Putin: “Rusia debe ser el líder y centro de atracción del continente euroasiático”
El presidente jura el cargo en medio de las protestas ciudadanas La Duma investirá mañana a Medvédev como primer ministro
Vladímir Putin ha jurado el cargo de presidente de Rusia por tercera vez en una solemne ceremonia en el Gran Palacio del Kremlin y ha relevado a Dmitri Medvédev, que ejerció cuatro años como jefe del Estado. Mientras tanto, la policía y las fuerzas antidisturbios con cascos, chalecos antibalas y porras disolvían a los ciudadanos que habían salido a las calles de Moscú luciendo cintas blancas,-- aunque no carteles--, para protestar así contra el retorno formal de Putin, de 59 años, a la jefatura del Estado. Las detenciones, cerca de 120 según fuentes policiales, se han producido en los bulevares (el primer anillo circular del centro de la capital) que son perpendiculares a la ruta seguida por la comitiva de Putin desde la Casa Blanca (la sede del gobierno) hasta el Kremlin (la sede de la presidencia).
El cortejo de vehículos oficiales ha avanzado por una ruta desierta que había sido previamente desalojada de presuntos ciudadanos desafectos. Las comisarías de policía de la capital trabajaron a todo ritmo, redactando actas, imponiendo multas y sanciones administrativas a los centenares de detenidos del domingo. El esplendor y el lujo de los salones de gala del Gran Palacio, donde Putin ha prestado juramento con su mano derecha sobre la constitución, contrastaba con las detenciones en la calle y este contraste ha sido mostrado por el canal privado Dozhd (Lluvia), que ha realizado su cobertura informativa en una pantalla dividida en dos escenarios paralelos. Mientras tanto, seis cadenas de televisión estatales han transmitido simultáneamente la ceremonia inaugural, un espectáculo ecléctico inspirado en el pasado imperial ruso, al que han sido invitados personajes establecidos del mundo de la cultura, el deporte y la política, y algunos extranjeros amigos de Putin, como el ex jefe del Gobierno italiano Silvio Berlusconi. La jefa de protocolo del Kremlin es esposa de Alexéi Miller, el jefe del consejo de administración Gazprom, el monopolio exportador del gas ruso.
Gracias a una enmienda constitucional presentada por Medvédev, Putin, que fue presidente de 2000 a 2008 en dos mandatos de cuatro años, recibe ahora el cargo para un periodo de 6 años. Al veterano político le esperan retos como unas clases medias que piden democratización y protagonismo y una economía basada en las materias primas que necesita diversificarse para incrementar su margen de crecimiento (cerca de un 4% previsto para este año, lo que es un porcentaje elevado en comparación con la UE, pero insuficiente para las necesidades de la modernización rusa). Putin deberá afrontar también los crónicos problemas del norte del Cáucaso, donde los enfrentamientos entre policía y bandas armadas suponen una constante sangría de vidas humanas.
Putin ha jurado “respetar y proteger los derechos y las libertades de las personas y de los ciudadanos”, “defender la soberanía, independencia, seguridad e integridad del Estado, y servir fielmente al pueblo”. En una breve alocución, ha dicho que Rusia inicia una nueva etapa de “desarrollo nacional” con “tareas de otro nivel, de otra calidad y envergadura”. “Los próximos años serán decisivos para el destino de Rusia en las próximas décadas”, ha afirmado. Según él, el futuro de los rusos y del Estado depende, entre otras cosas, de la “perseverancia para desarrollar los grandes espacios rusos desde el Báltico al Pacífico” y también de “nuestra capacidad de ser líderes y centro de atracción para todo el continente euroasiático”. Para lograr esos fines, Putin ha recomendado unidad, “fortalecimiento de la democracia rusa”, “ampliación de la participación de los ciudadanos en la dirección del país” y apoyo en “las tradiciones culturales y espirituales” de Rusia. “Queremos vivir y viviremos en una Rusia con éxito, a la que respeten en el mundo como un socio de confianza abierto, honrado y previsible”. “Estamos preparados para las pruebas y hazañas que nos aguardan. Rusia tiene una gran historia y un futuro no menos grande”, sentenció.
El presidente ha elogiado a Dimitri Medvédev, quien, según dijo, ha asegurado la “continuidad” y ha dado un “impulso a la modernización” del país. Ya desde hoy lunes ha presentado la candidatura de Medvédev a la jefatura de Gobierno para que sea aprobada por la Duma Estatal (la cámara baja del parlamento) el mismo martes. En el breve tránsito de Medvédev de un cargo a otro, ocupa interinamente la jefatura de Gobierno Víctor Zubkov, un peterburgués suegro del ministro de Defensa, que ya fue primer ministro.
Al despedirse de la presidencia, Medvédev ha recomendado “continuidad” para el progreso de Rusia, ha dicho haber trabajado “de forma abierta y honrada” y ha loado su propia gestión. Medvédev dijo haber logrado “la amplia participación de los ciudadanos en la vida política” y afirmó que el Estado no puede ser eficaz sin comunicarse con la sociedad.
Tras la jura del cargo, Putin, a quien Medvédev y los altos cargos de las fuerzas militares estratégicas entregaron el maletín nuclear, ha contemplado el desfile del regimiento del Kremlin en uniforme de gala en la plaza de las tres catedrales. Después, ha recibido la bendición del patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, Kiril, en la catedral de la Ascensión junto con su esposa Liudmila, que había seguido la ceremonia junto a la de Medvédev, Svetlana, y la viuda de Boris Yeltsin, Naína.
A la toma de posesión asistían 3.000 invitados y en el banquete que siguió se ha servido un menú que debía marcar la solemnidad del evento, ser suficientemente abundante y basarse en la gastronomía rusa, según las condiciones del concurso público por el que ha sido adjudicado. Ya hoy lunes, Putin ha aprobado sus primeros decretos como presidente, a saber, disposiciones de carácter populista dirigidas a grupos sociales vulnerables, entre ellos subidas de sueldos, bajadas de nivel de intereses de las hipotecas. También ha ordenado poner en marcha un nuevo sistema de análisis de planificación estratégica para contrarrestar la amenaza de seguridad nacional para los próximos 30-50 años.
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