reseñas de prensa sin mucha relevancia o exclusividad. Y puso, como ejemplo una: “Me acuerdo de que la primera era: George Bush visita México. Fuente, Reuters”.

La periodista de Público Maria José Oliveira, que investiga el asunto de las informaciones secretas desde hace meses, observó que en la respuesta de Relvas había una contradicción: “¿Cómo era posible que recibiera esa información del viaje de Bush, que es de 2007, si Relvas, según él afirma, había conocido a Silva Carvalho en 2010?

Así, el jueves de la semana pasada, se puso en contacto con el gabinete de Relvas para preguntarle sobre el asunto. Según la dirección del periódico, Relvas habló con la responsable de las páginas de Política, Leonette Botelho, y, entre otras amenazas, aseguró que iba a colgar en internet la identidad de la pareja de la periodista.

Relvas, ayer, en una improvisada rueda de prensa en la que apareció crispado y nervioso, negó que amenazara a nadie y aseguró que el que sentía presionado era él por el poco tiempo que la periodista le daba para responder a sus preguntas.

El asunto de la supuesta amenaza está ya en manos de la Entidad Reguladora para la Comunicación Social de Portugal, que ha oído a las dos partes y que emitirá un informe en unos días que aplacará previsiblemente esta cuestión en concreto. Lo que no desaparecerá de la escena mediática portuguesa será el creciente rastreo de esas informaciones secretas de ida y vuelta y las relaciones entre el exespía Silva Carvalho, que ingresó en los servicios secretos portugueses en 1991, con 22 años, poseedor de ese comprometedor fichero lleno de explosivos datos personales, y el poder, personificado en el ministro Miguel Relvas. Un ejemplo: el semanario Sábado publica en su próximo número que ambos cenaron juntos en agosto de 2011 –cuando uno era ya ministro y el otro empleado de Ongoing- y que el adjunto del gabinete del ministro –quien ha dimitido tras saberse la información- conocía también al ex espía y se telefoneó varias veces con él en septiembre.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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