El candidato Peña Nieto, criticado por rechazar debatir en foros no oficiales

A punto de cumplirse el primer mes de los tres que durará la campaña presidencial mexicana, Enrique Peña Nieto, candidato del Partido Revolucionario Institucional y primero en todas las encuestas, es el protagonista de una controversia por su negativa a ir a debates que no sean los dos que están contemplados en la ley electoral.

Los debates presidenciales en México comenzaron en la elección de 1994, cuando el PRI solía controlar todas las variables, sobre todo la que limitaba el acceso de los opositores a la televisión, el medio masivo por excelencia en este país. El triunfo del panista Vicente Fox en el año 2000 no se entendería sin su avasallante desempeño en el debate de aquella elección. Y en 2006, confiado en su ventaja en las encuestas, el candidato que a la postre perdería, Andrés Manuel López Obrador, se dio el lujo de no asistir al primero de los dos encuentros organizado por la autoridad electoral.

El primero de los dos debates de la actual elección será la noche del domingo 6 de mayo. Pero desde mucho antes de esa fecha al menos dos medios de comunicación han invitado a los candidatos a confrontarse, y ha sido la negativa de Peña Nieto la que ha frustrado esa posibilidad. Aunado a ello, el príista ha declinado las invitaciones de al menos tres importantes universidades privadas (ITAM, Tec de Monterrey e Iberoamericana) a comparecer ante su estudiantado.

“El priísta se está ganando la fama de ser incapaz de acudir a escenarios en los que no controla el guión, ni puede echar mano de sus ángeles de la guarda: el teleprompter y el pinganillo”, publicó el jueves Templo Mayor, la influyente columna del diario Reforma, resumiendo la frustración de parte de la opinión pública ante la actitud de Peña Nieto, cuya negativa también ha sido criticada por López Obrador, de nuevo candidato de la izquierda, Josefina Vázquez Mota, candidata del Partido Acción Nacional, y Gabriel Quadri, del Partido Nueva Alianza.

“Les digo a mis adversarios que claro que voy a estar presente en el debate, voy a debatir, voy a defender el proyecto de cambio para México”, ha dicho el miércoles Peña Nieto, durante una gira proselitista en Tabasco (Golfo de México). El candidato puntero se refiere al encuentro que organizará el Instituto Federal Electoral el 6 de mayo, cuyo formato sin embargo ha sido criticado por su rigidez.

El encuentro de esa noche someterá a los candidatos a preguntas en cuatro materias: Economía y empleo, Seguridad y justicia, Desarrollo Social y Desarrollo Sustentable. De un ánfora con 200 preguntas se sacará una y el candidato en turno expondrá una respuesta de dos minutos. Durante 90 segundos sus contrincantes podrán replicar esa respuesta o exponer su propio punto de vista al respecto de la cuestión específica; finalmente, el candidato que respondió primero tendrá otros 90 segundos para contrarreplicar.

El equipo del priísta asegura que su candidato sí irá a la universidad Iberoamericana y agrega que “Peña va a estar en los dos debates del IFE, son los que se tienen contemplados, los que marca la ley, y los que se deben de tener”, dijo a EL PAÍS Aurelio Nuño, coordinador de difusión de la campaña, quien descarta que las críticas por la ausencia en otros debates representen para ellos una presión.

“Algunas actitudes de los priístas nos hacen pensar que en efecto hay temor a debatir, a asistir a situaciones no controladas. A nosotros incluso nos gustaría que hubiera un tercer debate solo entre los dos primeros”, dijo por su parte Rogelio Carbajal, representante del PAN ante el IFE.

Es natural que el cabeza de una competición busque exponerse lo menos posible durante la campaña, más aún si de cara a la cita del primero de julio a ese candidato le corresponderán el 45 por ciento de todos los spots que se emitan en radio y televisión al tiempo de que las encuestas le dan una ventaja de entre 9 y 30 puntos sobre el segundo contendiente.