La antipolítica crece en Italia
El cómico Beppe Grillo aglutina al 8% del electorado en 101 “listas cívicas”
La antipolítica se alimenta de la política en descomposición, y en Italia se está dando un festín. Hasta el punto de que un cómico reciclado en bloguero, Beppe Grillo, se está convirtiendo en el centro de la atención política y mediática. Su “no partido”, el Movimiento 5 Estrellas, patrocina ya 101 “listas cívicas” con posibilidades de obtener representación en las elecciones administrativas del próximo domingo 6 de mayo. Si en octubre de 2011 un 3,2% del electorado estaba dispuesto a votarlo, ahora su nivel de apoyo ya alcanza el 8% y sube cada día.
Sus arengas públicas, que denuncian la corrupción generalizada y la falta de transparencia de “la casta” —la clase política italiana—, han llegado a provocar la reacción del presidente de la República, Giorgio Napolitano. En la línea del fuera de juego institucional, Napolitano quiere conjurar el peligro que para la política tradicional representa Grillo: “Los partidos no son el reino del mal. No hay que dar aliento al demagogo de turno”.
Algo tarde. El demagogo de turno adquiere su fuerza en la debilidad de los partidos tradicionales. Y la política italiana está enferma, muy enferma. Silvio Berlusconi, el último presidente elegido democráticamente, fue apartado por Europa y los mercados después de dejar al país en la ruina económica y moral. Su partido, el Pueblo de la Libertad (PDL), y el que lo sostenía en el Gobierno, la Liga Norte de Umberto Bossi, se desintegran en un mar de asuntos turbios y corrupción. Pero hay algo todavía peor. Los ciudadanos están descubriendo que la oposición, que durante años circunscribió su labor política a la crítica a Berlusconi, cojea de la misma pata: falta de transparencia en su financiación, sueldos dobles, privilegios absurdos, corrupción… Para completar el paisaje, las duras medidas de ajuste puestas en marcha por el jefe del Gobierno tecnócrata, Mario Monti, no dan sus frutos. Beppe Grillo ya lo llama en su blog “Rigor Montis” y lo acusa de ser cómplice de la financiación ilegal de los partidos. “La crisis es peor que la Mafia, que al menos no estrangula a sus víctimas”, dijo el domingo en Palermo.
La consecuencia es que, sobre todo en el norte de Italia, aprovechando la descomposición de la Liga —envuelta en un tragicómico caso de corrupción en el que sus dirigentes invertían el dinero del partido en magia negra, diamantes y lingotes de oro—, el “no partido” de Grillo tiene muchas posibilidades de dar un vuelco en los consejos provinciales y las alcaldías. Sus candidatos son más jóvenes que los de los partidos tradicionales —38 años de media—, no hay ninguno que sea profesional de la política y abundan los profesores, los ingenieros, los informáticos, los estudiantes… Su programa, aunque sin mucha concreción, pide la transparencia total de los dineros públicos, el uso sin más demora de las energías renovables, un máximo de dos mandatos en el poder… Sus mítines cada vez convocan a más gente. No hay día que el cómico Grillo, para bien o para mal, no aparezca en los periódicos. En la primera página de La Repubblica, su fundador, Eugenio Scalfari, advierte sobre el fenómeno: “La onda de la antipolítica se está agrandando y proviene de la derecha, de la izquierda y también de las profundidades de la sociedad…”.
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