Viaje al El Dorado alemán del empleo
En el área de Freising y Erding, cerca de Múnich, los jóvenes tienen que hacer un verdadero esfuerzo para quedar fuera del mercado laboral
Claus, de 17 años de edad, no lo ha tenido fácil en la escuela. Procedente de un entorno familiar difícil, chocaba a menudo con el ambiente escolar, sus notas no eran buenas y estaba a punto de que lo expulsaran. Pero la Oficina de Empleo de Freising lo incluyó en un proyecto de cualificación para acceder al mercado laboral. Claus, que en realidad no se llama así, aprovechó la oportunidad, y probablemente en septiembre conseguirá un puesto de aprendiz como técnico en electrónica de sistemas de información.
Las pequeñas historias de éxito como esta no son casos aislados en la floreciente región en torno al aeropuerto de Múnich: en el área de las Oficinas de Empleos de Freising y Erding los jóvenes tienen que hacer un verdadero esfuerzo para quedar fuera del mercado laboral. Están muy solicitados, incluso aunque las calificaciones escolares no sean buenas. Porque en este momento solo hay 1.520 solicitantes para los 1.756 puestos de formación vacantes; y eso ha traído consigo que las empresas hayan reducido sus exigencias compitiendo entre sí por los aprendices. Como comenta Karin Weber, directora de la oficina de empleo, “casi están haciendo marketing”.
Con una tasa de desempleo del 2,1% en los distritos de Freising y Erding impera el pleno empleo
Con una tasa de desempleo del 2,1% (2011), en principio se puede decir que en los distritos de Freising y Erding impera el pleno empleo. Se buscan desesperadamente conductores, empleados de hostelería y trabajadores del ámbito asistencial, pero también existe una especial demanda de personal cualificado para oficios manuales. Pronto hará una década que la falta de mano de obra especializada empezó a ser un problema en la zona del aeropuerto, explica Weber. Martin Reiter, director de la Asociación de Trabajadores Manuales de la región, está muy preocupado porque cada vez son menos los jóvenes que quieren ser albañiles, carpinteros o electricistas de obra: “Un chico de 16 años prefiere ir a la oficina con traje en vez de ir a la obra con pantalones de peto y zapatos de seguridad”.
Así que la Oficina de Empleo no solo trata de captar a chicos jóvenes. También se dirige de forma específica a mujeres que desean volver a trabajar después de haber pasado un tiempo dedicadas a la familia, y tiene en el punto de mira a trabajadores mayores que en otros lugares difícilmente encontrarían un empleo.
Por supuesto, el cercano aeropuerto de Múnich contribuye en buena medida a crear estas condiciones casi paradisíacas. Actualmente trabajan aquí casi 30.000 personas. Desde su inauguración en 1992, la cifra de empleados obligados a cotizar a la seguridad social en el distrito de Freising ha aumentado en más de un 80%. En el propio aeropuerto siempre se buscan comerciales para empresas de transporte, trabajadores de almacén, cocineros, despachadores de vuelos o personal de seguridad.
Mujeres, jóvenes y mayores, los empleados más buscados por la oficina de empleo
Karin Weber se siente orgullosa de poder decir que desde 1990 su oficina tiene, de media anual, la cuota de desempleados más positiva de todo el país, y de todo Baviera desde 1987. Además del “motor de empleo” que supone el aeropuerto, existen otros factores que explican este éxito y que ella valora mucho. Por ejemplo, la saludable mezcla de sectores de actividad que siempre ha habido en la región. Las 10 mayores empresas que dan empleo pertenecen a 10 sectores económicos diferentes. Y, con un total de casi 19.000 empleados, todavía trabaja el mismo número de personas en empresas con una plantilla de uno a nueve empleados que en las grandes empresas con más de 1.000 empleados.
Además, la región también se beneficia de su ubicación en el cinturón que rodea a la capital del land [región] con su oferta de puestos de trabajo. Las universidades asentadas en Freising, la Escuela Superior de Weihenstephan-Triesdorf y la Universidad Técnica de Múnich-Weihenstephan funcionan como empleadores incrementando el porcentaje de profesiones altamente cualificadas. Y la reestructuración tendente a la prestación de servicios ha progresado mucho en la circunscripción de la oficina de empleo: el 77% de los empleados obligados a cotizar a la seguridad social trabajan en este sector considerado como especialmente seguro frente a las situaciones de crisis.
No obstante, también existe la otra cara de la moneda. No todos los trabajos vinculados al aeropuerto están bien retribuidos. La directora de la Oficina de Empleo Karin Weber ve con seria preocupación cómo aumenta el número de trabajos mal remunerados. Porque, debido a la enorme afluencia de gente, la vida en la región se ha vuelto más cara. Solo en la ciudad de Freising, viven actualmente 45.199 personas, cuando en 1990 eran todavía 40.010. Y con la población, se disparan también los alquileres: precios de 10 a 12 euros por metro cuadrado no son una rareza en Freising. Además, el informe municipal de adjudicación de viviendas del año 2011 documenta que cada vez son más las personas que necesitan viviendas sociales, entre ellas también empleados que trabajan en el aeropuerto. El director de la oficina de asistencia social, Robert Zellner, ha constatado la existencia de salarios entre siete y ocho euros la hora: “En la mayoría de los casos eso no basta para alquilar un espacio donde vivir financiado privadamente“.
El auge sale caro a los municipios, que no consiguen financiación de infraestructuras para los nuevos habitantes
Este auge también le sale caro a los municipios, que no consiguen sacar adelante la financiación de infraestructuras para los nuevos habitantes: carreteras por las que puedan ir al trabajo, guarderías y escuelas para sus hijos, instalaciones de ocio, supermercados, una oferta cultural. Así, no es de extrañar que el distrito de Freising arrastre una montaña de deudas de 70 millones de euros. Por lo que respecta a la ciudad de Freising a finales de 2012 la deuda sumará un total 112 millones de euros.
Esto hace que en la región no se vean con buenos ojos los planes de expansión del aeropuerto y no solo debido a la enorme destrucción medioambiental y a la contaminación acústica que traerá consigo. De aquí a 2015 está previsto construir una tercera pista de despegue; la cifra de puestos de trabajo ascenderá a 41.000 en el año 2020. Pero eso no despierta el júbilo que cabría esperar en una oficina de empleo ante una noticia semejante. Porque, sin esa ampliación, la cifra de empleos en el aeropuerto también subiría –aunque de forma moderada– a 32.000 y los intermediadores laborales ya no son capaces de satisfacer la demanda de mano de obra, al menos no con personas que vivan en la región. Pero Tobias Eschenbacher, primer alcalde de Freising, deja bien claro por qué atraer más mano de obra a esta zona tampoco sería una solución: “Diez mil puestos de trabajo significan 25.000 personas más y eso nos plantearía unas exigencias en materia de infraestructuras que nos superan por completo”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.